lunes, noviembre 03, 2014

De la Kubichelandia Real: Emilio Ichikawa » El amarre desde la “sociedad civil” a la empresa privada

La pequeña empresa privada en Cuba, in statu nascendi, lleva todos los previsibles  amarres que desde junio de 1995, por legislación, le impone la Oficina Nacional de la Administración Tributaria (ONAT).
Como ya hemos hablado en otro momento, la condición ideológica de “izquierda” o “derecha” en el espectro cubano no depende de que  se sea “castrista” o “anticastrista”, buena o mala gente, sino del planteamiento de la escala de gravámenes. En esto el actual Ministro de Economía Marino Murillo fue transparentemente socialista, de izquierda: La empresa estatal paga menos impuestos que las cooperativas, y las cooperativas menos que los negocios privados.  
Además de lo anterior, la pequeña empresa privada en Cuba se ve compulsada a mantener buenas relaciones con la clase política local. Aquí lo peculiar cubano no radica en pretender esa concordia, verificable en cualquier sistema, sino en el tipo de autoridad específica de que se trata.
La iniciativa de un “cuentapropista” cubano por estar en buenos términos con agentes de la PNR, el DTI o el CDR, con los secretarios del Partido Comunista a varios niveles y hasta con la prensa, no siempre obedece al deseo de las autoridades de tenerlo todo bajo control; frecuentemente son los propios empresarios quienes dan el primer paso.
En los desfiles del 1ro de Mayo en la Plaza de la Revolución pueden verse representantes de empresas y pequeños negocios desfilando con carteles que les identifican. Y varios de ellos han presentado proyectos para insertarse en la campaña por la liberación de Los Cinco.
Además de estos gestos generales, el ejemplo que me parece de libro de texto tiene que ver con los “trabajadores no estatales” o pequeños empresarios privados de la provincia Las Tunas, especializados en la renta inmobiliaria o el alojamiento.
En el caso del municipio cabecera (capital provincial) estos empresario comprendieron, primero, la “conveniencia” de organizarse en sindicatos y protegerse bajo el manto de la oficialista Central de Trabajadores de Cuba (CTC). Cortejar a las autoridades comunistas es también un modo de hacerse con una ventaja en la competencia económica.
Si bien por un lado el gobierno cubano puede celebrar esa práctica porque viabiliza el ejercicio del control; desde la lógica del sindicalizado significa tratar de estar a bien en un “giro” que supone capítulos tan delicados como el placer y el trato con extranjeros.
Mario Rodríguez Miranda, líder de una de esas secciones sindicales creadas en Las Tunas, con más de 119 afiliados, declaró para un artículo titulado “Sindicato: Un nuevo inquilino”, aparecido el 3 de julio (2014) en el Periódico 26 de la citada provincia: “Una de las ventajas del sindicato es que hoy los arrendadores gozan de prestigio, se ha ido cambiando la imagen que tenían. Nosotros hemos tenido acceso a todas las instancias del Estado. Yo fui invitado personalmente en el 2012 al sexto pleno de la CTC y en varias ocasiones hemos intercambiado con el Primer Secretario del Partido y se han eliminado conflictos con Vivienda e Inmigración. En enero de cada año pagamos todas las cuotas sindicales y el día de haber y el Primero de Mayo desfilamos junto al bloque de los trabajadores no estatales. Además, realizamos tareas de beneficio social con la celebración de cumpleaños y 15 en la Casa para Niños sin Amparo Familiar y la donación de juguetes a los menores ingresados en el Hospital Pediátrico”.
Como decía, también las autoridades socialistas estarían interesadas en esta integración del naciente capitalismo. Para poner bajo control a los individuos, el Estado en general, y el Estado cubano en particular, no dispone solo de mecanismos coercitivos explícitos sino de “suaves” lazos segregados desde la misma “sociedad civil”.
Además de la ONAT, la estructura social cubana dispone de un sistema de organizaciones y asociaciones que como parte de un proceso de apariencia natural están amarrando a la pequeña empresa al mismo “régimen / sistema” del que estaba previsto se desgajaran. Esto también puede observarse en el caso de los ornitólogos y los dueños de gimnasios.
Entre los negocios por cuenta propia o “empleos no estatales” la legislación cubana reconoce al “Criador vendedor de animales afectivos” y al “Cuidador de animales”.
Entre esas categorías (y otras afines) emerge un grupo muy singular que son los criadores de aves, los ornitólogos. Estos trabajadores, al organizarse en cooperativas, tienen la ventaja legal de poder establecer relaciones económicas con entidades extranjeras.
En octubre de 2013, según un artículo del periodista Ricardo González del Río aparecido en Vanguardia, en la provincia Villa Clara existía una de las 17 cooperativas ornitologías con aprobación para salir al mercado exterior.
Aún así, es un avance en la libertad de empresa y comercio que hay que monitorear ya que adjunta el lastre del control central. Como dice el periodista González del Río, existe una representación nacional encargada de la comercialización de las aves en Cuba y su exportación… las asociaciones tienen prohibido el expendio de ejemplares de manera directa y debían realizarlo a través de CUBAEXPORT”. ¿Estos controles tienen que hacerlo instituciones “represivas” del Estado socialista cubano? Por supuesto que no, y ahí es donde radica la “naturalidad” del proceso.
En este punto del desarrollo de la empresa privada emerge desde la “sociedad civil” la Asociación Nacional Ornitológica de Cuba; que por demás tiene una sección de Relaciones Internacionales, uno de cuyos especialistas es el Sr. José Ravelo Berovides.
Para interferir en el libre desarrollo empresarial vinculado a la crianza, cuidado y comercialización de aves, al Estado cubano le basta con apelar, por ejemplo, a la definición “técnica” (¿científica? ¿académica?) de la Asociación Nacional Ornitológica de Cuba de lo que es un ave invasora, endémica o en peligro de extensión. No hay que apresar ni juzgar a nadie para quebrarle el negocio.
En el caso de la proliferación de gimnasios particulares ocurre otro tanto. Los dueños de gimnasios no solo tienen que estar vinculados a la ONAT, sino además estar “debidamente capacitados”. ¿Qué organismo estaría encargándose de avalar o no la “capacitación” de esos empresarios? Pues el Instituto Nacional de Deporte y Recreación de Cuba (INDER), una de las instituciones llamadas a constituirse (como la Seguridad del Estado y Havanatur) en una de las más modernas-capitalistas a la vez que una de las más controladoras.
En declaraciones a Radio Rebelde, Carlos Fernando Rubio Gainza, Director (en funciones) del INDER en La Habana, dijo: “El INDER como órgano metodológico su responsabilidad fundamental estaría en la asesoría y en la preparación metodológica a todas aquellas personas que de alguna manera u otra han sido autorizadas por la ONAT a tener su licencia y operar un gimnasio particular”. (Más en Radio Rebelde, Cuba)
Varios compatriotas están obsedidos por dotar a la isla de una nueva Constitución, elecciones libres y muchos Partidos. En lo personal me da lo mismo todo esto ya que no pienso votar en la Cuba futura (si la hay); ni le voy a dar importancia a una Constitución (ni vieja ni nueva) en un mundo donde los poderes constituidos rebasan a los poderes constituyentes; ni voy a afiliarme a ningún Partido. La clave de la convivencia está, en lo que el cubano mismo ha mostrado, en dos puntos:
1-el respeto a las libertades individuales (frente al Estado y el colectivo) y
2-la protección de las minorías; ya que el ejercicio del poder por los cubanos que están en ventaja siempre es despótico; da lo mismo que se ejerza en Internet, en una organización anticastrista en Miami o en  un centro laboral en La Habana.
-IMAGEN: De Reynaldo López Peña para el artículo “Sindicato: Un nuevo inquilino” de Antonio Raúl Oliva Leyva en el tunero Periódico 26

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