Cada vez que Raúl Castro o alguno de sus súbditos dice algo —sin
decir a las claras, como suelen hacer los castristas— de lo cual se
infiere —solo se infiere— que podría venir algún bienestar para el
cautivo pueblo de Cuba, hay alborozo sobre todo entre los que viven en
la Isla, los más sufridos.
Esto ha ocurrido con constancia, principalmente en los últimos 21 años.
Y
luego, nada, al diablo las esperanzas, “continuaremos por la ruta de
nuestro glorioso socialismo”, resistan, ya estamos llegando a la meta de
nuestra histórica carrera, si bien un poquito larga, de 55 años. Y
vamos a continuar con nuestra maratón, compañeros: continuamos,
continuamos, ahora se trata de “perfeccionar nuestro socialismo”.
Necesitamos un poquito más de tiempo, unos añitos, unas decaditas más
tal vez.
Es decir, siempre, siempre, no más que fuegos fatuos.
Mientras
ellos, los castristas, se hallen en el poder, olvídenlo, no saldremos
del mismo “pa´tras” y “pa´lante”, del mismo “sí, pero no” que iniciara
Fidel Castro en 1990 con el único propósito, del que hoy se hace eco su
hermano Raúl, dictador heredero, de mantenerse en el poder. Entre ambos,
han logrado alargar la agonía de un sistema político, y de paso la de
una población, por 24 años; esto debe ser un récord.
En una entrevista publicada en el izquierdista diario mexicano La Jornada el pasado 21 de noviembre, bajo el título “Cuba no se está proponiendo un socialismo de mercado“, José Luis Rodríguez, exministro de economía de la dictadura de 1995 a 2009, nos lo deja claro: el vía crucis continuará.
Rodríguez,
hoy asesor en La Habana del Centro de Investigaciones de la Economía
Mundial (CIEM), —no se guíen por nombre tan pomposo, que no es tan
“Mundial” en efecto, es más bien un “organismito” con nombre ampuloso—,
nos da a conocer en una respuesta a la entrevistadora, la periodista
cubana Rosa Miriam Elizalde, también oficialista y por tanto portadora
de planteos azogados, valga la redundancia, que “Por un lado se ha
querido enfatizar que todos los cambios que se están proponiendo suponen
la actualización de un modelo socialista, que se ha calificado también
como socialismo posible. Por otra parte, se ha querido tomar distancia
de las reformas —que a nombre de supuestamente perfeccionar el
socialismo— llevaron a su desaparición en Europa”.
Este párrafo forma parte de la respuesta de Rodríguez a la pregunta: “¿Hacia dónde va Cuba?”
“La
actualización de un modelo socialista”, dice él, no “del” modelo
socialista. Es decir, debemos entender que es la actualización de un
modelo socialista único, cubano, tropical, pachanguero, y “posible”;
aunque, claro, para saber si es “posible” —como todo lo que no se sabe
aún si es posible—hay que intentarlo. Y eso lleva tiempo, muchachos.
Y
“se ha querido tomar distancia de las reformas —que a nombre de
supuestamente perfeccionar el socialismo— llevaron a su desaparición en
Europa”, aclara el exministro. O sea, las reformas que establecieron en
su momento, erróneamente, los mandos políticos del otrora campo
socialista de Europa “llevaron a la desaparición [del socialismo] en
Europa”.
Lo que me llama la atención es que aquellos pueblos le
dieron la bienvenida a dichas reformas y, luego que estas provocaron la
desaparición del comunismo, no se sabe de pueblos enteros, o de aun una
sola persona, que salieran a reclamarle a sus errados gobiernos: “Oigan,
se equivocaron, deseamos de nuevo el comunismo, pero rápido, por
favor”. Al contrario, los habitantes de aquellos países europeos
estuvieron celebrando la desaparición del sistema por muchos días. En
ciertas regiones de Rusia, por ejemplo, se sabe que el vodka se agotó
casi de inmediato y el coñac y los vinos en Polonia, por ejemplo,
alcanzaron las mayores ventas en la historia del país.
Uno no entiende.
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