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El
inobjetable triunfo del estilista campeón fue reconocido por los
jurados en las tarjetas con números elocuentes, tres coincidentes
120-108.
La velada se realizó en el Foxwoods Resort Casino de Mashantucket, en Connecticut, Estados Unidos.
Se
trató de la segunda oportunidad mundialista para el radicado en
Florencio Varela, dado que en 2010 perdió ante Chris John, en Indonesia,
en un combate en el que estuvo en juego el cetro pluma AMB.
La
mano izquierda del cubano trazó dibujos elegantes, frecuentes, precisos
y efectivos, por lo que en todo momento quedó claro la enorme
superioridad del monarca respecto a un retador que sí expuso sobre el
cuadrilátero un elogiable amor propio, pero aún con esa virtud el sueño
le quedó demasiado grande.
Tal como dejan en evidencia los cómputos, el invicto Barthelemy ganó los
doce rounds y eso ocurrió porque mostró sobre el ring en todo momento
la distancia existente en cuanto a jerarquías.
El
dueño del cinturón fue el dominador de la contienda desde todo punto de
vista, ya que golpeó con constancia y variedad de recursos, más allá de
que se trata de un pugilista técnico, pulcro, fino.
El
mérito de Saucedo consistió en su voluntad férrea, en su orgullo y en
su dignidad, pero la hazaña deportiva, por más que la buscó con
perseverancia, en la noche de Connecticut jamás apareció a su alcance.
El
imbatido residente en Miami, de 28 años, pasó a tener un récord
compuesto por 21 triunfos, 12 de ellos por la vía rápida, y una pelea
sin decisión.
El Vasco, a los 32 años, acumuló 52 contiendas ganadas, ocho de ellas por nocaut, seis perdidas y tres empatadas.
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