Hoy no sé por qué pensé en mi padre al despertar. Pensé qué bien mi
padre enterrado en Miami y no en esa isla espeluznante. Imaginen mis
despertares si mi pobre padre estuviera enterrado en esa isla
espeluznante, qué tristes despertares serían. Lo de la tierra patria y
lo del lugar donde uno nació es una estafa y un fraude como no me canso
de decir y una manifiesta forma de imbecilidad tribal. Cuando alguien te
hable en nombre de tu Patria y de tu Pueblo ya puedes ir haciendo las
maletas porque si de algo puedes estar seguro es de que ese hijo de puta
tiene planes siniestros que te incluyen y que dentro de poco ese
patriota será rico o más rico y poderoso o más poderoso y tú serás menos
libre más esclavo y posiblemente estés además en la cárcel o muerto.
Hay que huir lo más lejos posible del lugar donde uno tuvo la
desgracia de nacer esa es la única actitud sensata y, naturalmente,
nunca regresar. Ni muerto. Hay que dejar un testamento (como el mío)
donde se estipule de manera muy clara que las cenizas o restos o lo que
sea deben ser lanzadas en cualquier rincón o basurero siempre que sea un
rincón o basurero remoto, muy remoto respecto al lugar de nacimiento lo
más alejado posible del llamado “lugar natal” y que esto, ha de
advertirse, conviene que sea respetado porque como uno conoce a los
seres humanos ha dejado una cantidad sustancial para pagar a un asesino
que se encargará de ejecutar sin piedad a quien viole esos deseos,
nítidamente expresados en el testamento, de que las cenizas o restos se
depositen al menos a diez mil kilómetros de distancia del lugar donde
uno nació.
Diez mil kilómetros de distancia es lo que considero una distancia mínimamente sanitaria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario