Venezuela es el segundo país de la región que menos respeta
los derechos individuales, según el Índice de Progreso Social 2014,
elaborado por la asociación Social Progress Imperative, que reúne a
investigadores de Harvard Business School, Massachusetts Institute of
Technology, Oxford University y The Economist, entre otras
instituciones.
El IPS –que evalúa a 22 países en América Latina y
132 en total– determina el respeto a los derechos individuales evaluando
aspectos como derechos políticos, libertad de expresión, libertad de
asociación, libertad de movimiento y propiedad privada.
Venezuela
quedó en la posición 21 de la región (sólo por delante de Cuba) y 100
del mundo (entre países como Burundi, Kuwait, Chad y Pakistán) en
derechos individuales porque obtuvo una puntuación de 36,49, en una
escala que va de 0 a 100.
Los responsables del índice destacan que
el mínimo y el máximo de la escala surgen luego de identificar el peor y
el mejor desempeño de un país en cada indicador durante los últimos 10
años. “Esto permite que las puntuaciones sean más realistas que al usar
medidas abstractas”, dicen en su página web.
Venezuela también
sacó un mal resultado en materia de seguridad personal, para la cual se
toman en cuenta aspectos como la tasa de homicidios, la violencia
criminal, la percepción de criminalidad, la violencia política y las
muertes en accidentes de tránsito.
El país obtuvo 27,55 puntos, la
calificación más baja en América Latina y la tercera peor en el ámbito
global, sólo por encima de Irak y Nigeria. Incluso estuvo por debajo de
naciones que atraviesan conflictos armados como la República
Centroafricana.
El IPS muestra que los avances sociales que el
chavismo suele promocionar para responder a sus críticos no han logrado
colocar a Venezuela en una posición ventajosa: el país obtuvo 63,78
puntos, para ubicarse en el lugar 67 del mundo y 14 de la región.
De Europa a África
El
Índice de Progreso Social, creado en 2013 con la meta de que sirva de
guía para la elaboración de políticas públicas (el gobierno de Paraguay
firmó un acuerdo para tal fin), evalúa tres áreas: necesidades humanas
básicas, fundamentos del bienestar y oportunidades.
La primera
toma en cuenta la capacidad para proveer alimentación suficiente (a
través de indicadores como desnutrición), atención médica básica (tasa
de mortalidad materna e infantil, muertes por enfermedades infecciosas),
acceso a agua potable e instalaciones de saneamiento, vivienda con
servicios públicos y seguridad personal.
Entre los fundamentos del
bienestar están acceso al conocimiento básico (alfabetismo, matrícula
de educación primaria y secundaria), acceso a comunicación e información
(suscriptores de telefonía celular, usuarios de Internet, libertad de
prensa), salud y bienestar (esperanza de vida, obesidad, suicidios) y
sostenibilidad del ecosistema.
En las oportunidades se incluye
libertad personal para elegir, tolerancia e inclusión (trato a mujeres,
inmigrantes, homosexuales, minorías), acceso a educación avanzada
(técnica superior y universitaria) y derechos individuales.
Nueva
Zelanda obtuvo la mayor puntuación en la edición 2014 gracias a que es
el país con más oportunidades. Suiza, que encabezó los fundamentos del
bienestar, e Islandia ocuparon la segunda y la tercera posición del
índice.
Las tres calificaciones más bajas fueron para Burundi,
República Centroafricana y Chad, siendo este último el más deficiente en
necesidades humanas básicas, Djibouti el peor evaluado en fundamentos
del bienestar y Yemen el país con menos oportunidades.
Pocas oportunidades
El
mejor resultado de Venezuela fue en fundamentos del bienestar, con
75,02 puntos, para colocarse en el lugar 7 de América Latina y 40 del
mundo. Aunque en acceso al conocimiento estuvo por debajo de países con
ingreso per cápita similar (Argentina, Brasil, Irán, México, Rumania,
Serbia, Sudáfrica, Turquía, entre otros).
En necesidades humanas
básicas Venezuela obtuvo 65,47 puntos –18 en la región y 85 en el
planeta– porque los resultados relativamente buenos en nutrición,
atención médica básica y agua potable fueron contrarrestados por las
calificaciones deficientes en acceso a vivienda y seguridad personal.
La
evaluación más baja fue en oportunidades. Los 50,86 puntos logrados en
esta área colocaron a Venezuela en el puesto 19 entre los países
latinoamericanos (sólo por encima de Honduras, Guatemala y Cuba) y 68
entre todas las naciones evaluadas.
La calificación de Venezuela
en oportunidades estuvo influenciada por los malos resultados en
derechos individuales y libertad personal para elegir, donde el país
figuró como el antepenúltimo de la región, sobre todo por los resultados
obtenidos en corrupción (el peor de América Latina y el séptimo peor
del planeta).
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