Por Iván Cañas
Santana |
La decisión de la agencia Associated Press (AP) de retirar siete
fotos de Fidel Castro que fueron presuntamente alteradas por los
Estudios Revolución antes de ser entregadas para su difusión
periodística, ha dejado en ridículo a la propaganda oficial cubana y, a
la vez, ha puesto en guardia a los medios internacionales ante una burda
maniobra de manipulación fotográfica.
Se trata de un escándalo de amplias implicaciones para la ya
erosionada credibilidad de las fuentes gubernamentales cubanas y sus
relaciones con la prensa extranjera acreditada en la isla, aunque
también pone la descubierto cierto desajuste en los vínculos internos de
los medios oficiales.
Las imágenes transmitidas por la AP y otras agencias a sus clientes en todo el mundo son un típico caso de tampering pictures
(manipulación de imágenes), identificado profesionalmente como una de
las mayores violaciones contra la ética periodística. Las alteraciones
detectadas por el momento tienen que ver con el auricular para la
sordera senil que padece Fidel Castro y que fue borrado en las imágenes
entregadas a la prensa internacional por los Estudios Revolución, uno de
los enclaves de servicio informativo sobre actividades gubernamentales
de alto nivel.
El escándalo estalló durante la II Cumbre de la CELAC celebrada en La
Habana, el pasado enero, a partir del contraste de las fotos del
encuentro de Fidel Castro con los presidentes Rafael Correa (Ecuador) y
Cristina Fernández de Kirchner (Argentina). Pero todo indica que los
retoques abarcaron otras fotos de los encuentros con mandatarios y
líderes políticos visitantes en la residencia de Punto Cero, registrados
por el fotógrafo Alex Castro, hijo del exgobernante.
Silencio absoluto
La AP retiró las imágenes y suspendió momentáneamente las
transmisiones de fotos de Fidel Castro, luego de comunicarlo a las
autoridades cubanas, que como suele suceder, han hecho silencio absoluto
sobre el asunto. Y ni hablar de que el tema haya siquiera aflorado en
la combativa prensa oficial.
La decisión de la AP implicará la revisión de más de 150 fotografías
de Fidel Castro que han sido entregadas en años recientes a la AP para
su distribución.
Lo curioso es que este fraude informático se ha perpetrado con las
imágenes del propio hijo de Fidel Castro, Alex Castro, quien se ha
encargado de tomar las imágenes del padre convaleciente a partir del
2006, y que ha montado exposiciones y publicado libros con ellas. Alex
Castro también ha sido el proveedor de las fotos del anciano líder para
el sitio digital Cubadebate, donde suelen aparecer sus fotografías incluso antes que en otros medios oficiales.
Y merece destacarse -para sumar elementos a la intriga- que Alex
Castro, una vez que la AP le pidió las fotos originales, accedió a
hacerlo y gracias a la comparacion de una imagen con la otra es que se
ha podido establecer la estafa informática. Cuando un representante de
la agencia le preguntó si sabía que sus fotos habían sido alteradas,
dijo que desconocía lo sucedido.
Solo quedan dos explicaciones para su conducta: o el fotógrafo es una
persona honesta y el retoque para “desparecer” el audífono fue hecho
sin contar con él, o su actifud le ha traído un halón de orejas por
parte del padre y su séquito de honor.
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