domingo, febrero 16, 2014

Espías cubanos todavía dependen de tecnología anticuada como la onda corta y clave Morse



No importa si usted no es un espía cubano. Usted podría recibir mensajes secretos enviados por La Habana a sus agentes en Miami, Washington y otras partes del mundo.
Cada semana, una estación de onda corta en Cuba transmite 97 mensajes codificados en tonos que parecen de fax. Un programa de computadora fácilmente disponible al público cambia los tonos en números, y entonces los espías cubanos decodifican los números en palabras.
Una segunda estación espía transmite 16 mensajes por semana en los puntos y rayas del código Morse, de 175 años de antigüedad, mensajes secretos para aquellos espías de La Habana de más edad o menos conocimientos tecnológicos.
Dieciséis años después de los arrestos en Miami de cinco espías cubanos que recibían sus órdenes secretas por transmisiones de onda corta, La Habana continúa usando un sistema que ha caído en desuso en el mundo del espionaje desde el fin de la Guerra Fría.
Hay muchas maneras más modernas y eficientes de comunicar secretos usando satélites, transmisiones por ráfagas, correos electrónicos únicos, etc., dijo Chris Simmons, oficial retirado de inteligencia del Pentágono especializado en asuntos cubanos.
“Pero estas transmisiones cubanas podrían ser para viejos espías, dinosaurios que llevan mucho tiempo escuchando (onda corta), agentes a largo plazo, que se sienten cómodos así y no quieren ni necesitan cambios”, añadió Simmons.
La estación cubana más ocupada en estos tiempos, y la única estación espía del mundo entero que usa los tonos de tipo fax, ha sido bautizada como HM01 por radioescuchas aficionados que tienen websites tales como Spooks List, Spynumbers, ShortwaveSchedule y Enigma2000.
La misma transmite de 11 a 14 mensajes por día, un total de 96 por semana, en el mismo horario cada semana pero usando una docena de frecuencias de onda corta, dijo Chris Smolinski, de 41 años, ingeniero informático de Maryland cuyo hobby es vigilar las estaciones espía.
Cada mensaje tiene casi siempre 150 grupos de cinco dígitos, de modo que los radioescuchas no pueden medir la verdadera longitud del texto, y algunas de las transmisiones de 10 minutos son falsas, diseñadas para encubrir el verdadero número de espías que las reciben.
Cualquiera puede conectar un receptor de radio a una computadora, donde el programa DIGTRX —usado por muchos radioaficionados para enviar y recibir textos largos— convierte los tonos en números. Los espías usan entonces programas secretos para convertir los números en texto.
“HM01 es un sistema ideal porque no hay que enseñárselo a nadie. La computadora hace todo el trabajo”, dijo Smolinski.
Para los agentes secretos menos prácticos con las computadoras está la estación M08a, la cual transmite 16 mensajes en clave Morse, creado para el telégrafo en 1836, en un horario semanal fijo y en muchas de las mismas frecuencias que HM01.
Smolinski afirma que la clave Morse es de hecho mucho más fácil de entender en condiciones atmosféricas difíciles que las transmisiones de voz. Simmons, quien jugó un papel central en el arresto en el 2001 de la analista del Pentágono y espía cubana Ana Belén Montes, dijo que eso “es probablemente algo que le gusta a los viejos espías”.
Walter Kendall Myers, de 76 años, funcionario retirado del Departamento de Estado, y su esposa Gwendolyn, ambos convictos en el 2009 de espiar para Cuba durante casi 30 años, recibían sus mensajes enviados desde La Habana en la clave Morse que Myers aprendió en las fuerzas armadas de EEUU.
Las transmisiones cubanas se hacen desde diferentes ubicaciones en la isla, y, aunque no hay modo de determinar cuántos verdaderos espías están escuchando, las mismas pueden dar pistas de sus ubicaciónes en sentido general.
Las frecuencias y recorridos de la estación espía cubana más activa en la década de 1990 indicó que estaba transmitiendo principalmente para dos áreas: la Florida, donde residían los cinco espías de La Habana convictos en el juicio del 2001; y un recorrido que comenzaba en Carolina del Norte, — sede de la 87 División de Infantería y varias unidades de Fuerzas Especiales — y cubría Washington y Nueva York, dijeron observadores.
Durante el apogeo de la Guerra Fría en los años setenta, hubo numerosas estaciones espía de onda corta conocidas como “estaciones numéricas” porque generalmente usaban bloques de números para transmitir mensajes cifrados, aunque algunas usaban música o tonos, dijo Smolinski.
Estados Unidos mantenia varias de las estaciones, y tambien la Unión Soviética, Alemania Oriental, Gran Bretaña, Israel, Francia y China. Pero muchas salieron del aire con el fin de la Guerra Fría y la llegada de nueva tecnología, y en la actualidad Cuba, Rusia, Vietnam y Corea del Norte son casi los únicos que usan las estaciones de onda corta cifrada, dijo Smolinski.
La estación numérica más famosa de Cuba, conocida como “Atención” debido a la frase inicial de la inexpresiva voz femenina que comenzaba sus transmisiones, salió del aire a fines del año pasado, dijo Smolinski.
Los cinco espías convictos en Miami entraban los números en un programa secreto de descifre en las computadoras de sus casas para leer los textos. El FBI se coló subrepticiamente en sus casas, copió el programa y estaba leyendo sus mensajes mucho antes de sus arrestos.
Montes, experta en Cuba de la Agencia de Inteligencia de la Defensa, recibía su órdenes de Atención en las transmisiones nocturnas de martes y jueves. Ella se declaró culpable de haber espiado para Cuba en el 2002 y está cumpliendo una condena de 25 años de cárcel.
La falta de todo acento o expresión en la voz de la emisora Atención fue explicado en diciembre por Jorge García Vázquez, cubano de Berlín que ha estado investigando los vínculos entre La Habana y STASI, el antiguo servicio de inteligencia de Alemania Oriental.
Una carta fechada el 10 de enero de 1977 en los archivos de STASI muestra que el mayor de la inteligencia cubana Eddy Herrera había pedido los equipos para una estación numérica que tuviera pregrabadas las palabras en español del uno al cero, “atención”, “hasta luego” y “fin”, reportó García Vázquez.
Smolinski afirma que él se ríe cuando habla de la emisora Atención porque era tristemente famosa como una de las estaciones espía más desorganizadas del mundo. Sus transmisiones a menudo salían tarde, su señal cambiaba erráticamente de frecuencia y un zumbido hacía ininteligibles los mensajes, dijo.
En una ocasión, la emisora transmitió por error parte de un programa regular de Radio Habana, algo impensable para una estación espía tratando de ocultar la identidad de su país. En otra transmisión, se pudo escuchar claramente un gallo cantando al fondo.
“Parece que ahí la mayor parte de las cosas no funcionan muy bien”, dijo riéndose.

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