sábado, febrero 01, 2014

La CELAC y un llamado a la oposición cubana

Darsi Ferret
Los países de la Unión Europea (UE), con vista a desmontar la Posición Común establecida desde 2006, que condiciona las relaciones con el régimen de los Castro a los avances que adopten en materia de derechos humanos y democracia, por estos días han llegado a un acuerdo para iniciar la negociación de un acuerdo bilateral con Cuba.
El secretario general de la OEA, José Miguel Inzulza, cumplimenta en La Habana una llamada “visita histórica”, donde fue invitado para asistir a la II Cumbre de la CELAC. Durante toda la etapa del castrismo ningún dirigente de ese ente regional había visitado oficialmente la isla. En sus declaraciones a la prensa, Inzulza aseguró que le alegraría ver a Cuba de vuelta en la organización hemisférica. También ha referido que acoge con entusiasmo los “cambios” producidos en la isla.
Otro invitado de honor a la II Cumbre de la CELAC en La Habana es Ban Ki-Moon, el secretario general de ONU. Con absoluta ausencia de críticas al régimen, no solo ha sostenido encuentros personales con Fidel y Raúl Catro, sino que hasta ha roto el protocolo sentándose en una peluquería de La Habana Vieja donde le cortaron el cabello.
Como es tradicional, en medio del aupamiento y la legitimación de la dictadura cubana, los gobernantes de América Latina participan tranquilamente en la Cumbre de la CELAC. Ninguno de estos personajes se ha querido dar ni por enterado de la ola represiva desatada contra los opositores que tenían planificada una Cumbre paralela para abordar asuntos como la democracia y el respeto a los derechos humanos.
El pueblo cubano está completamente solo en la lucha por recuperar su libertad. La oposición continúa fraccionada y, mientras algunos se dedican a marchar o gritar en las calles, y otros a publicar denuncias y enviar mensajes por Twitter, Facebook o a través de sus blogs, todo indica que seguirá sin capacidad de influir como agente de cambio, ignorada por la comunidad internacional.
Resulta imperioso escalar a una etapa superior en la que se echen a un lado las diferencias e intereses personales y la unidad estratégica de la oposición la convierta en protagonista de los cambios. Es la única manera de acabar con la complicidad internacional que hoy disfruta la dictadura de los Castro.

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