lunes, enero 27, 2014

Cuba: La desgarradora historia de un nino discapacitado

Cubanet

Alejandro, mama, maguina
LA HABANA, Cuba. – Alejandro Torrado Clemente tiene ahora 18 años. Pudo ser un adolescente normal pero la demora de 9 días de la cesaría programada, cambio su vida. El feto se defecó en el vientre materno  y broncoaspiró el líquido amniótico. Al nacer convulsionó durante cuatro días, soportó edemas cerebrales moderados y distres respiratorio.
El retraso del nacimiento fue justificado por la dirección del hospital materno América Arias (maternidad de Línea) por la rotura de las calderas del centro. La negligencia médica no otro responsable. La madre, Belkis Clavel González de 47 años, es enfermera pediatra, profesión que la ayuda a superar los obstáculos para mantener vivo a su hijo.
¨La responsabilidad ha sido solo mía con mi hijo en estos 18 años¨, declaro a Cubanet. El diagnostico de Alejandro es de Paralasis Cerebral Isquémica (PCI), padecimiento que lo convirtió en postrado crónico.
Poca ayuda del estado
La ayuda que Belkis recibe de la asistencia social del gobierno la mantiene en el desamparo. Una libra de pollo a la que se suma media en meses alternos y una bolsa de leche en polvo. Ella no calificó como ¨madre cuidadora¨ por su desvinculación laboral en el momento del embarazo. Alejandro recibe una pensión de 235 pesos. ¨Lo que me dan se me va en viandas y vegetales¨, señala Belkis.
La leche le provoca Alejandro problemas respiratorios, Belkis debe comprar en días alternos una bolsa de yogurt en 6 pesos. La abuela, Olga Clavel de 68 años, se retiró para ayudar mejor en la casa.¨Me jubile y tengo que seguir trabajando para mantenerlos¨, señala la anciana.
Belkis intento solicitar una licencia de cuentapropista pero le advirtieron que perdería la pensión otorgada a su hijo. Alejandro lleva cinco años con una traqueotomía quirúrgica debido a complicaciones respiratorias. Desde finales del 2013 el mayor temor de Belkis se hizo realidad. La aspiradora de succión que llevaba un año con el pedal de calamina partido, enmendado con bolsas de nailon, dejo de funcionar. La madre y la abuela aspiraron al enfermo con la boca hasta que el pasado día 13 emplazó a los funcionarios de EMSUME (Empresa Nacional de Suministros Médicos). El mismo día  fue sustituido el equipo.
Hasta entonces ENSUME manifestaba a la administración de la Policlínica local, encargados de proveer al enfermo los materiales médicos, la carencia del equipo. Desde octubre del pasado año, Belkis no recibe las 60 sondas y 4 cánulas que necesita Alejandro en el mes. En septiembre del mismo año la trabajadora social le entrego el último paquete de culeros desechables.
Falta de suministros
La doctora Sarinma, directora de la Policlínica Reina, declaro a Cubanet que existen dificultades con la numeración de cánulas indicadas al enfermo. Alego que el suministro de sondas había presentado problemas pero se espera la normalización este año.
Sin embargo confirmó que el pedido de estos materiales a ENSUME esperado los primeros días de enero, no había llegado. Explicó también que el suministro de culeros desechables es limitado en correspondencia con los demandantes que incluyen los ancianos de la localidad.
Agrego que una de las soluciones a la falta de estos suministros es mediante convenios con los hospitales pediátricos. Belkis también realiza convenios extraoficiales en los hospitales pediátricos de La Habana para resolver las cánulas y las sondas de aspiración para su hijo. ¨Tengo que estar de hospital en hospital pidiendo favores cuando me lo deben mandar por el Policlínico¨, plantea.
El derrumbe
En noviembre el derrumbe del edificio colindante en la calle Campanario, Centro Habana, afectó el techo de la casa de Belkis. Ella tuvo que ubicar a su hijo en una posición de la casa donde no se filtra cuando llueve. El mismo día del derrumbe funcionarios del gubernamentales aseguraron que enviarían una ambulancia para trasladarlos a un hospital materno.
¨Confié en la palabra del presidente del Consejo pero nadie ha venido a preocuparse. Todavía estoy esperando la ambulancia¨, manifiesta. Las ruinas del inmueble comenzaron a ser demolidas por una grúa  pero al segundo día se rompió.¨Todavía quedan tres pisos por caerse pegados a la pared de mi casa… Todos pueden correr pero yo tengo que cargar a mi hijo y buscar una persona para ayudarme con la aspiradora¨, señala.
La abuela de Alejandro entregó a la  Dirección Municipal de Vivienda (DMV) la documentación que la acreditaba como usufructuaria para solicitar un subsidio que le permitiera reparar la casa. Después de un año de infructuosas gestiones, otra gota de insensibilidad cae sobre la familia. La documentación se perdió en la burocracia de la DMV.

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