Por ello, leer el texto Sin prisa, pero sin pausa del periodista Juan Marrero, enciende otra vez la mecha. Y porque disiento en gran parte de sus criterios, me permito este post.
Sobre el tema de la prensa en Cuba, casualmente, Carlos Manuel Álvarez escribe esta semana en su columna de OnCuba:
Solo la costumbre -la pereza extendida- hace que veamos una situación menos grave de lo que en realidad es. Del último Congreso de la UPEC podemos rescatar tres breves. Díaz Canel en persona reconoció que el principal culpable de la mala gestión de los medios nacionales era el Partido, Raúl Garcés apuntó que “cualquier piedra en el camino será infinitamente menor que el precio a pagar por esperar otro medio siglo para tener una prensa que se parezca a nosotros mismos”, y Rosa Miriam Elizalde, en la presentación de los resultados iniciales de su Tesis de Doctorado, sintetizó algunos de los criterios fundamentales expuestos por los periodistas en sus asambleas de base. Uno de ellos dice que “la recuperación de las funciones de los medios (…) depende de la mayor participación de la sociedad en la toma de decisiones, y no al contrario; y esto se decide en el Sistema Político, no en el Sistema de Comunicación.”
Reconocer estas ideas –fundamentadas desde el ejercicio responsable de criterio del Primer Vicepresidente cubano y las investigaciones de dos excelentes académicos y periodistas– es, cuando más, una verdad a voces.
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