Al principio ante la tela pensé en pintar a Fidel Castro y al Che Guevara en plena acción revolucionaria (un sesentaynueve, se entiende). Miré los bocetos. Estuve en eso como diez minutos. Al final me decidí por el Che solo, en plan hasta la victoria siempre, una de las imbecilidades más apestosas que salieron del cerebro de letrina del Che. Bueno, el caso es que hice (estoy haciendo) el retrato del Che. Es una cosa en cierta manera horrible aunque pintado en tonos claros, mucho rosa, verde esmeralda, amarillo cadmio y un azul celeste de lo más bonito.
En el cuadro que va saliendo (120 × 120 cms) el Che es un ser chirriante y (creo) risible y claro está siniestro con su fusil al hombro, y, ¿de qué tiene la boca llena el Guerrillero Heroico? Pues de una gran polla negra como era de esperar. Esto no es malo todo lo contrario es muy agradable pero tratándose de un tipo tan macho supongo que no es la manera en que querría haber sido pintado.
Creo que de estar vivo y yo a su alcance el Che ordenaría mi fusilamiento inmediato y la destrucción del cuadro y eso es algo muy positivo según mi forma de ver.
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