se queda corto el articulista en mujeres e hijos.
---------------------------
FERNANDO MIÑANA
La vida sexual de Fidel Castro (Holguín, Cuba; 1926) ha sido exuberante. En la cama, el revolucionario ha sido hombre de gatillo fácil. La huella de tan frenética actividad es una ristra de hijos interminable. ¿Nueve¿ ¿Diez? ¿Once? Qué diablos, nadie lo sabe. Ante una cifra así, claro está, la variedad es tremenda: de un científico a una modelo o un camarógrafo. Aunque por encima del resto últimamente sobresale Antonio, un guaperas que hace unos días ganó un torneo de golf en Varadero.
Tony -apodado por los peor pensados 'El padrino', a raíz de sus negocios- parece encarnar la transición del régimen castrista al capitalismo en Cuba. Su éxito con la bolsa de los palos está cargado de simbolismo: los campos de golf se abandonaron en la isla en 1959, después de la Revolución, pero desde hace unos años Raúl Castro, el dirigente que heredó el poder cedido por su hermano Fidel, ha puesto en marcha varios proyectos para potenciar el turismo de lujo.
El hijo golfista, en realidad, es médico, pero el deporte -también es vicepresidente de la Federación Internacional de Béisbol- le tira más que la ortopedia. Antonio es el ojito derecho de Fidel, quizá porque ha heredado su líbido. Mujeriego empedernido, es uno de los más modernos del frondoso árbol genealógico de los Castro. Tiene cuenta de Twitter (@SotoDelValle), adora las marcas y los cigarros habanos. Antonio es uno de los cinco hijos que Fidel ha tenido con Delia Soto del Valle. Todos viven en Punto Cero, el perímetro reservado en La Habana para las 45 residencias del revolucionario.
En la Casa N.º 6 de Punto Cero -todas están numeradas- reside, cuando deja España, Mirta Díaz-Balart, la mujer que le presentó su hermano Rafael, en un colegio jesuita, en 1946, y que se convirtió en la primera esposa de Fidel Castro el 12 de octubre de 1948. El padre de Mirta costeó una lujosa luna de miel de tres meses en Nueva York. Las contradicciones siempre están presentes en la biografía del líder comunista: sus escapadas a Estados Unidos, su fascinación con las mujeres rubias y que hablan inglés, los coches sofisticados...
Diez meses después de aquel vuelo a Miami y posterior viaje en tren hasta Nueva York, nació el primogénito, único fruto de aquel matrimonio, Fidel Ángel Castro Díaz-Balart. Fidelito, el vivo retrato de su padre, se marchó a la Unión Soviética para estudiar -bajo el pseudónimo de José Raúl, para no ser identificado- en la Universidad de Lomonosov y el Instituto Kurchatov de Energía Atómica.
El ingeniero nuclear se casó con Olga Smirnova y tuvo dos hijos, Fidel Antonio y Mirta María, que estudiaron en España. Fidelito regresó a Cuba para convertirse en asesor científico del Consejo de Estado en materia nuclear. Se ha separado de Smirnova y se ha casado con una de las hijas de Luis Barreiro, antiguo jefe de la Inteligencia de Cuba.
Un Fidel desaforado
Fidel Castro salió desatado de su encarcelamiento en Isla de Pinos y durante esos años nacieron varios hijos bastardos. Algunas de sus amantes quedaron embarazadas, como Micaela Cardoso, madre de Francisca Pupo; María Laborde, con quien tuvo a Jorge Ángel Castro Laborde (padre de cuatro hijos, incluidos los trillizos que estudian en Valencia), o un bellezón llamado Natalia Revuelta, embarazada antes del exilio en Estados Unidos y México, y que daría a luz a Alina Fernández Revuelta, quien mantuvo el apellido del marido de su madre, el doctor Orlando Fernández, aunque el dictador la reconoció después de la revolución. Alina, exiliada en Nueva York, Atlanta y Madrid desde 1993, ha abrazado trabajos tan diversos como el de modelo de Le Maison o presentadora de un programa de radio y televisión en Miami.
El Comandante conoció a Dalia Soto del Valle -su actual pareja-, una maestra de escuela, en 1961. Se unieron en un matrimonio civil en 1980 después de haber tenido a sus cinco hijos, los únicos que Dalia, como una leona agresiva, permite entrar en su residencia en Punto Cero. Los cinco llevan el sello de los hijos reconocidos, la letra A: Alexis, Alexander, Antonio, Alejandro y Ángel. Aunque a uno de los bastardos que no aceptó estuvo a punto de colgarle su obsesión por Alejandro Magno -el propio Fidel, de segundo nombre Hipólito, se lo cambió por Fidel Alejandro en cuanto cumplió los 18-, pero finalmente se llamó Ciro. Los tres pequeños estudiaron en un colegio creado adrede para ellos: el centro educativo Victoria del Socialismo. Y, ya en secundaria, los cinco pasaron por el prestigioso Instituto Preuniversitario Vocacional Vladimir Ilich Lenin. Después volvieron a coincidir, pero aquello ya fue, allá en los 90, en las discotecas de La Habana.
LOS CASTRO
No hay comentarios:
Publicar un comentario