Por Andrés Pascual
Después de "estirar y encoger" la lengua sin grandes ofensas personales, el cubano Guillermo Rigondeaux y el filipino Nonito Donaire decidieron pactar la tregua hasta el sábado, cuando tengan que caerse a leña de verdad en el Radio City neoyorquino ¿Estrategia de esquinas? No, por la coincidencia de ambos la medida es promotoril.
Rigondeaux dijo que una victoria le resultaría superior a los 2 campeonatos olímpicos que obtuvo. A propósito, la mayoría de la gente que conoce de boxeo, de sus interioridades, no acaba de entender por qué le arrastran esos triunfos inútiles como profesional y más cuando es campeón mundial de una versión, eso no lo ayuda, porque hay una parte importante de público, a los que no acaba de convencer, que conocen de pugilismo y reaccionan airados cada vez que se machaca el éxito en un circuito de baja calidad técnica y de poca y pobre oposición.
Ni el boxeador ni la prensa que lo ensalza ni los cubanos de nueva edición acaban de entender que, entre atletas rentados ni FU ni FA. A fin de cuentas, el sábado pasado debutó un doble monarca olímpico, el chino Zou Shiming, considerado en su etapa amateur lo mejor de ese circuito ¿Y qué? El joven mexicano que cayó en 4 rounds tiene más condiciones y mucho mejor futuro que el asiático que, a pesar de Roach en su esquina, enseñó poco para ser estelar en un programa que tuvo como preliminares dos bouts por campeonatos mundiales. Fue una falta de respeto organizar un programa así con todo y que se hizo en China.
Bueno, yo creo en los "breaks", en los de buena suerte y en los de mala, por lo que, sin considerar que las apuestas son claras en cuanto al favoritismo de Donaire, he modificado mi opinión con respecto al posible ganador de la pelea del sábado, no porque considere al filipino mucho más dotado en herramientas que el cubano, o porque lo supere en estatura y alcance, sino por una acción imprudente, infeliz y de poca clase como hombre de palabra del santiaguero.
Resulta que a Rigondeaux lo entrenaba Jorge Rubio (en la foto a la derecha), buen preparador, pero sin el tratamiento mediático que le dan a los que "desertan" de un tiempo a esta parte, a no dudarlo, los peores posibles, una vez que no tienen filosofía profesional ni para la táctica ni para la estrategia, entonces se pueden convertir en un pasaporte a la derrota, porque manejarán a pugilistas que tampoco la tienen, ratificado cuando ofenden e irrespetan lo profesional, pese a ser campeones mundiales, con: "mis logros olímpicos y bla bla bla".
Lo que quiero decir es que un entrenador que llegó de Cuba reciéntemente, sin la cantidad necesaria de pleitos como jefe-esquina y viejo para aprender todo lo que tiene que saber una columna fuerte del oficio, no debe estar ahí para una pelea como la del sábado, porque el contrario no es cualquier cosa, sino alguien al que manejan entre los 5 mejores del mundo.
Pedro Luis Díaz, buen entrenador físico, no categoriza igual para conducir la pelea, porque tiene muy poca experiencia en el circuito profesional y, aunque estuvo en una victoria de Cotto, también estaba allí en dos derrotas consecutivas. Para un pobre palmarés de menos de 10 pleitos titulares exhibe un récord perdedor.
Es increíble que para la pelea que decidirá el destino del cubano, incluso de todos los pugilistas de la Isla que boxean profesionalmente en cuanto a valor de mercado, se hayan arriesgado a ponerle en la esquina a Díaz.
Pero no ha sido solo por lo que comenté que veo gris el panorama para el cubano, sino por la acción indigna, poco fiel y traidora que practicó contra Rubio, con quien hubiera tenido seguridad profesional en el pleito, sino porque, cuando de forma pirata y bochornosa se lo entregaron a Díaz, se fue del gimnasio sin decirle media palabra a su ex trainer, de la forma mañosa como se trabajó la bajeza se fue, sin despedirse incluso.
Hoy quisiera que ganara, pero me quedo ahí: OJALÁ LE ARRANQUEN LA CABEZA, porque conozco a Rubio y sé la calidad de hombre que es como para que venga un equipo de amateurs ranqueados y le hagan una mierda así. Eso, a mi modo de ver, es un soberano break en contra de Rigondeaux.
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