Empiezan a tomar forma redes privadas de distribución de alimentos. Mercado mayorista se abre por primera vez en La Habana, informa Reuters.
Los cubanos están construyendo redes privadas para distribuir alimentos desde la granja hasta los puntos de venta, a medida que el Gobierno desmantela gradualmente el monopolio estatal de los productos agrícolas.
La agencia Reuters informa que el primer mercado mayorista de productos ya se puso en marcha en las afueras de La Habana y los agricultores comentan que venden más productos directamente a los clientes, que van desde hoteles hasta vendedores individuales.
Los campesinos sostienen que este cambio está acelerando el ritmo de circulación de los alimentos en el mercado -lo que ayuda a evitar ineficiencias que con frecuencia provocan que los cultivos se pudran en los campos- al tiempo que ponen más dinero en los bolsillos de los productores.
"Hemos comprado este año dos camiones antiguos, en parte, para ofrecer productos a nuestros clientes estatales en Camagüey", dijo el presidente de una cooperativa cercana a la ciudad, situada en el centro de la isla.
"Hace unos años tuvimos que vender todo al Estado, que después lo vendió a nuestros clientes unos días más tarde. Ahora llegan (los productos) frescos y nos quedamos con el 21 por ciento de beneficio que iba para al monopolio del Estado", dijo el empresario que requirió el anonimato.
Camiones privados, algunos de los cuales datan de la década de 1950 y aún antes, se trasladan por las ciudades y pueblos para entregar bienes a los puestos de venta a cargo de las cooperativas agrícolas privadas.
En Santiago de Cuba, en el este de la isla caribeña, los camiones van a los mercados minoristas, donde los vendedores privados llegan en carros tirados por caballos y triciclos para comprar a precios mayoristas.
El país importa alrededor del 60 por ciento de sus alimentos y los agricultores privados superan a las granjas estatales, por lo que las autoridades están arrendando tierras estatales para quienes quieren iniciarse en este negocio.
Al mismo tiempo, los camioneros y vendedores privados están obteniendo licencias como parte de una apertura a las pequeñas empresas. Cuba tiene hasta ahora unas 400.000 personas, incluyendo a sus empleados, que trabajan en el llamado sector "no estatal".
LENTO PROCESO
Es un proceso lento. La producción agrícola ha crecido mínimamente desde que el gobernante Raúl Castro, que reemplazó a su convaleciente hermano Fidel en el 2008, emprendió un plan de reformas en un esfuerzo por "modernizar" la economía doméstica de estilo soviético.
Los agricultores locales y los expertos sostienen que los burócratas resistentes al cambio, el monopolio permanente del Estado en los insumos agrícolas y la falta de financiamiento están retrasando el crecimiento.
Hace cinco años, el 85 por ciento de todos los alimentos producidos en el país era contratado y vendido por el Estado. El año pasado ese porcentaje ya había caído por debajo del 60 por ciento, según el Gobierno.
En pocos años se espera que siga el descenso hasta el 35 por ciento, principalmente en los sectores de tubérculos, granos y los cultivos de exportación.
"Se trata de productos no incluidos en los contratos con el Estado. Usted puede vender libremente", dijo Homero Rivero, un campesino convertido en camionero y vendedor mayorista de pepinos, tomates y otras hortalizas.
Los camiones llegan de todas partes de la isla, por ejemplo, vendiendo piñas y naranjas de la provincia de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana.
Jaimito Álvarez, que viaja a La Habana cada 10 días desde la occidental provincia de Pinar del Río, a unos 160 kilómetros al oeste de La Habana, dijo que antes la producción se desaprovechaba con frecuencia.
"Antes, si usted producía más de lo previsto, y tenías suerte, el Estado lo compraba. Las ventas privadas de alimentos por lo general se prohibieron antes y con frecuencia las cosechas se pudrían en los campos o se le daba como alimentos a los cerdos", dijo Álvarez.
La agencia Reuters informa que el primer mercado mayorista de productos ya se puso en marcha en las afueras de La Habana y los agricultores comentan que venden más productos directamente a los clientes, que van desde hoteles hasta vendedores individuales.
Los campesinos sostienen que este cambio está acelerando el ritmo de circulación de los alimentos en el mercado -lo que ayuda a evitar ineficiencias que con frecuencia provocan que los cultivos se pudran en los campos- al tiempo que ponen más dinero en los bolsillos de los productores.
"Hemos comprado este año dos camiones antiguos, en parte, para ofrecer productos a nuestros clientes estatales en Camagüey", dijo el presidente de una cooperativa cercana a la ciudad, situada en el centro de la isla.
"Hace unos años tuvimos que vender todo al Estado, que después lo vendió a nuestros clientes unos días más tarde. Ahora llegan (los productos) frescos y nos quedamos con el 21 por ciento de beneficio que iba para al monopolio del Estado", dijo el empresario que requirió el anonimato.
Camiones privados, algunos de los cuales datan de la década de 1950 y aún antes, se trasladan por las ciudades y pueblos para entregar bienes a los puestos de venta a cargo de las cooperativas agrícolas privadas.
En Santiago de Cuba, en el este de la isla caribeña, los camiones van a los mercados minoristas, donde los vendedores privados llegan en carros tirados por caballos y triciclos para comprar a precios mayoristas.
El país importa alrededor del 60 por ciento de sus alimentos y los agricultores privados superan a las granjas estatales, por lo que las autoridades están arrendando tierras estatales para quienes quieren iniciarse en este negocio.
Al mismo tiempo, los camioneros y vendedores privados están obteniendo licencias como parte de una apertura a las pequeñas empresas. Cuba tiene hasta ahora unas 400.000 personas, incluyendo a sus empleados, que trabajan en el llamado sector "no estatal".
LENTO PROCESO
Es un proceso lento. La producción agrícola ha crecido mínimamente desde que el gobernante Raúl Castro, que reemplazó a su convaleciente hermano Fidel en el 2008, emprendió un plan de reformas en un esfuerzo por "modernizar" la economía doméstica de estilo soviético.
Los agricultores locales y los expertos sostienen que los burócratas resistentes al cambio, el monopolio permanente del Estado en los insumos agrícolas y la falta de financiamiento están retrasando el crecimiento.
Hace cinco años, el 85 por ciento de todos los alimentos producidos en el país era contratado y vendido por el Estado. El año pasado ese porcentaje ya había caído por debajo del 60 por ciento, según el Gobierno.
En pocos años se espera que siga el descenso hasta el 35 por ciento, principalmente en los sectores de tubérculos, granos y los cultivos de exportación.
"Se trata de productos no incluidos en los contratos con el Estado. Usted puede vender libremente", dijo Homero Rivero, un campesino convertido en camionero y vendedor mayorista de pepinos, tomates y otras hortalizas.
Los camiones llegan de todas partes de la isla, por ejemplo, vendiendo piñas y naranjas de la provincia de Matanzas, a unos 100 kilómetros al este de La Habana.
Jaimito Álvarez, que viaja a La Habana cada 10 días desde la occidental provincia de Pinar del Río, a unos 160 kilómetros al oeste de La Habana, dijo que antes la producción se desaprovechaba con frecuencia.
"Antes, si usted producía más de lo previsto, y tenías suerte, el Estado lo compraba. Las ventas privadas de alimentos por lo general se prohibieron antes y con frecuencia las cosechas se pudrían en los campos o se le daba como alimentos a los cerdos", dijo Álvarez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario