viernes, febrero 22, 2013

Yoani Sánchez, los Cinco espías y el niño ñato

eltonodelavoz/Jorge Ferrer
Guamá
Al teléfono:
—¿Tú viste eso, papa?
—¿Qué, exactamente?
—Lo de las arcas, papa, lo de las arcas y los cinco espías
—Bah, no hagas demasiado caso. Tú siempre aplícate lo del guajiro: «No importa que sea ñato, lo que importa es que respire».
—Coño, Jorge, eso vale para el vejigo que te nace medio bobo en Güira de Melena, pero nosotros…
—Somos una legión de medio bobos que vivimos en una Güira de Melena expandida, blogueada, tuiteada y facebuqueada…
—Es que yo pensaba que Yoani…
—Mira, tú piensa en números. Walesa, Havel, Aung San Suu Kyi o un Alexei Navalni ahora en Rusia. ¿Qué dota de dimensión política a un líder disidente? A todos ellos. Una ecuación muy sencilla: el número de ciudadanos que consiguieron sacar a la calle a clamar por sus derechos. En Gdansk, la plaza Wenceslao, Birmania entera o el Sadóvoye Koltsó del Moscú de Putin… Esa es la regla de oro, porque es la medida del impacto de un mensaje. ¿Me sigues?
—Bueno, pero Yoani con la academia de los blogueros y… Espera…
—Espero, claro, y tú y todos…
—Pero yo quería que Yoani…
—Cambia las expectativas. Adecúalas a lo que tienes, sin un solo cubano arastrado a la calle por líder alguno, y ya verás que las cosas van razonablemente bien. Yoani Sánchez es una opositora que participa del deseo de nueve y tres cuartos de cada diez cubanos preguntados por el fin del embargo. Yoani Sánchez es una valiente mujer cubana que se opone a la dictadura de los hermanos Castro, pero busca una entente con los represores, porque sabe que van en declive y ella tiene las de ganar con su proyecto mediático. Yoani Sánchez es una carismática figura que conoce el valor de palabras token como «civilista» o «empoderamiento» en los auditorios socialdemócratas y las utilizará día sí y día también para conseguir sus propósitos.
—Pero yo quería que Yoani…
—¿Querías? ¿Tú querías? Tú eres un exiliado que no ha puesto una, más allá de las campañitas esas bobas güirescas…
—A favor de Yoani, por cierto…
—Ya ves…
—Pero, coño, yo quería que Yoani…
—Socio, ya verás que Yoani dirá también lo que tú querías que dijera. Miami está a la vuelta de la esquina y será apoteosis, que hay mucho menesteroso ahí…
—Pero las arcas, los cinco espías… Y le llamó bloqueo al embargo, asere… ¡Como ellos!
—Tú, guajiro siempre y positivo: «No importa que sea ñato, lo que importa es que respire». Ya verás cómo también la escucharás decir lo que tú quieres que te diga. Es la primera vez que un disidente cubano sale de una Cuba en mutación a un mundo hiperconectado y tiene que contentar al mismo tiempo a sus anfitriones, a los sponsors, al exilio y a una Cuba que apenas lo conoce pero lo hará ahora en el extraordinario rebote de noticias que genere… ¡Reto mayúsculo, nene! ¡Y habrá premio para todos!
—Pero yo quería que Yoani…
—Bah, ¡tú querías…! Tú vas a ver que la niña que hoy te pareció ñata va a llenar más pulmones en estos dos meses que otros en décadas. La Cuba mutante es de los que mutan con ella. Y Yoani sabe más de cuatro cosas, cuando de Cuba y del paisaje de su presente y futuro desastre basta con saber un par.
—Sí, pero yo quería que Yoani…
—Lo que importa es que respire…

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