lunes, enero 21, 2013

Un yerno de Raúl, extorsionista y ambicioso, al frente de Amorin

Juan Juan Almeida
paolo
En geología, una falla es esa discontinuidad que se forma por la fractura de las rocas superficiales de la tierra cuando las fuerzas tectónicas superan la resistencia en dichas rocas provocando maremotos y terremotos. En el poder sucede igual, el reajuste se acompaña de aparente cataclismo.
En Cuba; la sanción, el hostigamiento y la campaña de expulsión para empresarios extranjeros radicados en La Habana comenzó en el 2005, días después que el General Raúl Castro, séquito y familia, regresaran de un tour por España y Portugal, a donde llegaron invitados por la gracia de un señor llamado Américo, no Vespucio sino Amorim, que es, según la revista Forbes, el hombre más rico de Portugal, su fortuna asciende a 7 mil millones de dólares.
Américo Ferreira de Amorim heredó hace mucho tiempo una pequeña fábrica de corcho fundada por su difunto abuelo en 1870, en la actualidad el Grupo Amorim es el productor de corcho más grande del mundo. Un emporio diversificado, que va desde el petróleo, la banca, empresa textil, forestal, agrícola, bienes raíces y turismo. Cuentan con representaciones en países como Republica Checa, Rumania, Hungría, Alemania, Bulgaria, Rusia, Angola, Canadá, Chile, Brasil, México, Inglaterra, Holanda, Estados Unidos, España.
El señor Américo, amigo personal de Fidel y Raúl Castro desde los años 60, montó su empresa (Amorim Trading Comercio de Importación y Exportación S.A) en la Habana en la década de los 80. Ubicada en 5ta Ave. No. 6604 entre 66 y 68, Miramar. Amorin, se dedica fundamentalmente al suministro de insumos destinados al ministerio y la industria pesquera cubana. Financia importantes operaciones comerciales del gobierno cubano como la compra de combustible, leche en polvo y pescado congelado para el ejército y la población. Tiene la exclusiva de exportación de mariscos cubanos para el mercado europeo. Mantiene junto al grupo francés ACCOR inversiones en la construcción y administración de hoteles como el Sevilla en Ciudad Habana y Punta Arenas en Varadero,… ¿Por qué esta empresa se desmarca por sobre el resto de todas las firmas extranjeras radicadas en Cuba?
Durante el mencionado viaje a Europa, y ante una bandeja con queso brie y mermelada de frambuesa, perfecta delicia a la vista y el paladar, el General Raúl Castro le pidió a su viejo amigo Amorim, que para una mejor observancia de los negocios conjuntos (sin especificar el significado de “conjuntos”), una persona en especial llevase las riendas del Grupo Amorim en Cuba. Deseo concedido, favor pagado. En el año 2006 sustituyen al señor José Guimarães, empresario portugués, y uno de los directivos más antiguos del grupo; por alguien inescrupuloso con pensamiento ambicioso y corazón de bandido, que conoce perfectamente el peligro de una traición. Paolo Titolo, italiano de nacimiento y extorsionista de profesión, esposo de Mariela Castro, yerno de Raúl.
La corrupción en Cuba es una práctica frecuente que ha estado siempre presente en lo más inaccesible de la cúpula del poder, de ahí desciende, contagia. El diluvio de contrabandistas que hemos visto recientemente, los casos de malversación leídos en la prensa, el desvío de recursos, las firmas extranjeras disueltas, y los tantos funcionarios que públicamente renuncian o son sancionados por una aparente política anticorrupción, no es más que cortina de humo y pataleta de poder para ocultar con sutileza lo indecente de un burdel.

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