La
forma como anestesió el cubano Erislandi Lara a otro de los “hijos de su papá”,
debería crear el ambiente festivo que pusiera al exilio cubano en control de lo
inevitable: la posibilidad de que otro de los suyos se convirtiera en campeón
mundial si lo trataran como lo que es, acaso el # 1 absoluto del ranking
mundial de cualquier organismo en super welters.
Sin
embargo, cualquiera que esté al tanto de los movimientos de los mercachifles
del boxeo de hoy, sabe que lo mismo “sí, que no”, porque, aparentemente, lo que
haga un criollo nunca es suficiente para quienes tienen el sartén por el mango.
“Ningún boxeador es cobarde”, tal vez, lo mas grande que se haya dicho
sobre el gladiador que se sacrifica y yo lo creo, lo dijo Marciano en uno de
los programas de su show para la televisión americana hace más de 45 años, sin
embargo, por lo general, un público que no es capaz de entender los mecanismos
de este oficio, culpa a este o a aquel peleador como “gallina”, porque no se
produce el encuentro que desea.
Lo
primero que hay que analizar por qué una pelea no se efectúa, es que eso no lo
decide el peleador, sino su apoderado y,
a través del tiempo, muchas veces no ha sido el manager que lo
representa, sino el promotor que lo manipula.
Entonces, hasta se puede convencer a un boxeador, como Nonito Donaire,
para que diga sobre la evasiva de su esquina a Rigondeaux, algo que dio pena:
“no es interesante porque es aburrido…”, tratándose de un campeón mundial el
ofendido, lo que debería ser una obligación respetuosa, se convirtió en uno de
los peores gestos de cobardía de la historia de las justificaciones ridículas
del profesionalismo.
Lara
no sudó para liquidar a Hearns en Biloxi: en menos de 2 minutos del primero
resolvió un crucigrama que, ahora, todo el mundo sabe que no era complicado,
pero que antes, por la diferencia de 6 pulgadas de estatura, era un poco mas
complejo que lo que resultó, si se analizaba con objetividad.
¿Qué
le ganó a un bulto? el 90 % de los boxeadores de hoy son bultos, puestos ahí
por obra y gracia de intereses que juegan con ellos como marionetas, a los
cuales la media puede crearles una historia grandiosa en cuestión de 3 peleas,
o ¿Acaso Julio C Chávez jr es un gran peleador? Si los hombres que tiene detrás
el “otro hijo de papi” fueran decentes, si los que confeccionan los rankings y
regalan o roban campeonatos como les de la gana fueran honestos, Julito sería
un preliminarista de segunda en Culiacán cuando los Tomateros no jugaran, sin
posibilidades de ganar una faja nunca.
En
su división, Lara es de lo mejor que hay, si bien es verdad que no tiene nocao
punch, que tampoco lo tiene nadie en el pugilismo de hoy, puede noquear, pero,
sobre todo, puede boxear y ganar.
Un día pueden perjudicarlo, como contra Williams y otro medio beneficiarlo, como contra Carlos Molina; pero, lo principal, en las manos de esos señorones que están acabando con el deporte, está la posibilidad de hacer una de las grandes batallas posibles en estos tiempos, con el cubano como uno de la contraparte, o dejar que se oxide y liquide como continuación de la extraña conspiración que han orquestado contra estos boxeadores.
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