domingo, abril 15, 2012

El arte de dar y que no te den


Luis Manue knock down Chico Vejar [1960]
Por Andrés Pascual

       Históricamente, la televisión americana ha tenido predilección por los peleadores que “tiren mucho”, por lo que se tiene que suponer que no ha sido una imposición nacida en las exigencias reclamatorias de la forma como combate el boxeador mexicano ni mucho menos la presencia de estos en el circuito pagado de hoy con frecuencia.
      Cuando los programas de “Viernes de boxeo de Costa a Costa” solo se televisaban hacia Cuba y los narraban cubanos (Felo Ramírez, Cuco Conde o alguien que residió y trabajó mucho tiempo en Cuba, Buck Canel), cuando el firmamento pugilístico solo tenia como atracciones a los americanos y después a los cubanos, con algún mexicano, méxico-americano, venezolano o argentino de etiqueta como Salas, Becerra, Pascualito, Arias, Ratón, Artie Aragón o Sixto Escobar, los conceptos sobre boxeo eran otros, más reales, más justificados y mucho mas serios que hoy.
      A nadie se le ocurría decir que algún país superaba a Estados Unidos, porque Cuba, la segunda potencia pugilística hasta 1969, una vez que cayó del pedestal Inglaterra, estaba a 1,000 años luz de los americanos, tampoco alguien osaba, como hacen los mexicanos hoy, colocar, digamos que a Chávez, como “lo mejor de la historia del boxeo”, cuando hay, bien documentados, posiblemente 150 ó más superiores a este boxeador entre americanos, sin contar ni a Mantequilla Nápoles ni a Duran ni al único peleador que se comportó como Robinson en las divisiones pequeñas: el carioca Eder Joffre ni a Monzón ni a    Gavilán ni a Zulueta ni a Luis Galvani ni a Luis Manuel ni a Horacio Acavalho ni a Kid Tunero…todos y varios más autorizados a darle lecciones de lo qué es el boxeo a Chávez y a cuanto mexicano ha peleado en estelares desde Azteca.
      Pero el negro americano dejó de boxear y el castrismo impuso “sus ventajas” en el país que, en cuanto al boxeo, han sido censurar el profesionalismo, liquidar la clase histórica e imponer otro que se combinó con el soviético para contaminar el estilo americano, única referencia posible a la hora de señalar la calidad pugilística.
      Entonces México, que se mantuvo en su nivel de producción sin adelantos técnicos dignos del boxeo arte-esgrima, a pesar de que la influencia de Kid Rapidez como trainer y la capacidad técnica de Ultiminio, Mantequilla o Baby Luis, que fueron tan buenos porque Cuco Conde les supervisó para que mantuvieron su estilo facturado en Cuba, asimiló alguna influencia cubana en los gimnasios, copó los titulares, los programas y los starbouts, en Los Ángeles sobre todo, porque la ausencia antillana y la poca participación americana de interés desde  finales de los 60’s en las divisiones de peso welter junior hacia abajo, se lo permitieron.
     ¿Qué es un peleador mexicano? ¿Acaso un miembro de una escuela de este deporte? No, porque el boxeo solo admite escuelas temporales, la vieja o la nueva y todo lo otro son “estilos”: fajador o su contraparte, la riposta. Lo de estilista puede ser cualquiera de los dos si se hace con inteligencia, con técnica y con elegancia, la razón de la grandeza de Robinson estriba en que fue el mejor boxeador de riposta y el mejor fajador que ha existido, con la elegancia más absoluta posible, de acuerdo a cómo necesitara emplear el ataque o el golpeo devolviendo bajo fuego de iniciativa enemiga.
     El peleador mexicano, para su boxeo de fajadores eminentes, tiene la técnica rudimentaria de este tipo de estilo, en la que se puede sacrificar la cartilla a favor de conectar, pero exponiéndose al castigo brutal que dejará huellas en la cara, en el cerebro y en el alma por el riesgo.
     Durante los 50’s en Cuba peleaba un peso pluma experto en desbaratar mexicanos en su propio estilo: Pupy García salía a matar o a que lo mataran y sus bouts contra aztecas fueron épicos, pero ganador casi siempre, solo Lauro Salas, un ex campeón mundial, pudo contenerlo, porque el cubano confrontó problemas tremendos con el peso y subió cayéndose de lo débil, no obstante, se mantuvo 10 rounds de pie, sin chistar y tirando; sin embargo, un año antes, “la maravilla oriental de una sola mano”, Ciro Moracén, no solo le ganó a Salas, sino que lo ridiculizó a base de jabs y de uppers desde un solo ángulo, porque la otra casi le era inútil y solo la empleaba para aguantar y quitarse de encima al contrario ¿Acaso pudiera decir alguien que Pupi García “pertenecía a la escuela mexicana”? No, ni Arturo Gatti ni Beau Jack ni Lou Amber ni Hank Armstrong ni Carmen Basilio ni Gene Fullmer ni Micky Ward, ni Benny Kid Paret ni… sencillamente, fueron fajadores a tiempo completo, algunos cirujanos en oportunidades. Pero México nunca  ha estado preparado para producir artistas del cuadrilátero por circunstancias de esa pasión nociva, veneno para la inteligencia, que algunos llaman nacionalismo.
    Ahora, “los Científicos del Ring” de antes tiraban mucho, porque eran boxeadores completos, no peleadores de callejón sin argumentos de interés para el respetable público.
   Porque tiraba mucho, Paret era figura casi permanente en los programas del Garden que se televisaban; por eso un verdadero maestro como Luis Manuel Rodríguez también frecuentaba con generosidad el programa de la Catedral del Boxeo, a pesar de que fue un verdadero estilista de la defensa, del uso del jab y de las combinaciones; por eso Orlando Zulueta también estaba allí “a la hora señalada” y ni hablar de Gavilán, pero Carlos Ortiz y Laguna también acudían a menudo a la cita en la casa de Tex Rickert durante los 60’s.
    Hoy continúa la política de presentarle al público a boxeadores “que tiran mucho”, por eso los mexicanos copan el PPV indiscriminadamente y es muy difícil ver a boxeadores de verdad en Las Vegas, porque el público actual no le abre espacios a los virtuosos del pugilismo como hacia antes, aunque no es menos cierto que el virtuosismo escasea en el boxeo de hoy.
    Los boxeadores cubanos de reciente edición, con clase estelar para copar el PPV, tienen que recuperar el estilo de antes de Castro, en el que la velocidad se combinaba con el golpeo constante desde la media distancia, pero, sobre todo, tienen que ir más a la fajazón y al infight y dominar a base de uppers a los mexicanos que, siempre ha sido así, reciben por arriba, pero, por el hambre histórica que pasan (de comida, no de éxito), son débiles por abajo, donde cualquier golpe bien colocado al plexo los lastima, los afloja y los tira.
    Si hubiera justicia en el boxeo de hoy, a pesar de que el grueso de los gladiadores cubanos está en la Isla, solo con estos que andan por aquí y a los que ya no saben qué acciones hacerles para sacarlos del deporte, seria suficiente para que se caigan unos cuantos mexicanos, lo que quiere decir que unos cuantos programas de PPV en Las Vegas o donde sea. La ratificación está en que prueben a hacer las cosas como deben a ver qué pasa desde las promotoras en el poder.

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