Emanaciones 1002 Juan Abreu/
Han matado a otro disidente cubano. Wilman Villar. Lo mataron de hambre. El hambre, los hospitales, son el nuevo paredón del castrismo. Villar estaba condenado por desacato y atentado a la autoridad. Esto es alentador. Lo que falta en Cuba, desesperadamente, es desacato y atentados contra la autoridad. Que empiecen a poner ellos los muertos y las familias destrozadas. Ya es hora. Pacíficamente no se conseguirá nada. Patadas en el culo y palos y muerte y hambre es lo que se conseguirá con el puto pacifismo. Nada más. La idea misma de disidencia tiene algo de obsceno, de borreguil, en un país como Cuba. ¿Disidencia? Lo que le falta a esa dictadura son enemigos. Enemigos. A ser posible, armados. Y hasta que esos enemigos no aparezcan y actúen no habrá esperanza alguna de libertad para esa siniestra isla.
A pie de muerto, escucho a algunos “líderes” del Exilio: “la única manera que les queda para luchar”, “entran en la Historia”. Puras chorradas. Esta gente más que líderes son castradores que sirven a la dictadura propagando la estúpida idea de que el pueblo cubano está condenado a la inacción. La estúpida idea de que hay una especie de dignidad en dejarse matar como una oveja. No hay dignidad alguna en dejarse matar como una oveja.
Si van a matarnos, al menos llevémonos por delante algunos lobos.
Mataron a Zapata. Mataron a Laura Pollán. Ahora le ha tocado a Wilman Villar. Todo el mundo sabe dónde encontrar a los asesinos y a sus cómplices. Pero nadie hará nada.
Esa cobardía y esa miseria moral es lo que nos define.
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