sábado, noviembre 19, 2011

Cuba y castrismo: razones teórica y práctica (I)


Desde el sitio de Ichikawa
 
Arnaldo M. Fernández/
El enfoque del reacomodo descarado del poder político a la situación económica no puede quedarse en manipular como cambios la intervención del Estado castrista en el mercado negro cubano de compraventas de casas y autos, la autorización para paliar el desempleo con enclaves de economía de subsistencia por cuenta propia y cosas por el estilo. El corolario no puede ser otro que transfigurar la quidditas: el mismo Partido Comunista de Cuba (PCC) probado en acabar con la economía del país sería «vehículo del cambio», con la misión histórica de «recibir el manto de la revolución [y] promover la reforma». Este ejercicio de chapistería no presupone cambio esencial, verbi gratia: dejar de ser el único partido, sino aconsejarle «papel más dinámico», que parecería vislumbrarse con el «cambio de actitud del PCC hacia los tipos de propiedad no estatal». Así vuelve a reciclarse el descaro como tesitura más racional y el tren lógico de semejante discurso no puede menos que dar pie a esperanzas de que «en la Conferencia del PCC se produzcan cambios en la cúpula», como si en esta ocasión el Buró Político pudiera renovarse; o de que «la visita de Benedicto XVI» entrañará algo más angelical que aquella de Juan Pablo II; o que la tensión con el exilio «se resuelve con más contacto», como si el «diálogo» de 1978 hubiera servido para algo más caritativo que expoliar a los exiliados con la industria de viajes a la Isla y otras a precios monopólicos.
La sabiduría popular despachó hace rato el asunto con aquello de pedir peras al olmo, pero el discurso sobre las formas reajustadas y enmascaradas del voluntarismo castrista se presenta con ánimo de ilustrar. Así nos topamos con otra tentativa interesada de reconciliar las razones teórica y práctica, la lógica de los hechos y de las decisiones. No queda más remedio que puntualizar el alto precio que se paga por borrar los límites precisos entre ilustración y manipulación, verdad e ideología.
Ilustración: Adigio Benítez, Esperanza, Ángela y Caridad (2005).

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