lunes, octubre 31, 2011

Hillary Clinton: Fidel se va, Raúl se queda/ Huber Matos

Cubanalisis/ Huber Matos Araluce 

El que calla es dueño de lo que sabe.  En política es con frecuencia más importante lo que se calla que lo que se dice. 

He leído las declaraciones de la Secretaria de Estado Hillary Clinton muchas veces y me preocupan.  En inglés y en español.  De principio a fin y de atrás para adelante.  Parecen claras, pero no lo creo.  Ella ha dicho:

“Nuestra posición ha sido la misma durante más de cincuenta años. Creemos que Fidel Castro debe irse”.

Cuba tiene dos dictadores. Pero lo que yo leo es que Washington no quiere a uno de los dos dictadores y deliberadamente calla acerca del otro.
Hillary Clinton declara que Fidel Castro se tiene que ir, pero no dice que Raúl Castro tiene que irse también. Parece que para el gobierno de Obama uno se debe ir mientras que el otro se puede quedar.
 
En Cuba quien formalmente manda es Raúl, no es Fidel Castro. Así lo ha reconocido el propio gobierno de Obama en su trato con el régimen en la isla.
 
Se puede decir que quien da las órdenes es Fidel y no Raúl. Quizás. Se puede plantear que Fidel no deja gobernar a Raúl. Tal vez. Hay incluso quienes plantean que Raúl ha conspirado por años para ir reduciendo el poder de Fidel Castro.
Se puede especular cuál de los dos manda más o manda menos. Lo que es indiscutible es que son dos tiranos crueles. Ambos tienen que irse para que Cuba pueda alcanzar la libertad y la democracia.
Algunos pensamos que es más importante que se vaya o se muera Raúl antes que Fidel. Lo que queda de Fidel le hace daño al propio régimen, lo enreda y lo debilita. Raúl conspira para transformar la dictadura comunista en una aberración tiránica más del agrado de intereses políticos y económicos estadounidenses.
Por eso me preocupa el silencio de la señora Clinton acerca de Raúl Castro. ¿Cómo puede decir que Fidel tiene que irse y no aclara que Raúl también?
¿Es que Fidel por recalcitrante no le conviene a los Estados Unidos? ¿Acaso Raúl Castro, con tal de quedarse en el poder, está dispuesto ante Washington a hacer algunas cosas?  ¿Es que si cede en lo que le conviene a Washington no importará que atropelle a los cubanos que aspiran a una democracia? ¿O que los asesine cuando resulten muy peligrosos?
La Secretaria de Estado debía haber dicho y todavía puede decir que tanto Fidel como Raúl Castro tienen que irse de Cuba. Ni ella ni el presidente Obama habrían estado de acuerdo que en lugar de Gadafi un hijo suyo quedara de tirano en Libia.
¿Por qué razón Raúl Castro puede ser aceptable para los Estados Unidos si no lo es para el pueblo cubano?
Los dos se tienen que ir, y si Raúl se va antes que su hermano mucho mejor para la libertad y para la democracia del pueblo cubano.
Puede parecer descabellada la sospecha de que silenciar el nombre de Raúl Castro es señal de un acomodo entre él y el gobierno de Obama. Tal vez lo pueda parecer a personas de buena fe que no conocen algunos antecedentes. 
Con sus recientes declaraciones la Secretaria de Estado, al referirse al caso de Alan Gross en Cuba, quiso convencernos que Estados Unidos no está negociando nada con el régimen castrista.  La evidencia demuestra lo contrario, incluso en sus propias palabras. 
En marzo de 2011 Hillary Clinton admitió que la política de los Estados Unidos con Cuba estaba condicionada a la situación del contratista preso en Cuba.  
“…No queremos tomar ninguna medida o decir algo que pueda socavar las posibilidades de que esta persona pueda volver a casa con su familia”.
En las más recientes declaraciones, hechas este octubre 27 ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, ella señaló que el principal objetivo de la política estadounidense respecto a Cuba era la liberación de Gross:
“Nuestro principal objetivo en los últimos dos años ha sido asegurarnos la liberación incondicional”.
Correctas o incorrectas, Obama decide las prioridades de su gobierno. Según la Secretaria de Estado, en los últimos dos años de los tres que tiene su gobierno en Washington, la prioridad no ha sido fomentar un cambio democrático en Cuba sino lograr la liberación de Alan Gross.
Luego veremos que Arturo Valenzuela, su subordinado en el Departamento de Estado, fue todavía más claro en el objetivo de alcanzar una buena relación con la tiranía. El cambio de prioridades es una medida que complace al castrismo. Pero no es la única.  
Cuando la Secretaria de Estado admite que no han tomado ninguna medida y no se ha dicho nada que pueda socavar la posibilidad de que Gross sea liberado, Estados Unidos define una política respecto a Cuba. 
No solo han aceptado que su prioridad dejó de ser un cambio político en Cuba, sino que ante los desmanes de ese régimen Washington sería cuidadoso en ofenderlo. Un acuerdo tácito, es decir, un acuerdo callado, sobreentendido.
Cualquiera puede evaluar las críticas muy medidas de Washington ante los atropellos cometidos por el régimen en Cuba. Entre estas el asesinato de Orlando Zapata Tamayo, el de Wilfredo Soto y la represión contra las Damas de Blanco. 
Hay otros antecedentes que demuestran que el trato a Raúl Castro ha sido diferente del que ahora le recetan públicamente a Fidel Castro. En octubre de 2009 el presidente Obama envió a Raúl Castro, por medio del presidente del gobierno español José Rodríguez Zapatero, un mensaje que publicó el periódico español El País el 25 de noviembre.   
El Nuevo Herald reporta la información de “El País” con este párrafo: “El presidente norteamericano Barack Obama solicitó a España que mediara ante las autoridades cubanas para que éstas hagan más esfuerzos en mejorar las relaciones con Estados Unidos, sostiene el diario español El País en su edición del domingo”.
El País informó que Barack Obama le pidió al Presidente José Luis Rodríguez, durante su visita a la Casa Blanca, que le mandara este mensaje a Raúl: “Decidle a Raúl que si él no da pasos tampoco yo podré darlos”.
Obama insistió en el tema de los pasos: “Nosotros estamos dando pasos, pero si ellos no dan pasos también, será muy difícil que podamos continuar”.
En el mismo artículo se cita a Obama pidiéndole a Rodríguez Zapatero: “Que les diga a las autoridades cubanas que comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana, pero que, pasados unos años, cuando se mire hacia atrás, debe quedar claro que éste fue el momento en el que empezaron los cambios’’.
Cuando Obama señala que “comprendemos que no se puede cambiar las cosas de la noche a la mañana” parecería estar respondiendo a un primer mensaje de Raúl Castro.
La dictadura parece haber interpretado el mensaje de Obama como una posición de debilidad. Ante la debilidad los mantones siempre exigen más. Unas semanas después, el 3 de diciembre de 2009, Alan Gross fue arrestado en La Habana.  
Entonces, el 11 diciembre de 2009 la prensa publicó declaraciones de Arturo Valenzuela, Secretario de Estado Adjunto para Latinoamérica.  
El Gobierno de EEUU se está tomando con “calma” el acercamiento y el diálogo que inició la Administración del presidente Barack Obama con Cuba, porque no busca un “cambio súbito” en este momento en sus relaciones con La Habana… Washington pretende “tomar el pulso a la situación” en Cuba para “ver cómo salir adelante”… “Lo que estamos viendo de cara al futuro es cómo seguir avanzando” en los temas de interés común para EEUU y Cuba, agregó el alto funcionario… Sin embargo, recalcó que se trata de “algo que nos estamos tomando en estos momentos con calma”… “No es una cosa en que se está buscando un cambio súbito en este momento. Estamos avanzando”, subrayó el diplomático.
En esas declaraciones queda claro que la política de los Estados Unidos estaría dirigida a cuestiones de interés común entre ambos gobiernos que no contemplan un cambio democrático en Cuba.
Ahora, en octubre de 2011, la Secretaria de Estado acaba de ratificar lo declarado por Arturo Valenzuela en diciembre de 2009: Que en sus relaciones con el régimen de Cuba el gobierno de los Estados Unidos conversa con el de la isla cuestiones de interés común como migración y tráfico de drogas, etc. 
Por todo lo anterior queda muy claro que en cuanto a Cuba, el gobierno de Obama seguirá teniendo como prioridad la liberación de Alan Gross y la discusión de temas de menor importancia. Que este gobierno no tomara ninguna medida ni dirá nada que pueda ser considerado como hostil por el régimen castrista.
Las negociaciones del gobierno estadounidense para el manejo conjunto con el gobierno cubano de un hospital en Haití es otra prueba de por dónde van las cosas entre ambos gobiernos. Aunque fracasaron, Estados Unidos lo intentó.
Las declaraciones de que Fidel Castro tiene que irse y el silencio acerca de Raúl Castro no son ofensivas en absoluto para este último. 
Por el contrario, es un mensaje claro del gobierno de los Estados Unidos para Raúl Castro y para el pueblo cubano: 
Fidel se va, Raúl se queda

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