jueves, septiembre 22, 2011

Norge Luis Vera: Repetir ciertas cosas es como provocar

Por Andrés Pascual

Yo sé
que todo el mundo se muere, aunque no todas las muertes sean dignas de
recordación positiva, aplicable a algunos cadáveres cuya lápida mortuoria
pudiera tener el desagradable epitafio (sentimiento de millones) de, “Ojalá nunca
hubiera nacido”.
Y
todo el mundo cesa en una actividad porque envejece, porque se enferma o porque
lo decide por alguna otra circunstancia.
Lo
cubano, para quien no lo sea, debería llevar siempre el rótulo de “manéjese con
cuidado”, porque desconocer cosas, repetir como papagayos lo que diga la
dictadura o sus colaboradores-reporteros desde La Habana, los puede convertir
en  tontos muy útiles a los efectos de la
propaganda negativa contra la verdad del problema nacional, máxime si es la media
quien se presta al contubernio en lo que realmente es: una provocación contra
la identidad nacional más que contra el exilio anticastrista.
Desnudar más de lo que se ha hecho todo el lastre que el beisbol
castrista arrastra, obligado a prostituirse, a minimizarse y a casi desaparecer
del gusto popular como deporte nacional por la lacra socio-política que ha
controlado a Cuba durante más de 50 años, es imposible.
Sin
embargo, los periódicos y los sitios de Internet no cubanos, o algunos con
jefes de páginas “quedaditos”, no encuentran mejor entretenimiento que publicar
sin editar cualquier información comentada procedente de la Isla, como las
relativas al retiro de Pedro Luis Lazo, o al de Norge Luis Vera.
Anne-Marie García es una corresponsal en Cuba de AP, por el argot que
utiliza para hablar de beisbol, se aprecia que nada conoce de este deporte; sin
embargo, se abroga el derecho de presentar a los dos retirados que mencioné
antes con más rango y etiqueta que lo que se cree sobre Luis Tiant jr, Camilo
Pascual o Sandalio Consuegra (fallecido no hace mucho en Miami y del que nada
dijo; o de Vicente López, más reciente)
Si
esta asalariada de Prensa Asociada lo dice, bien, a fin de cuentas, trata de
mantenerse allí, quizás, por algo más de lo que cobra, ¿Quién lo duda?
Por
acá alguien editó el título de la información (solo el título) sobre el cese
cuenta-propista permitido de Vera en aquella caricatura de pelota con, ¡Válgame
Dios!, “Se retira una gloria del beisbol cubano”; es decir, empeoró la
enfermedad por gracia o por coincidencia de ideas.
Vera no es una gloria del beisbol cubano; más bien, como soldado (por
eso los consideran desertores cuando se quedan) de ideas del batallón deportivo
del tirano durante 17 años, es un escarnio a la moral del deporte que practicó
y que nunca utilizó para representar a su patria, sino a una ideología y al
grupo que la impone.
Pero, en lo deportivo, porque esa pelota en la que tuvo récord de
176-66, de baja clase (yo diría que vergonzosamente irrisoria de acuerdo a la
historia del gran beisbol cubano pre-dictadura) y alto nivel de corrupción,
este individuo no puede ser tratado jamás como un baluarte a la hora de resumir
grandes figuras de grandes ocasiones en los anales de la pelota nacional; a fin
de cuentas, ganarle un juego al Baltimore fuera del marco de la Liga Americana;
o jugar contra big leaguers barrigones y autoprotegidos al margen de sus
verdaderos intereses, no le pueden colgar el cartel que lo autorice a pernoctar
en igual capítulo de la memoria histórica que Fornieles, Pedro Ramos u Orlando
Peña.

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