miércoles, septiembre 14, 2011

El segundo adiós de Walter Bonatti


OSCAR GOGORZA - El Pais
Walter Bonatti se despidió ayer del mundo por segunda vez. Lo hizo en su casa de Roma, lejos de su primer adiós. Eso fue en 1965 cuando, tras escalar la cara norte del Cervino, colgó crampones y piolets en la cima de su arte. Tenía 35 años, lo había escalado todo, incluso aquellos retos reservados a generaciones futuras. Fue un genio del alpinismo y bastante más que eso. Entre otras muchas virtudes, encarnaba el alpinismo puro, el alpinismo incorruptible. Los hay que admiran al Bonatti, que pudo con el Pilar Suroeste del Dru en 1955 y con el Gasherbrum IV, tres años después; los hay que los admiran porque fue el hombre que hizo lo imposible por salvar a sus seis compañeros en la cara sur del Mont Blanc, retirándose del Pilar del Frêney en un lucha horrible por sobrevivir. Pero si cabe admirar algo en Walter Bonatti (Italia, 1930-2011) es su extraordinario espíritu de aventura y su enorme cultura, valor que le permitió mudar de piel cuando la de alpinista quedó consumida.

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