Enviado por ei en julio 17, 2011 – 14:40 pm
Pedro Pablo Bilbao
El Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos (ICCAS, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Miami (UM) se atrevió a colgar en su página digital el video de la pieza enigmática anunciada e interpretada sin difusión inmediata como simulacro de reunión preparatoria del Buró Político castrista con vistas al VI Congreso del único Partido. El enigma estriba en que no se define bien si esta pieza teatral con elenco y guión académicos es una sátira para llorar o un drama para reír.
Da ganas de llorar que los académicos, en roles de jerarcas del partido único, satiricen al castrismo con propuestas de ingreso al Buró Político de dos hijos de Raúl Castro (Mariela y Alejandro) y dos generales descontinuados (Silvano Colás Sánchez y Humberto Omar Francis Pardo), porque otra propuesta: el zar de la «economía» Marino Alberto Murillo Jorge, imprime seriedad al asunto. Hay que estar en la luna de Pyongyang para pensar que se entra al Buró Político castrista tan sólo por ser hijo de Raúl o general negro, y que alguien sugiera endilgar el título oficial de Líder y Guía Supremo a quien sólo necesita su nombre de pila para seguir ejerciendo la dictadura derivada de su revolución.
Da risa que la única actriz (Vanessa López, en el papel de Concepción Campa Huergo) dramatice con ínfula académica la argumentación de preservar el cargo de segundo secretario del único partido en Cuba, con la experiencia del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y ejemplifique con la sucesión Brezhnev – Andropov -Chernenkov, que habría discurrido por ascenso del segundo secretario a primero.
Jamás hubo segundo secretario en el PCUS. Antes de Stalin no hubo siquiera secretario general. Lenin era líder del partido bolchevique sin otro cargo que miembro del Politburó y del CC. El cargo de Secretario General del Comité Central (CC) se creó para Stalin (1922-53) y cambió a Primer Secretario con Jruschov (1953-64). Siguió con Brezhnev (1964-66), quien retornó a la denominación anterior (1966-82) y así se mantuvo con Andropov (1982-84), Chernenkov (1984-85) e incluso Gorbachov (1985-91). Ninguno tuvo segundo secretario. El sucesor se escogía entre los miembros numerarios (también había suplentes) del Politburó que eran también miembros del Secretariado del CC.
Andropov no era segundo de Brezhnev. Por el contrario, el consenso radicaba en que el sucesor sería Suslov, pero este premurió (enero 25, 1982) a Brezhnev (noviembre 10, 1982). A poco de fallecer Suslov, Andropov abdicó de la jefatura de la KGB para meterse en el Secretariado del CC y conseguir así la dualidad propicia para alzarse con la sucesión del cada vez más enclenque Brezhnev, a quien Andropov venía desprestigiando ya desde la KGB con medidas activas, como recomendar más comparecencias por televisión. Chernenkov no fue segundo de Andropov ni Gorbachov de Chernenkov.
Así, tanta desconexión con la realidad cubana y la ignorancia supina de claves históricas del comunismo soviético, entre cubanólogos que se desempeñan como actores, despierta la sospecha de que son más bien actores que se desempeñan como cubanólogos y lo que es peor: en uno u otro caso cobra vigencia aterradora la duda con que Félix Varela increpó al ciego Nicolás Manuel de Escobedo tras escuchar su disertación sobre cuestiones de índole especulativa: ¿Para qué sirve esto?
-Foto: Coro de Electra Garrigó © Teatro Universidad del Magdalena (Colombia). Los simulacros del ICCAS son tan innovadores del teatro cubiche como acaso la ocurrencia de Virgilio Piñera en Electra Garrigó (1948) de simular el coro griego con tandas de La guantanamera.
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