—¿Los créditos que se otorgan, es decir, para lo que se otorgan, cubren todas las necesidades de los productores?
—No se trata de lo que se necesita, sino de los ingresos que el productor sea capaz de generar para devolver el préstamo al banco. El crédito agropecuario es la actividad más riesgosa que puede asumir una institución financiera; pues esta puede ser afectada desde por un mal comportamiento del clima hasta por la aparición de plagas y enfermedades. Hay que cubrirse de todas esas cosas. Por eso ponemos tanto empeño en los seguros.
«Los bancos cubanos tienen que trabajar tratando de buscar las alternativas para que realmente haya un incremento de la actividad productiva, pero preservando el concepto de que el crédito no es más que un anticipo de un ingreso futuro que alguien va a recibir, y que con ese ingreso futuro se va a devolver el dinero que el banco anticipó mediante el crédito.
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