viernes, junio 03, 2011

Resucitacion "paraoficial" de Raul Roa Garcia

A proposito de la presentacion del libro de Raul Roa



  1. lo contradictorio y lamentable en roa padre, que ya el hijo es un producto clasico de los “hijos de papa”, es que todo su inmenso talento, erudiccion y pasion, se puso al servicio incondicional del que precisamente borro de la faz de cuba todo lo que dijo, escribio e hizo hasta el 58. lo que siguio fue una genuflexion cantinflesca que lo hundio en el pantano de la inmundicia de la intelectualidad politica cubana, donde reina aun.
    fragmento del trabajo del comentarista “Cuba – El secuestro de la Ciencia por Fidel Castro”
    “Fidel Castro planteó el 15 de enero de 1960: “El futuro de nuestra Patria tiene que ser, necesariamente, un futuro de hombres de ciencia”. La pregunta obligada hoy es si efectivamente 48 años y medio después Cuba es realmente un país donde la ciencia y los hombres de ciencia ocupan y desempeñan el lugar correspondiente en la sociedad cubana.
    Ese propio 15 de enero de 1960 con motivo del acto por el XX aniversario de la Sociedad Espeleológica de Cuba en la Academia de Ciencias, se produce un hecho que no ha recibido la atención debida por parte de historiadores y estudiosos de la Revolución Cubana y que ha impactado, directamente a un sector de la sociedad cubana e indirectamente al desarrollo del país, durante casi medio siglo.
    Siempre ha recibido una gran atención en tanto punto referencial en el estudio de la doctrina ideológica fidelista, su discurso en las reuniones efectuadas con los intelectuales cubanos en la Biblioteca Nacional los días 16, 23 y 30 de Junio de 1961:
    “¿Cuáles son los derechos de los escritores y de los artistas, revolucionarios o no revolucionarios? Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho”; mas conocido como “Palabras a los intelectuales”.http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1961/esp/f300661e.html
    Sin embargo, un año y medio antes, Fidel ya definía con total claridad su concepción “revolucionaria” sobre el papel de la intelectualidad en general y de los científicos en particular.
    En aquella ocasión, un Fidel Castro virtualmente autonombrado Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, pronuncio un discurso a los miembros de la Sociedad Espeleológica de la Academia de Ciencias de Cuba donde exponía e imponía amenazante su teoría sobre el rol de las ciencias y los científicos en la naciente Revolución Cubana.
    Expresaba Fidel Castro en aquella infausta noche:
    “Cuba necesita mucho de los hombres de pensamiento, sobre todo de los hombres de pensamiento claro, no solo hombres que hayan acumulado conocimientos; hombres que pongan sus conocimientos del lado del bien, del lado de la justicia, del lado de la patria, porque vivimos en estos momentos en que el papel del pensamiento es excepcional, porque solo el pensamiento puede guiar a los pueblos en los instantes de grandes transformaciones y en los momentos en que se emprenden grandes empresas como esta que está llevando adelante nuestro pueblo.
    Y entre los hombres de pensamiento hay que librar la batalla, entre los hombres de pensamiento hay que formar la legión que brinde los recursos de su inteligencia a la Revolución en esta hora, porque hombres hay que han acumulado pensamientos, pero no los emplean sino en beneficio de sus propios intereses, no los emplean sino egoístamente, y necesitamos hombres de pensamiento que lo empleen en bien de los demás. Y si en definitiva han tenido el privilegio, por la naturaleza o por las circunstancias, que les permitieron adquirir luces que les sirvan para comprender mejor nuestros problemas, para ver más claras las cosas; porque he aprendido bien que los problemas de nuestro país son tan evidentes, que el que no los entiende es porque no quiere, el que no los ve, es porque no los quiere ver. Y aquí realmente no hay equivocados; entre los hombres de pensamiento no hay equivocados; equivocados pueden haber entre los analfabetos, que sin embargo están viendo más que nunca; equivocados podrían haber entre los que no tuvieron oportunidad de ir a la escuela, pero hoy, cuando hasta el guajiro que no sabe leer ni escribir conoce los problemas de la Revolución, sabe cuáles son sus intereses y sabe de qué lado se debe situar, en instantes como estos, el hombre de pensamiento que se sitúe contra la Revolución no es un equivocado, sino un enemigo consciente de la justicia, un enemigo consciente de los intereses de su pueblo, un enemigo consciente de su patria, porque no puede haber equivocados”.
    Y continuaba con su abierta amenaza: “Los hombres que han adquirido un grado determinado de cultura comprenden los problemas políticos, económicos y sociales de nuestro pueblo y si se sitúan contra la Revolución, no lo hacen por error, sino porque puestos en la disyuntiva de ponerse junto al pueblo o junto a intereses y minorías privilegiadas; puestos en la disyuntiva de ponerse junto al pueblo, a los intereses del pueblo, o junto a los intereses personales, egoístamente escogen el camino de sus intereses o el camino de los intereses de minorías privilegiadas”.
    Y en aquel solemne salón donde se reunían muchas de las mas preclaras inteligencias del pensamiento científico cubano de la época, el fantasma del terror sobrecogió una a una todas las almas de los convocados. La versión oficial del discurso se encuentra disponible enhttp://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1960/esp/f150160e.html[Discurso pronunciado en el Acto Celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, en la Academia de Ciencias, el 15 de enero de 1960. (Español)], muestra que había recibido numerosos “Aplausos” y “Aplausos prolongados” durante la primera mitad de su intervención, pero no registra ninguna muestra de aceptación en esta fatídica segunda parte a pesar que entre los presentes abundaban los partidarios de la Revolución. Todos, independientemente de sus preferencia políticas, experimentaron el mismo terror jacobino que recorrió las calles de Paris 197 años antes”.

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