El disidente Vladimir Alejo Miranda ha depuesto la huelga de hambre que comenzó el pasado 29 de marzo para reclamar al régimen cubano la liberación del contratista estadounidense Alan Gross y el respeto a los derechos humanos. Miranda tuvo que abandonar la protesta por una infección en los labios, que tuvo cosidos durante 47 días para demostrar que iba en serio, y por «motivos personales», según confirmó por teléfono a ABC el periodista independiente Roberto de Jesús Guerra.
«Mi familia me habló, mis hijos, mis nietos, parte de la oposición en Cuba. Vinieron hermanos a hablar conmigo para que levantara la huelga porque yo estaba muy mal», aseguró el ex preso político, en unas declaraciones difundidas por Reuters. Vladimir tomó esta decisión el pasado fin de semana en su casa de las afueras de La Habana.
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