lunes, noviembre 26, 2007

Las crecientes disparidades económicas y sociales en Cuba: Impacto y recomendaciones para el cambio

Un ensayo de Carmelo Mesa-Lago

Las crecientes disparidades económicas y sociales en Cuba: Impacto y recomendaciones para el cambio

Sumario Ejecutivo

Introducción
Hasta 1989, Cuba tuvo una de las economías y sociedades más igualitarias en América Latina, pero el excesivo énfasis sobre la igualdad causó una falta de incentivo para trabajar, ausentismo laboral, disminución de la productividad laboral y erosión del valor del dinero. En los años noventa, el desplome de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el campo socialista, en combinación con las mal concebidas políticas económicas internas, provocaron la más aguda crisis socioeconómica desde el inicio de la revolución cubana, y motivaron la implementación de moderadas y vacilantes, reformas orientadas hacia la economía de mercado.

Estos cambios tuvieron como resultado considerables incrementos en la desigualdad de los ingresos y en otras disparidades socioeconómicas, revirtiendo muchos de los anteriores logros de la revolución. Aunque es extremadamente difícil obtener cifras clave sobre este tema, este estudio se basa en una amplia colección de estadísticas, documentos, encuestas, y artículos de especialistas, así como entrevistas llevadas a cabo por el autor. El estudio analiza el impacto de las reformas de mercado en Cuba sobre las disparidades económicas y sociales entre 1990 y 2002 y propone acciones para aliviarlas en el presente y el futuro basado en dos escenarios. Ambos implican un movimiento más dirigido hacia el mercado, pero en uno de los escenarios sería considerablemente más fuerte que el otro.

El crecimiento de las disparidades y su impacto
Este estudio documenta los siguientes ocho tipos de disparidad socioeconómica en Cuba, centrándose en el período de 1990-2002:

1. Ingresos y riqueza. (a) Ingresos: el salario promedio real en el sector
estatal disminuyó en 44 por ciento, pero las diferencias extremas de salario/ingresos crecieron desde 829 a 1 en 1995, hasta 12,500 a 1 en 2002. (b) Remesas del exterior: Son recibidas por el 50-65 por ciento de la población en una cantidad estimada que promedia $107 per cápita anualmente, similar al promedio del salario estatal en pesos convertido a dólares, pero los negros sólo reciben como promedio $31 (el símbolo $ se usa sólo para el dólar de Estados Unidos, si se trata de pesos cubanos se especifica así). (c) Cuentas bancarias: En 1997, sólo el 3 por ciento de las cuentas (aquéllas con más de 10,000 pesos) tenían el 46 por ciento del total de los depósitos, mientras el 66 por ciento (aquéllas con menos de 200 pesos) únicamente tenían el 2 por ciento de los depósitos.

2. Impuestos regresivos. La reforma de impuestos de 1994 generó un cambio de impuestos directos a indirectos (el 56 por ciento del ingreso, principalmente impuestos sobre las ventas); las remesas de dólares y los ingresos de los que están ilegalmente empleados no están gravados, lo cual resulta en un impacto regresivo sobre la distribución de los ingresos.

3. El deterioro y las disparidades en los servicios sociales. (a) Atención de la salud: El deterioro en los indicadores clave (morbilidad, mortalidad materna, desnutrición, niños nacidos bajos de peso) aquejan a la inmensa mayoría de la población, pero los dirigentes políticos, las fuerzas armadas y las de la seguridad interna están protegidos mediante instalaciones y atención especial diferenciadas. (b) Educación: Los gastos reales del presupuesto cayeron más del 38 por ciento; la matrícula al nivel secundario se redujo en 10 por ciento y al nivel superior en 52 por ciento, poniendo en peligro el futuro desarrollo; los niños de la élite están protegidos al tener mejores escuelas. (c) Pensiones de seguridad social: El promedio real de las pensiones cayó en 42 por ciento y la red de seguridad complementaria (alimentos subsidiados, atención de la salud gratuita, transporte, electricidad y otros servicios públicos baratos) se ha deteriorado agudamente; la edad de jubilación es muy baja y los trabajadores no contribuyen; el déficit y el subsidio fiscal son enormes; el creciente sector privado no tiene cobertura; y las fuerzas armadas y de seguridad interna tienen planes de jubilación diferenciados y de privilegio y reciben alimentos y otros artículos. (d) Vivienda: El déficit de la vivienda ha crecido a 1.6 millones y el 39 por ciento de las existentes no cumplen las normas de habitabilidad; la calidad de las viviendas difiere significativamente entre los vecindarios de La Habana y entre La Habana y el resto de las provincias.

4. Las disparidades regionales. La Ciudad de La Habana tiene mejores niveles que las más empobrecidas provincias orientales (Las Tunas, Guantánamo, Granma); estas últimas sufren mayores niveles de pobreza y desempleo, menores inversiones, peores viviendas, menos acceso al agua y la sanidad y, proporcionalmente, una peor relación de médicos por 10,000 habitantes y de camas hospitalarias por 1,000 habitantes.

5. Las disparidades raciales. Los negros reciben menos de la mitad de las remesas de dólares que reciben los blancos; los negros están concentrados en vecindarios pobres y sufren discriminación en conseguir empleo en las instalaciones turísticas.

6. La discriminación con relación a los extranjeros. Los cubanos no tienen acceso a la atención de la salud de primera clase, disponible para los pacientes extranjeros que pagan en dólares, ni a los hoteles y restaurantes para turistas, y no pueden operar sus propios negocios, aun cuando el número de empresas mixtas extranjeras es considerable y está aumentando.

7. Las diferencias en la satisfacción de las necesidades básicas. La caída de los salarios reales y las jubilaciones, el recorte de los alimentos y otros bienes recionados por la libreta a 10 días por mes, los precios más altos tanto en las tiendas estatales que venden en dólares como en los mercados libres agropecuarios (privados), han incrementado la pobreza; el promedio del costo de la canasta de alimentos se elevó en 113 por ciento y el consumo diario de calorías y vitaminas disminuyó por debajo de las necesidades mínimas.

8. La pobreza y el bienestar social. Los estimados cubanos de la incidencia de pobreza ("población en riesgo") en La Habana fluctúan entre el 15 y el 67 por ciento; el gasto social real per cápita ha caído en 40 por ciento; los servicios sociales gratuitos y los subsidios no están focalizados en los pobres, sino que son suministrados a toda la población; y las diferencias expandidas en ingresos y riqueza han agravado las desigualdades socioeconómicas.

Recomendaciones para el cambio
Las recomendaciones para una futura transición se centran en seis áreas de políticas y bajo dos escenarios: a mediano plazo (modestos cambios económicos dentro del actual régimen) y a largo plazo (el desplome del régimen y una transición más fuerte hacia el mercado).

1. Reformas macroeconómicas globales. Cuba debe moverse hacia el mercado, pero a mediano plazo, es muy difícil que el actual régimen emprenda reformas de mercado fuertes como las de China y Vietnam (el estudio sugiere políticas específicas, en el caso de que Cuba adoptase ese tipo de movimiento hacia el mercado); en el segundo escenario (la caída del régimen), a largo plazo Cuba se movería más rápida y profundamente hacia la economía de mercado.

2. Reforma del sistema impositivo. Se recomiendan las siguientes políticas en ambos escenarios, aunque hay mejores oportunidades de éxito en el segundo: (a) Hacer el sistema tributario más progresivo, estableciendo un impuesto progresivo sobre el ingreso, evaluando cuidadosamente el IVA antes de su implementación, manteniendo los impuestos sobre el tabaco y las bebidas alcohólicas e introduciendo un impuesto indirecto sobre los hidrocarburos e impuestos sobre el turismo. (b) Imponer ún impuesto sobre los intereses de los ahorros y las remesas.

3. Cambios en los servicios sociales. (a) En la atención de la salud, mantener el sistema nacional de salud, pero reformarlo para hacerlo financieramente solvente, mejorar su eficiencia y la calidad de los servicios, permitir actividades privadas y eliminar las injustas desigualdades, y focalizar en los grupos probres y de bajos ingresos los servicios gratuitos (se recomiendan medidas específicas adicionales). (b) En la educación, mantener un fuerte sistema educacional público y gratuito, pero reformado, como en el caso de la atención de la salud; ajustar la educación a las demandas de un mercado mundial competitivo y suministrar incentivos
adecuados, a fin de entrenar a los técnicos y profesionales necesarios y desalentar la matrícula en aquellos campos donde hay excedentes. (c) En pensiones de la seguridad social, elevar la edad de retiro a 65 años para ambos sexos, reintroducir las contribuciones de los trabajadores, llevar a cabo un estudio actuarial-financiero, establecer una pensión mínima, facilitar la extensión de cobertura al creciente sector privado, y crear un programa opcional complementario de pensiones con capitalización individual para aquéllos que puedan aportar las contribuciones. (d) En la vivienda, proveer libertad e incentivos para permitir al pueblo reparar viviendas, permutarlas y construir nuevas casas; permitir a los habitantes más pobres que permanezcan en sus hogares u otorgarles un subsidio de vivienda previa evaluación de sus ingresos económicos y proporcionarles pequeños préstamos para la construcción y adquisición de nuevas viviendas.

4. Enfrentamiento de la disparidad racial que aún queda. Abrir un debate nacional público en las escuelas, los centros de trabajo y en los medios masivos de comunicación sobre la discriminación racial y las vías para solucionarla y permitir a los negros que organicen asociaciones y movimientos para defender sus derechos.

5. Introducción de una red de protección social (RMPS). Cambiar de los subsidios indiscriminados (destinados a alimentos, atención de la salud y educación) para toda la población, hacia una ayuda dirigida a quienes la necesiten, mediante el pago de ingresos suplementarios temporales, uniformes y sometidos a prueba previa de carencia de ingresos.

6. Necesidad de ayuda externa. Las reformas recomendadas requerirán ayuda técnica y económica de organizaciones internacionales y regionales, una posibilidad que sería muy limitada o imposible en el primer escenario, pero que se incrementaría sustancialmente en el segundo escenario; el Club de París y otros acreedores deberían considerar perdonar toda la deuda de Cuba o parte de ella, a condición de que se implementen las reformas socioeconómicas necesarias.

Sobre el autor:
Actualmente Catedrático Distinguido Emérito de Economía y Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburg; ha sido profesor o investigador visitante en Alemania, Argentina, Cuba, España, Estados Unidos (incluyendo la Cátedra Emilio Bacardí en la Universidad de Miami), México, Reino Unido y Uruguay, así como conferencista en 32 países. Es autor de 60 libros y más de 200 artículos o capítulos de libros publicados en nueve idiomas en 33 países, sobre la economía cubana, la seguridad social y sistemas económicos comparados. Su libro más reciente es Buscando un modelo económico para América Latina: ¿Mercado, socialista o mixto? Chile, Cuba y Costa Rica, 2002. Fue fundador y editor de Cuban Studies/ Estudios Cubanos por 18 años. Ha trabajado en virtualmente todos los países de América Latina, como asesor regional de la CEPAL, consultor con diversas agencias de las Naciones Unidas, numerosos organismos financieros internacionales y fundaciones de varios países. Fue Presidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), es miembro de la Academia Nacional de Seguridad Social de los EEUU y ha recibido dos Premios Alexander von Humbolt, tres Fulbright, la Distinción Anual de la Asociación para el Estudio de la Economía de Cuba (ASCE) y numerosas bolsas de investigación en todo el mundo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario