lunes, junio 15, 2015

Emilio Ichikawa » Padura y la Carta de Los 12

 
Emilio Ichikawa
Siguiendo inercialmente la esquelorrea o epistofilia nacional, un grupo de letrados ha publicado en el portal anti-terrorista Cubadebate una “Carta de los amigos a Padura”. Para los manipuladores de la prensa internacional que tratan de inventar a Padura como heterodoxo, disidente y opositor, les recuerdo que Cubadebate es el sitio donde Fidel Castro publica sus “Reflexiones”.
Siguiendo otra inercia, esta vez bíblica, pinoviejera y post-moncadista, dicha “Carta de los amigos a Padura” la firman 12… que se califican a sí mismos como Padura’s  “compañeros de letras”, “amigos”, “generación”.
La carta no felicita de gratis y deja constancia de que agradece al premio de Padura el haberles  “honrado”. Es decir, llamar la atención sobre su existencia, haberles exaltado y puesto en agraciada y expectante evidencia.
¿Por qué tiene un premio otorgado a un individuo, a un “autor”, que servir de honra a un colectivo? Pues, quizás, porque ese colectivo (a diferencia de Padura) carece de:
1-Premios propios que le honren.
2- Poder institucional que le posicione.
3-Libros publicados.
4-Viajes que lo promuevan fuera de la provincia cubana de ultramar.
5-Vida arriesgada para forjar sobre ella la fama, luego el mito y finalmente la leyenda.
Paso a considerar el quinteto de hipotéticos escamoteos:
1-Si este colectivo siente que adquiere “honra” gracias al premio de Padura, la verdad es que se trata de un sentir muy singular ya que entre los 12 hay gente que si algo no le ha faltado son los premios. Algunos de ellos escriben precisamente para ganar premios. En cuya diana curiosamente casi siempre dan.
Pongamos, por ejemplo, el caso de Reinaldo Montero; probablemente más premiado que el propio Padura. Por lo bajito, Montero ha ganado el Premio “Fray Luis de León” (2007); Premio “Alejo Carpentier” de novela (2005); Premio “Juan Rulfo” (1996); Premio “Castilla–La Mancha” (1992); Premio Benalmádena (1988); Premio “Casa de las Américas”, (1986); Premio Nacional de la Crítica (2009), (2006), (2002) y 1997; Premio “Italo Calvino” (1996); Premio “Caimán Barbudo” (1985); Premio “David”… entre muchos otros.
Otro ejemplo, Senel Paz. Como Montero, Paz (el nuestro) ha ganado un alud de galardones. Incluso a diferencia de Montero (que sí fue, hasta donde le conocí, un “sacerdote de la literatura”, rango con que también han querido premiar descaradamente a Padura), Paz ha recibido múltiples condecoraciones de instancias gubernamentales, como la Distinción por la Cultura Nacional y la Medalla Alejo Carpentier.
En fin, que si los 12 necesitan “honra” ajena, por falta de premios no es.
2-Entonces, si no es por carencia de premios, ¿no será por desprotección institucional?
De ningún modo. Varios de los 12 firmantes son burócratas con muchísimo poder dentro de la cultura cubana de la isla. El poder de incluir o excluir de antologías, como hace Marlyn Bobes; o el poder de publicar o no en La Gaceta de Cuba, órgano oficial de la UNEAC, en manos de Norberto Codina. El tradicionalismo en esta publicación es tan notable, que en una reciente visita a Pinar del Río el periódico Guerrillero, órgano oficial del Partido Comunista en esa provincia, tuvo la ocurrencia de hacerle esta observación a Codina: “Bastaría con saberlo director casi vitalicio de La Gaceta de Cuba, esa revista orgullo nacional, donde convergen los más eruditos intelectuales del país y el exterior en diferentes temáticas, siempre bajo la lupa inquisitiva de quien la dirige…”.
Y por supuesto hay autoritarismo dinástico (doping genético) porque entre los 12 firmantes se encuentran, ya en el límite posterior de la “generación”, los funcionarios Jorge Fornet, hijo de Ambrosio Fornet, y Laidi Fernández de Juan, hija de Roberto Fernández Retamar y Adelaida de Juan.
3-Pero, ¿y si el suertudo énfasis que el premio de Padura ha puesto sobre esa “generación” se debe a que los 12 han sido preteridos y no han podido publicar sus textos en Patria Cuba. Error: si algo hay escandaloso no es la poquedad sino la graforrea édita que exhibe la docenita de firmantes.
4-¿Y si es que los  “compañeros de letras” de Padura no viajan, impidiéndoseles mercadear su cuota de honra en el extranjero? Tampoco, porque la mayoría de ellos no se baja de los aviones.
5-¿Se debe entonces a la falta de “negativismo”, riesgo y encanto en sus biografías? Efectivamente. Si exceptuamos a Margarita Mateo, cuya vida y obra está llena de fascinantes atrevimientos y precios pagados, los demás muestran existencias demasiado certeras, poco erráticas y por lo mismo carentes de interés. Es cierto que nunca han apoyado una dictadura, pero tampoco han apoyado una democracia. Son, en el mejor de los casos, escritores de oficio, notarios de su banal existencia que plasman en sus libros semi-realistas sin vuelo para adentrarse en la ficción. De cualquier otra cosa los podrá salvar, honrándoles, el premio de Padura; pero nada los librará de la intrascendencia y sobre todo del bochorno de morir viejos, buenos y sanos.
-IMAGEN: Por Amilkar: jr

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