Ana Beén Montes, con excarcelación fijada para el 2023. |
Por Miguel Fernández Díaz
Mientras transcurre el proceso de restablecimiento de relaciones
Washington-La Habana y se valora incluso la posibilidad de conversar
sobre el álgido tema de prófugos de la justicia estadounidense como
Joanne Chessimard, un nombre parece borrado de las preocupaciones y los
reclamos del gobierno cubano: Ana Belén Montes.
Montes, la superespía del Pentágono que estuvo al servicio del
régimen cubano por más de 15 años, expira una condena de 25 años en una
cárcel federal de Texas. La ex analista militar tiene previsto salir en
libertad tres años antes de lo fijado en su sentencia judicial como
resultado de un ajuste de sus antecedentes, su colaboración con las
autoridades y la buena conducta mostrada en la prisión. Según
confirmaron fuentes cercanas al caso, Montes deberá ser excarcelada el
1ro de julio de 2023.
Un año antes de su excarcelación debía salir el oficial cubano Ramón
Labañino, uno de los cinco agentes cubanos que cumplían largas condenas
en Estados Unidos. Pero Labañino y sus cuatro colegas de prolongado
cautiverio están de regreso en la isla desde el pasado 17 de diciembre
como resultado de un intrincado proceso de negociaciones secretas que
desembocó en un nuevo escenario para las relaciones entre ambos países.
Topo de cuestionable relevancia
El proceso negociador que permitió la liberación del contratista Alan
P. Gross, logró también sacar de una cárcel cubana de máxima seguridad
al espía que presuntamente condujo a los investigadores de la
inteligencia militar estadounidense a la captura de Montes: Rolando
Sarraff Trujillo, radicado ya en Estados Unidos, pero sin hacer
aparición ni declaraciones públicas.
Las autoridades estadounidenses aseguran que Sarraff Trujillo fue
clave para la captura de Montes. Cuando el presidente Barack Obama dio
la noticia acerca del restablecimiento de relaciones, el retorno de
Gross y el desconocido doble agente cubano, calificó a Sarraff Trujillo
como “uno de los topos de inteligencia más importantes que Estados
Unidos ha tenido nunca en Cuba”. Un “topo” con relevancia a todas luces
amplificada para justificar un canje que parecía imposible.
Sin embargo, los funcionarios estadounidenses aseguran que los
cubanos nunca mencionaron a Montes ni una sola vez durante los más de 18
meses de negociaciones y contactos para el intercambio de prisioneros.
Ahora con 57 años, Montes ha terminado así como la gran olvidada en
este capítulo tardío de la Guerra Fría, Su caso ni siquiera tuvo una
regular exposición en los medios oficiales cubanos o en las campañas
internacionales que grupos de solidaridad lanzaron desde el 2002 por la
liberación de los cinco agentes cubanos.
Montes fue arrestada el 21 de septiembre de 2001 y condenada el 16 de
octubre de 2002 a 25 años de privación de libertad más cinco de
libertad condicional. La privación de libertad se cuenta desde la fecha
del arresto.
Presidio Modelo
Montes cumple su condena en el Centro Médico Federal (FMC) Carswell,
enclavado en Fort Worth, Texas, un establecimiento penitenciario que
presta servicios médicos especializados, incluso de salud mental en su
caso, a mujeres delincuentes bajo el régimen de más alta seguridad en
Estados Unidos. Saldrá en libertad con 66 años y podrá cobrar los
beneficios de Seguridad Social por casi dos décadas de trabajo para el
gobierno.
La ex analista de la Agencia de Inteligencia para la Defensa (DIA,
por sus siglas en inglés) y actual reclusa 25037-016 de FMC Carswell ha
tenido como vecinas de celda, entre otras, a un ama de casa que
estranguló a otra mujer embarazada para arrebatarle el hijo próximo a
nacer, a una enfermera que mató cuatro pacientes con inyecciones de
altas dosis de adrenalina y a Lynette “Squeaky” Fromme, condenada a
cadena perpetua por intentar asesinar al presidente Gerald Ford y en
libertad condicional desde el 2009.
Desde 1985 Montes alternó sus funciones en la DIA con labores de
espionaje para Castro. Hacia 1997, el FBI comenzó a investigar a un
“sujeto no identificado” (UNSUB) y en agosto del 2000 la DIA entró a
colaborar. En solo tres semanas de trabajo en equipo, sus investigadores
Scott Carmichael y Karl James, junto con sus oficiales de
contrainteligencia John Kavanagh y Chris Simmons, consiguieron
identificar a Montes como aquel UNSUB. Mucho más tiempo llevó convencer
al FBI para que abriera el caso contra Montes. La vigilancia física
sobre superespía vino a establecerse hacia mayo del 2001.
Y todo parece indicar que no habrá tiempo para que Montes se
arrepienta. Ella sigue tal y como el cazaespías Carmichael atinó a
definirla en el título de su libro sobre el caso: True Believer
(U.S. Naval Institute Press, 2007). Una carta de 14 páginas manuscrita
por Montes en FMC Carswell con destino a cierto pariente incluye pasajes
como este: “La prisión es uno de los últimos lugares que habría
escogido jamás para estar en él, pero algunas cosas de la vida valen la
pena aunque vayas a la cárcel”.
Contrainteligencia
En julio del 2014 se desclasificó el informe que el Inspector General
del Departamento de Defensa rindió en el 2005 sobre el caso de Montes. A
pesar de que nada significativo salió a relucir más allá de la
información divulgada de antes, el doctor Brian Latell, ex analista de
la CIA, imprimió giros sensacionalistas a ciertas trivialidades con la
pieza “New Revelations About Cuban Spy Ana Montes” (The Miami Herald, 2 de agosto de 2014).
A esta “colaboración especial” tuvo que salirle al paso el teniente coronel (retirado) Simmons con incisivo análisis en “Latell’s Latest Assessment Reveals Why Analysts Should Not Perform Counterintelligence”. Simmons calificó de insulto a la inteligencia las especulaciones de Latell y precisó que, más allá de los “compañeros she’d served during her espionage career”, Montes no dejó a ningún otro agente de Castro envuelto en el misterio.
En Cuba, el caso de Montes quedó al margen de las campañas por la
“Libertad para los Cinco”, cuando en realidad se trataba de operaciones
sintonizadas con los intereses de inteligencia de La Habana. Solo
algunos contadas referencias en sitios digitales han hecho mención a la
superespía del Pent’ágono en más de una década.
El viernes 18 de octubre del 2002, el canciller Felipe Pérez Roque
respondió en un foro online a una consulta sobre la entonces recién
condenada Montes: ”Siento profundo respeto y admiración por la señora
Ana Belén Montes. Ella se ha expresado ya sobre sus relaciones con Cuba y
sus motivaciones”.
Pérez Roque subrayó que ella había actuado ”movida por la ética y un considerable sentido de justicia”.
Un latido por la suerte de Ana
Desde que empezó el vendaval del deshielo entre Cuba y Estados
Unidos, el nombre de Montes no ha emergido -ni de soslayo- en boca de
los representantes gubernamentales o alguno de los columnistas que
agitan la propaganda oficial en los sitios digitales y las redes
sociales.
Curiosamente, la única mención vino de parte de un conocido
partidario del régimen cubano en Washington, el abogado José Pertierra.
¿Iniciativa de Pertierra o caja de resonancia de La Habana?
“E muy triste que siga presa… Lo ideal sería que la liberaran y la
envíen a Cuba, porque lo que hizo no fue por dinero, sino porque ella
consideraba como injusto el bloqueo por parte del país más poderoso del
planeta. Creo que EEUU debe perdonar y soltarla, pero no sé si va a
ocurrir”, indicó Pertierra en una entrevista publicada el pasado 7 de marzo en Tiempo Latino, publicación afiliada a The Washington Post.
En efecto, en camino de la retirada de Cuba de la lista de naciones
terroristas y la flexibilización del embargo, las confesiones de Montes
en su declaración ante el tribunal federal que la condenó, están
plenamente en consonancia con los rumbos de la política que Washington
se ha propuesto alinear respecto a Cuba.
“Mi mayor deseo sería ver que surja una relación amistosa entre
Estados Unidos y Cuba. Espero que mi caso, en alguna manera, estimule a
nuestro gobierno para que abandone su hostilidad en relación con Cuba y
trabaje conjuntamente con La Habana, imbuido de un espíritu de
tolerancia, respeto mutuo y entendimiento”, escribió Montes en su
alegato, el 16 de octubre del 2002.
¿Cabría esperar aún por una reparación del olvido cubano o por otra
negociación entre bambalinas en favor de la cautiva Ana Belén Montes?
Declaración de Ana Belén Montes ante el tribunal federal en 2002
Vamos de nuevo Pa” la Plaza con Oscar
ResponderEliminarEste lunes 29 de febrero de 2016, estaremos en las Plazas con Oscar Nuestro Héroe Nacional por segunda vez. Esta campaña pacifica, permanente, nacional e internacional comenzó este año para la excarcelación de nuestros presos políticos Oscar Lopez Rivera y Ana Belén Montes.
Nuestra meta es tratar de duplicar todos los meses la cantidad de gente que vaya a las manifestaciones por 2 horas. En mes pasado en Bayamón solo estábamos don Benito Reinosa y yo. ¡Si logramos que vaya 2 personas más este lunes, sería un éxito!
Aquí le presento las plazas que estarán ocupadas en febrero 2016:
• Puerto Rico
1. Aguadilla, Edwin Chungo Molina, 561-758-7509
2. Arecibo, Revda. Eunice Santana, 787-879-1947
3. Bayamón, José M. López Sierra, 787-429-1981
4. Cabo Rojo, Julio García, 321-333-2963
5. Caguas, Luis Galarza, 787-236-7768
6. Dorado, Cielito Ortiz, 939-281-7732
7. Mayagüez, Milton Olivero, 787-967-3737
8. Rio Piedras, Pepe Sánchez, 787-257-4598
9. Vega Baja, Elda Santiago, 787-479-0730
• Orlando
Revdo. Roberto Morales, 407-846-9564
• New York City
José Gonell, 347-440-5653
• República Dominicana
Yolanda Santana, 809-233-5213
• Venezuela
Gretys Monagas, 58-254-234-4349
Si usted le gustaría unirse a nuestra campaña Pa’ la Plaza con Oscar Nuestra Héroe Nacional, favor de comunicarse con Edwin Chungo Molina al 561-758-7509
¡Estas manifestaciones son indispensables porque, los que encarcelan a los que quieren ser libre no creen en la JUSTICIA PARA TODOS! www.TodosUnidosDescolonizarPR.blogspot.com