Grupo realizando acto de repudio mientras Hildebrando atendía a la prensa extranjera (foto REUTERS) |
LAHABANA, Cuba. -La expectativa aumentaba en torno al colegio
electoral ubicado en los bajos del edificio Focsa a medida que nos
acercábamos a las seis de la tarde de este domingo 19 de abril. A esa
hora se cerraba la votación para elegir al delegado a la asamblea del
Poder Popular en el capitalino municipio Plaza de la Revolución, y nos
impacientábamos por conocer cuántos votos habría obtenido el periodista
independiente Hildebrando Chaviano, uno de los cuatro candidatos
envueltos en la lid.
En la entrada de un pasillo que da acceso al colegio electoral
aguardaban varias personas, pero no podíamos determinar si se trataba de
integrantes de la mesa electoral, o si eran simples electores que
asistirían al conteo de los votos. Sin embargo, otra presencia
inconfundible merodeaba el lugar: cinco o seis motociclistas en el
parqueo del restaurante El Conejito, frente al Focsa. Por supuesto, eran
agentes de la Seguridad del Estado.
A las seis en punto llegamos a la puerta del colegio, y de inmediato
apreciamos la diferencia con respecto a anteriores sufragios. Antaño
solo dos o tres personas asistían al conteo de los votos, y ahora más de
un centenar de personas se agolpaban ante los cristales del pequeño
local donde había transcurrido la elección. La prensa extranjera, única
autorizada a permanecer en el interior del colegio, captaba todos los
preparativos para el conteo, y en ocasiones sus cámaras enfocaban al
propio Hildebrando, quien como un elector más, observaba los
acontecimientos desde afuera.
Una tensa calma reinó durante el tiempo que duró el conteo de las
boletas válidas— hubo otras en blanco y anuladas—, hasta que la
presidenta de la mesa electoral leyó las cifras que resumían la
contienda en su colegio. Hildebrando obtenía 105 votos, uno menos que el
ocupante del tercer lugar. Ese era el dato que querían saber los
partidarios del gobierno, quienes de inmediato, aunque aún de modo
civilizado, comenzaron a enarbolar consignas de apoyo al castrismo.
Hildebrando Chaviano |
Hildebrando, en unión de varios amigos que le acompañaban, salió a la
calle unos minutos después de hacerse público el resultado de la
votación. Una reportera de la televisión extranjera fue tras él y
comenzó a hacerle algunas preguntas. Mas, sería ardua la tarea para la
entrevistadora y el entrevistado ante lo que nos venía encima: una
muchedumbre que cubría casi toda la cuadra— evidentemente algo
prefabricado— gritando ofensas de todo tipo. “¡Abajo los traidores!”,
“¡mueran los mercenarios!”, “¡estas elecciones son para los
revolucionarios, no para los asalariados del imperio!”
Así se mantuvo la turba mientras que Hildebrando permaneció en la
calle tratando de responder, a duras penas, las preguntas de la
periodista. Preguntas y respuestas que, obviamente, los medios de
difusión oficialistas ignoraron a la hora de reportar estos comicios.
Cuando nos alejábamos, un elector que no había participado en el show
de la brigada de respuesta rápida, emitió su parecer: “En el fondo el
gobierno está preocupado. Porque, óigame, que más de 100 personas
votaran por Hildebrando, con una biografía que lo ofendía, sin que él
pudiera defenderse— la clásica pelea de león a mono, y el mono
amarrado—, ya es como para que se les paren los pelos de punta a estos
comunistas”.
Al día siguiente, al computarse los votos de los otros dos colegios
de la circunscripción, Hildebrando Chaviano, no obstante ser el menos
votado de los candidatos, se alzó con la cifra nada despreciable de198
boletas a su favor, lo que representa cerca del 18% de los votos válidos
¿Qué pasará en Cuba el día que un candidato opositor pueda acudir ante
las cámaras de televisión a exponer su programa de gobierno?
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