Varios campesinos del centro del país, con tierras en usufructo y
contratos vigentes con el Estado, están siendo desahuciados por
diferentes causas, entre ellas la cesión del terreno a un inversionista
extranjero, denunciaron fuentes de la oposición.
Los casos más graves se presentan en Rodas, Cienfuegos, donde unos 15
productores están siendo obligados a vender el ganado al Gobierno,
porque sus tierras serán ocupadas por la empresa brasileña que gestiona
el central 5 de septiembre.
En enero de 2013, La Habana firmó un contrato de administración del
ingenio con la firma brasileña Odebrecht, reportaron entonces medios
oficiales.
"El Estado dio las tierras ociosas a los campesinos y ellos
invirtieron mucho dinero en prepararla; pero ahora, sin terminarse el
contrato, se las quita", explicó a DIARIO DE CUBA el activista Alberto
de la Nuez.
Los contratos entre los campesinos y el Gobierno estipulaban cinco
años de explotación, pero, según los afectados, han sido interrumpidos
tras solo "dos años y pico" de ejecución.
En un informe sobre la inversión brasileña en la industria azucarera,
el analista Juan Tomás Sánchez indicó el año pasado que el central 5 de
septiembre "se encuentra en las mejores tierras de Cuba".
"Posiblemente, el inversionista brasilero no ha visto mejores tierras
para el cultivo de la caña", añadió Sánchez en un reporte publicado por
el Grupo Internacional para la Responsabilidad Social Corporativa en
Cuba.
La caña manda
El caso de Rodas no es el único en cuanto a violaciones de los contratos entre el Gobierno y los productores independientes.
A Yandi Martín Peraza, de Ranchuelo, en Villa Clara, le "arrasaron"
el sembrado el viernes pasado para obligarle a abandonar las tierras. Su
contrato, también de cinco años, había empezado en enero de 2014.
"Hace un mes se me acercó Francisco González, delegado de la
cooperativa Rubén Martínez Villena, para decirme que habían cambiado los
planes y que ahora había que sembrar caña, que eran decisiones que
tomaba el país", explicó Martín Peraza.
Sin embargo, el viernes, sin previo aviso, "llegaron y me araron el
sembrado completo", se quejó en declaraciones a este periódico.
El campesino, de 36 años, cultivaba maíz y yuca en
aproximadamente una hectárea de tierra. Antes de contratar las tierras,
"la maleza no permitía ni siquiera caminar", cuenta.
En 2008, Raúl Castro comenzó la entrega de tierras estatales ociosas
en usufructo para, en teoría, estimular la producción de alimentos. Seis
años después, Cuba tenía aún más de un millón de hectáreas sin
cultivar, una sexta parte de la superficie agrícola, según datos
oficiales.
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