En la más reciente reunión del Consejo de Ministros en Cuba se dijo
que la economía en 2014 crecería un 1,3 %, menos del plan que preveía un
2,2 %, y menos también del pronóstico de mediados de año, cuando se
habló del 1,4 %.
Lo cual no es noticia: ¿cuándo en Cuba se ha
cumplido un plan de la economía? Sin embargo, a pesar de la historia y
los fracasos, ahora el vicepresidente del Consejo de Ministros, Ministro
de Economía y presidente de la Comisión de Implementación de no se qué,
anuncia que en 2015 el PIB tendrá un crecimiento “ligeramente superior
al 4 %”. ¿Dé donde sale tal cifra? La economía no funciona jugando con
números y coeficientes, sino analizando realidades. La Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) considera que la economía cubana
podría crecer un 3 % en 2015. Tal vez un ilustre visitante haya regalado
a algún burócrata del régimen una chistera de mago para sacar conejos,
porque la trayectoria y resultados de la gestión del general-presidente
en ocho años y medio solamente dan para inventar cifras o promesas que
no se corresponden con la realidad. ¿Recuerdan el vasito de leche diario
para cada cubano?
Ya ha sido convocada la reunión de la Asamblea
Nacional del Poder Popular para el 19 de diciembre. Sin chistar ni
replicar en lo más mínimo, los “diputados” levantarán sus brazos para
apoyar unánimemente lo que ya se decidió en el Buró Político del partido
y posteriormente se “aprobó” en el Consejo de Ministros. A ese llover
sobre mojado y acordar lo acordado se le llama, en el lenguaje
eufemístico del totalitarismo, “democracia socialista”, que consiste en
entretener a los cubanos con promesas que nunca serán materializadas,
justificar los incumplimientos del presente año, y cacarear un futuro
muy luminoso para quién sabe cuando, siempre un futuro lejano, difuso y
abstracto.
¿Cuáles son los principales problemas de la población
cubana de a pie en 2015? Sin pecar de exagerado, tremendista o
come-candela, podríamos proponer un listado de problemas que afectan a
los cubanos en todo el país, ni exhaustivo ni intransigente. Los
lectores pueden abundar en el tema, pero de momento se podrían señalar
los siguientes:
- El salario es insuficiente para satisfacer las necesidades de la población
- La utilización de la doble moneda en el país continúa golpeando a todos
- La escasez y limitaciones de viviendas afectan a la mayoría de la población
- El gobierno no es capaz de presentar un programa coherente para salir de la crisis
- Más del 20 % de los cubanos vive fuera del país, y la tendencia a emigrar sigue creciendo
- La agricultura no garantiza la alimentación de los cubanos, y cada año aumentan las erogaciones para importar alimentos
- Las empresas estatales, proclamadas “decisivas” por el régimen, no salen de la irrentabilidad y continúan perdiendo dinero cada año
- Se sigue estrangulando la iniciativa privada (“cuentapropista”), a pesar de su demostrada superioridad sobre la gestión estatal en todas las ramas, sectores y territorios en que le permiten funcionar
- El gobierno es incapaz de motivar a las nuevas generaciones con programas o proyectos que les convenzan que valga la pena estudiar, superarse y esforzarse en el país, en vez de emigrar
- Las parejas no son proclives a procrear ante tantas incertidumbres y dificultades, y la población no crece, se estanca o decrece, en la actualidad y perspectivamente.
Sería interminable la lista de tareas pendientes por parte del
gobierno para que los cubanos confiaran en la dirección del general sin
batallas y la camarilla de ancianos que se apoderó del poder hace más de
medio siglo y no están dispuestos a entregarlo en ninguna
circunstancia, aunque implique, como hasta ahora, la destrucción de la
nación, el empobrecimiento de sus habitantes, el aniquilamiento de su
sociedad civil, la separación de las familias, y el agujero negro hacia
el que avanza irremediablemente el país, a falta de perspectivas
racionales y estrategias realistas para superar una crisis que a nadie
en el régimen le interesa superar, por temor a perder el poder o a que
no sea posible mantenerse en ese poder más allá de la desaparición
física de sus principales gestores y beneficiarios.
Nada de esto
se trató ni se discutió en la reunión del Consejo de Ministros. Ni
tampoco sobre los peligros de que la “ayuda” venezolana se reduzca por
la contracción de los precios del petróleo en el mercado mundial. Al
menos, nada informó la prensa oficialista sobre el tema. Con relación a
la doble moneda lo único que se mencionó fue que se trabajó en “preparar
las condiciones” para eliminarla. Expresión demasiado abstracta para
considerar que ya exista un proyecto específico. Hasta en los
comentarios de los lectores sobre la reunión, publicados por Granma, se reflejaba el malestar de los cubanos porque ese tema no fue abordado seriamente.
Según
el régimen, el fracaso de 2014 fue por incumplimientos en la industria
azucarera y manufacturera. ¿Nada más? Y para 2015 el país deberá gastar
$2.194 millones importando alimentos, $137 millones más que este año.
Sin embargo, gracias a la varita mágica que debe tener alguien, se
menciona un crecimiento “ligeramente superior al 4 %”, en base a avances
en la industria manufacturera, construcción, comercio, agricultura,
ganadería y silvicultura. Las historias de Macondo resultan demasiado
serias ante informaciones oficiales cubanas como estas.
Lo único
que merecería observarse en serio de todo el cónclave es una expresión
de Murillo, si no se trata de la demagogia de siempre, de que “la
economía cubana continuará avanzando a pesar del bloqueo, las
restricciones financieras externas y la situación internacional”. Es
decir, que aparentemente no se utilizarían las consabidas excusas de
siempre sobre factores externos cuando aparezcan los inevitables
fracasos en 2015. Aunque si el silencio oficial se impone para no
mencionar fracasos, por no reconocerlos, las excusas de siempre no
tendrán importancia.
Y si no culpa a factores externos, o a la
sequía, los huracanes, o los anillos de Saturno, ¿cómo justificaría el
régimen su fracaso? Allá los que quieran creer que ahora sí, que esta
vez sí es en serio, y todo lo demás; ya son cincuenta y cinco años con
el mismo cuento.
Ni Raúl Castro ni el régimen merecen recibir el
beneficio de la duda una vez más. Que demuestren lo que dicen, si es que
pueden demostrarlo, y entonces yo sería el primero en reconocer
públicamente que me he equivocado en este análisis.
Mientras ese
momento esté por llegar, seguiré insistiendo, porque tengo derecho a
hacerlo, con la misma pregunta y respuesta que da título a este
artículo:
¿Qué pueden esperar los cubanos de la economía en 2015? Fundamentalmente, más de lo mismo, pero peor.
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