Tal y como deja ver Eric Scott Hunsader en este gráfico, la velocidad de la información no es infinita
y la de los reguladores del mercado bursatil en cambio es tremendamente
lenta. Como ejemplo, este ejemplo en el que las operaciones de «alta
velocidad» del mercado norteamericano dejan en desventaja a quienes
operan en bolsa desde la lejanía –si acaso estar en la otra costa del
país es lejanía– porque más de un 30 por ciento de las órdenes ellas se cancelan antes de que alguien de la otra costa pueda reaccionar.
Lo que quiere decir el mapa es que en lo que que tarda en llegar un
precio de Nueva York a California (1) y un broker en enviar una orden de
vuelta (2) es más que lo que tarda el sistema de trading en lanzar la
oferta y acto segundo cancelarla – que es la técnica que utiliza este
tipo de operaciones de alta frecuencia. No solo el retardo en llegar a
California es considerable (30% del total): el 20% también se pierden
tan pronto salen del estado en la que opera la bolsa. (Y de cuándo
llegan a Europa, ni mención). ¿No debería estar esto regulado?
La revista Wired contaba hace tiempo cómo las empresas de
trading compiten por tener no solo mejores datacenters, sino miles de
cientos de kilómetros de fibra de alta velocidad para comunicarlos de
forma más rápida y además por alquilar los mejores espacios físicos lo más cerca posible de los puntos de interconexión de las bolsas. Y es que aquí, más que nunca, cada microsegundo es oro.
Básicamente consiste en saturar el mercado con operaciones y cancelaciones ultrarrápidas del orden de milisegundos e incluso microsegundos buscando cerrar compraventas en las que haya un mínimo margen del beneficio,
en ocasiones céntimos o fracciones de céntimo. Si todo va bien, esos
céntimos acumulados a lo largo del día pueden sumar millones en poco
tiempo.
El vídeo muestra a modo de ejemplo lo que sucede con la cotización y
órdenes de General Electric en diversas bolsas. Lo impresionante es que el vídeo dura en total 1/4 de segundo; el paso de los dígitos del centro marca cada milisegundo.
Y es que el HTF (High Frequency Trading, Negociación de alta frecuencia) ha sido controvertido desde que se inventó,
con expertos reclamando más regulación y que se investiguen «casos» que
suceden en ese extraño reino de algoritmos y milisegundos.
Las críticas al HFT parten de que esta fórmula parece premiar
únicamente a la tecnología y las operaciones rápidas y automáticas, no a
otros factores más propios de los mercados bursátiles y las empresas
que cotizan en él. Según cuentan, hace menos de cinco años se calculó
que las operaciones mediante HFT suponían entre el 60 y 70% del volumen de las que se realizaban todos los días;
actualmente se calcula del 40% tanto para Estados Unidos como para
Europa. En países como Italia se impuso el año pasado un impuesto del
0,002% para cada transacción realizada en menos de 0,5 segundos.
Entre otras cosas, se atribuye al HFT el Flash Crash de 2010, en el que el índice Dow Jones perdió y recuperó la barbaridad de un 9% en cuestión de minutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario