BAYAMO, Granma.— Miles no lo pueden creer todavía: Yoan Alex Torres
López, de 15 años, está vivo luego de que un arpón de 60 centímetros
atravesara de lado a lado su cabeza y le ocasionara un coma profundo,
del que logró salir milagrosamente.
El adolescente, del barrio de Manta, en la periferia de la cabecera
de Pilón, provincia de Granma, se disponía a pescar junto a un primo el
pasado 14 de noviembre cuando la escopeta de aire, acomodada en una
balsa, se disparó por accidente y la flecha de acero quedó incrustada en
su cráneo.
El paciente antes de la complicada intervención quirúrgica, que duró
tres horas y 45 minutos. Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de
Céspedes.
«El niño iba a subir a la balsa cuando se produjo el accidente, cayó
al fondo del mar, como a un metro y medio de profundidad; su primo, que
es como dos años mayor que él, creyó que había muerto. No sabía cómo
sacarlo. Por suerte en ese momento llegó otro primo, de 20 años, logró
rescatarlo y montarlo en un auto para llevarlo al hospital de Pilón»,
contó a JR el campesino Alexis Torres Sánchez, padre de Yoan.
Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de Céspedes.
Desde esa institución fue trasladado al hospital provincial Carlos
Manuel de Céspedes, en Bayamo, en el que ya estaban creadas las
condiciones para una complejísima intervención quirúrgica.
«Se trataba de un traumatismo cráneo-encefálico notablemente grave.
El paciente llegó en coma profundo, conservaba los reflejos de tallo
cerebral muy tenues», narró el especialista de primer grado en Medicina
General Integral (MGI) y en Neurocirugía Maikel García Chávez, de 34
años, uno de los que participó en la operación.
Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de Céspedes.
La cirugía de emergencia, que se extendió casi por cuatro horas,
resultó difícil en extremo pues el arpón «tiene gran capacidad
perforante, penetró por la región temporal derecha con orificio de
salida parietal izquierdo alto; es decir, perforó el cráneo, las
membranas envolventes del cerebro y el cerebro en sus dos hemisferios, y
salió contra lateral, afectando estructuras nerviosas y vasculares»,
agregó el galeno, quien ponderó el trabajo de todos los profesionales de
salud que participaron en el traslado del niño, el acto quirúrgico y
los cuidados post operatorios.
Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de Céspedes.
También acotó que la intervención implicó realizar un cuidadoso
cierre para dar continuidad anatómica al organismo después de lesiones
vasculares y nerviosas.
Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de Céspedes.
García Chávez, graduado en 2004 y quien operó a Yoan junto al también
especialista en MGI y en Neurocirugía Osmán Ramírez Tasé, de 32 años,
explicó a este diario que este tipo de traumatismo tan severo tiene
cerca de un 98 por ciento de pronóstico fatal, según los reportes
conocidos internacionalmente.
«Incidió mucho en la supervivencia del niño que nadie moviera el
arpón, que es una de las recomendaciones esenciales para este tipo de
situaciones: jamás debe retirarse el objeto penetrante antes del momento
quirúrgico», dijo.
Afortunadamente tampoco hubo infección, algo posible porque el arpón
—que hubo de cortarse con una segueta— es de acero oxidable y tenía una
espoleta de diez centímetros, la cual se había impactado dentro del
cerebro, señaló.
Agregó que Yoan tuvo una evaluación favorable desde el principio
porque al tercer día de la operación le fue retirada la ventilación
artificial, al cuarto tuvo apertura ocular, al séptimo obedecía órdenes
sencillas y al décimo «logró hablar con coherencia».
El neurocirujano apuntó que, en la historia de la especialidad en la
localidad, este es el segundo caso recordado de un objeto penetrante en
la cabeza, aunque el primero no fue tan profundo y complejo.
Probablemente Maikel se refiera al paciente Walberto Vázquez, del
poblado de Babiney, en Cauto Cristo, quien el 4 de marzo de 1998 vivió
la amarga experiencia de ver un machetín cuatro centímetros dentro de su
cráneo. Entonces fue operado en una hora y 45 minutos por un grupo de
especialistas encabezados por el doctor Guillermo Sánchez Paneque.
Foto: Cortesía del Hospital Carlos Manuel de Céspedes.
Desde su casa en el barrio de Manta, Yoan Torres contestó telefónicamente a JR que
fue dado de alta hace dos días, se encuentra bien, «con mucho deseos de
comer» y que lo han ido a visitar «una pila de personas».
Su madre, Anabel López, detalló que el muchacho tiene como secuelas
afectaciones en el lado izquierdo, algunos reflejos borrosos y un sueño
intranquilo por momentos, «pero tiene tremendo ánimo y deseos de vivir».
Por su parte, García Chávez expuso que hay optimismo entre los
médicos, «porque el cerebro de un niño goza de mucha capacidad de
regeneración».
Foto: Rafael Martínez Arias.
La madre del adolescente, una humilde ama de casa, remarcó que está
infinitamente agradecida a «todos los que se preocuparon y salvaron a mi
hijo, quien ha vuelto a vivir por milagros que solo se dan en Cuba».
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