El escritor español Juan Goytisolo |
Por Pío E. Serrano
A pesar del retraso con que se ha concedido el Premio Cervantes a
Juan Goytisolo es una buena noticia para el mundo literario de habla
hispana. No solo por la calidad de su escritura sino por su capacidad de
molestar y provocar la pereza de ciertos posicionamientos extremos de
lo políticamente correcto. Esta actitud en especial lo fue en sus
análisis del caso cubano, conocido por él de primera mano.
Goytisolo visita Cuba por primera vez en 1961, invitado por Carlos
Franqui. El entusiasmo que provoca en él, un luchador antifranquista, la
joven revolución queda reflejado en su primer texto, una serie de
artículos publicados primero en el periódico Revolución y posteriormente recogidos en forma de libro en Pueblo en marcha.
Aquí da testimonio de lo que aprecia como un pueblo mayoritariamente
exaltado por el derrocamiento de la dictadura de Batista, el estreno de
una nueva época y el inicio de reformas que aprecia, sobre todo, en la
vida rural. A partir de entonces regresa a Cuba en numerosas ocasiones
en lo que H. M. Enzensberger denomina “turismo revolucionario”.
Del entusiasmo al desaliento
En 1967 se registra su última visita a la Isla y el entusiasmo
primero se sustituye por un notable desaliento. Confronta entonces el
giro autoritario del régimen, la inconformidad de un núcleo importante
de escritores, la persecución a los homosexuales… A su entender, la
revolución cubana había dejado de ser un modelo a seguir. Una posición,
por cierto, en la que queda relegado entre la intelectualidad española,
latinoamericana y gran parte europea. Junto a Mario Vargas Llosa y unos
pocos más sostendrá pugnazmente su incómoda posición minoritaria.
En 1968 se había negado a asistir al dócil Congreso Cultural de La
Habana, que contó con una importante representación española, y en 1969
publica la primera edición de Señas de identidad que contiene en sus páginas algunas de las razones de su creciente desencanto.
Todavía en 1971, de nuevo junto a Vargas Llosa, y junto a Jorge
Semprum, otro de los intelectuales españoles con los que comparte sus
posiciones ante el régimen cubano, es uno de los impulsores de las dos
cartas abiertas que se dirigen a Fidel Castro en protesta por el “Caso
Padilla” que tanto recordaba los procesos de Moscú.
El desencanto originario de Goytisolo pronto dejó de ser una voz aislada. Se sucedieron entonces posturas críticas, desde Los guerrilleros en el poder de K. S. Karol y Cuba, ¿es socialista? de René Dumont (ambos de 1971), y Persona non grata (1974) de Jorge Edwards hasta El hundimiento del Titanic (1985) de H. M. Enzensbeger, entre tantos otros.
Pero no olvidemos que Juan Goytisolo fue el primero de los
intelectuales europeos que dio la voz de alarma. A su lado, desde
Hispanoamérica, Mario Vargas Llosa y el grupo Sur, desde Argentina,
quizás la inicial desaprobación de la experiencia revolucionaria cubana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario