miércoles, noviembre 26, 2014

Cuba: ¿Por qué los cuentapropistas desconfían del sistema bancario?

Orlando Freire Santana
Si algo anhelan los trabajadores por cuenta propia es poder trabajar con independencia, alejados de la tutela estatal. La mayoría desea cumplir con sus obligaciones tributarias, pero rechazan la excesiva supervisión de sus finanzas e inventarios por parte de inspectores y otras instituciones gubernamentales.
Los cuentapropistas saben que buena parte de los organismos estatales dedicados a la prestación de servicios a empresas y entidades están diseñados para controlar, de una u otra manera, el trabajo de sus clientes. En ese contexto sobresale el sistema bancario nacional. Son notorios, por ejemplo, los requerimientos bancarios a la hora de conceder un crédito a cualquier entidad productiva. Además de averiguar por la solidez financiera del prestatario, el banco exige el cumplimiento de indicadores económicos como la correlación entre el salario medio y la productividad del trabajo, el costo por peso de producción mercantil, o el gasto de salario por peso de valor agregado, entre otros.
Y si eso sucede en su relación con empresas y entidades del propio sector estatal, cómo sería la intromisión bancaria en la gestión del incipiente sector no estatal de la economía. Sin dudas, ese es el motivo principal del desdén de los trabajadores por cuenta propia hacia los servicios bancarios, tal y como lo reconoció hace poco Francisco Mayobre Lence, vicepresidente del Banco Central de Cuba.
El señor Mayobre, después de admitir las muchas dudas e insatisfacciones de los trabajadores por cuenta propia con el trabajo del banco, se refirió a las medidas de flexibilización para el otorgamiento de créditos a esas personas naturales, así como la ampliación de la cobertura para que los cuentapropistas abran cuentas corrientes con que realizar sus transacciones.
Así las cosas, decidimos recoger las impresiones de algún trabajador por cuenta propia. Y arribamos a una floreciente cafetería en el habanero municipio del Cerro, cuyo propietario —que optó por el anonimato—, se halla al parecer bien informado de las resoluciones que rigen este tipo de labor.
Comenzó hablándome acerca de las deficiencias que todos conocemos del sistema bancario, y que podrían entorpecer el trabajo cotidiano de cualquier negocio que se vincule excesivamente con los bancos: el bloqueo frecuente de las computadoras, la falta de fluido eléctrico que obliga a detener las operaciones, y las largas colas que muchas veces exhiben las sucursales bancarias, sobre todo los días en que toca pagarles la pensión a los jubilados.
A renglón seguido, se refirió al inconveniente de tramitar sus finanzas mediante la apertura de cuentas corrientes en el banco. "Si eso sucede, las normativas me exigirían la implantación de un sistema contable parecido al de las entidades estatales, con énfasis en la existencia de las cuentas 'Efectivo en banco' y 'Efectivo en caja'. Es decir, que el banco —y por extensión, también la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT)— estaría al tanto de la magnitud de mi capital."
¿Y qué tiene de malo el hecho de que el banco conozca el capital con que cuenta un trabajador por cuenta propia?, podrían preguntarse algunos. Mi entrevistado se encarga de despejar la incógnita: "El problema consiste en que esta gente (la ONAT) siempre está pendiente de si uno aumenta sus ingresos o mejora la situación financiera, y ahí mismo te suben los impuestos. Ahora mismo, por ejemplo, he recibido noticias del incremento impositivo que afrontarán varios arrendadores de habitaciones en el municipio de Habana Vieja a partir del 1 de enero de 2015. De un impuesto de 80 pesos mensuales, en lo adelante deberán pagar 300 pesos; una subida del 375%, algo sencillamente escandaloso. Y lo peor del caso es que no tienen a dónde acudir para reclamar".
Cuando nos marchábamos de su cafetería, él expuso su última idea: "Por supuesto que no me desagrada el aire de modernidad que mi vinculación con el sistema bancario podría otorgarle a mi negocio. Pero los actuales bancos cubanos no me inspiran confianza. Si se tratara de un banco privado, ya sería otra cosa".

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