By Nora Gámez Torres, ngameztorres@elnuevoherald.com
La
administración del presidente Barack Obama utilizó al embajador español
Miguel Ángel Moratinos en el 2009 para hacer llegar un mensaje a Raúl
Castro y pedir una acción que reciprocara su decisión de eliminar, tras
llegar a la Casa Blanca, las restricciones a los viajes de los
cubanoamericanos.
En el libro Back Channel to Cuba, The Hidden History of Negotiations between Washington and Havana,
Peter Kornbluh y William LeoGrande reproducen el mensaje enviado a
Castro: “Diga a la autoridades cubanas que entendemos que las cosas no
pueden cambiar de la noche a la mañana, pero que a lo largo del camino,
cuando miremos atrás, deberá quedar claro que este fue el momento en que
las cosas comenzaron a cambiar”.
Raúl
Castro envió de vuelta una propuesta de abrir un “canal de comunicación
secreto”, pero la Casa Blanca replicó que cualquier conversación debía
entablarse a través de los “canales establecidos”.
Los
autores del libro, que recoge la historia de las negociaciones secretas
entre Cuba y Estados Unidos en los últimos 55 años, señalan que aunque
Obama ha reconocido que una política hostil es fútil, no ha tenido más
voluntad que sus predecesores en romper este impasse. Las razones quizá
están en las “lecciones” que los autores resumen casi al final del
texto: “Estados Unidos se ha contentado con vivir en un ‘antagonismo
perpetuo’ hacia Cuba porque los costos han sido relativamente bajos, y
cambiar la política supone riesgos políticos domésticos que los
sucesivos presidentes han juzgado como muy grandes”.
Pero
Kornbluh aseguró a el Nuevo Herald que las “lecciones” tienen que ver
con lo que ha sucedido en los últimos 55 años, y no con el contexto
actual.
“La
política doméstica sí es un gran impedimento desde el fin de la Guerra
Fría pero hay cosas que están cambiando en términos de la opinión
pública en Miami y Florida”, en parte como resultado de la propia
política de Obama de permitir viajar más libremente a los
cubanoamericanos a Cuba, señaló.
Otro
factor mencionado por el autor es que Obama es un presidente demócrata
en su segundo mandato, por lo que no está tan preocupado por las
repercusiones de un cambio de política.
“Florida
claramente no está siendo considerada por Hillary Clinton como un
estado con un voto decisivo y ella ha hecho pública su posición de que
el embargo es una mala idea para la política exterior estadounidense.
Estados Unidos tiene también imperativos regionales para cambiar su
política. Mira por ejemplo lo que ha pasado con la Cumbre de las
Américas, en la que es Estados Unidos el que está aislado y no Cuba”,
agregó.
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