Los médicos cubanos que enfermen de ébola en África no serán
repatriados a la Isla, indicaron este viernes fuentes conocedoras del
tema.
Uno de los preseleccionados, que finalmente no viajó, dijo a DIARIO
DE CUBA que los cooperantes deben "firmar un documento en el que
renuncian a regresar si contraen la enfermedad en África".
La medida incluye la inhumación de los restos, en caso de fallecer, en el país donde prestan colaboración.
La semana pasada, el general Raúl Castro despidió a los primeros 165 profesionales
de la salud que viajaron hacia Sierra Leona para combatir el ébola.
Según la prensa oficial, el personal médico de la Isla partió con
"evidente entusiasmo" para "cumplir con el sagrado deber de salvar
vidas".
El grupo está formado por 63 médicos y 102 enfermeros de todo el país, con más de quince años de experiencia.
El médico Jeovany Jiménez Vega calificó la enfermedad como "el chico
malo de la virología", por lo que, en su opinión, "cualquier medida que
se adopte es poca".
Sin embargo, "desde el punto de vista humano y político, estamos
hablando de personas que dejaron aquí [en Cuba] a sus familias".
"Si es verdad lo del documento, una salida así no la ha dado ningún
país implicado. Hay otras alternativas desde el punto de vista
epidemiológico", añadió Jiménez desde La Habana.
El médico indicó, no obstante, que "está por ver" si Cuba está
preparada para atender enfermos de ébola. "Lo digo por experiencia
propia. Aquí hasta se recicla el material no reciclable", advirtió
Jiménez.
Según la Red de Comunicadores Comunitarios, los colaboradores cubanos
habrían viajado con "un seguro ofrecido por la Organización Mundial de
la Salud", pero el beneficiario sería el Estado.
"Son los comentarios que nos han llegado a través de gente cercana,
de familiares", explicó Martha Beatriz Roque, coordinadora de la Red.
The Wall Street Journal señaló el jueves que los
colaboradores cubanos en Sierra Leona se hospedan, a razón de tres por
habitación, en un hotel barato de Freetown, donde los inodoros están
rotos y las moscas zumban sobre los manteles mugrientos de las mesas
donde comen.
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