Iris Lourdes Gómez García
LA HABANA, Cuba– Qué emoción! Me acaban de informar que estoy embarazada. Con cinco semanas, ya tengo un mes. Según la ONG Save the Children Cuba es uno de los mejores países para ser madre.
Llevo varios años esperando esta noticia, y hace poco heredé un
apartamento de un cuarto que me dejó mi tía abuela. Este niño será
bendecido por todos. Es verdad que mi salario no es mucho, el
equivalente de 13 dólares mensuales; además, me pagan 12.60 por los
almuerzos de los días laborables. Tendré que hacer magia, pero a este
niño no le va a faltar nada.
Febrero
Me han hecho un millón de análisis y todo está saliendo bien. Menos
mal que la medicina es gratuita, porque si tuviera que pagar un dólar
por cada consulta, 80 centavos por cada análisis y 6 dólares por cada
ultrasonido (que es lo que cuestan según las pancartas que hay en los
centros asistenciales), no sé cómo me las arreglaría. Este niño va a
tener una salud de hierro.
Marzo
Tuve un pequeño sangramiento y me indicaron reposo en la casa. Como
resultado mi salario se reduce al 60 %. Ahora cobro el equivalente de
7.80 dólares mensuales y perdí el derecho a los 12.60 del almuerzo.
Parece ser que solo necesito almorzar los días que voy al trabajo.
Entonces a partir de ahora solo podré desayunar y cenar. Por suerte me
dan una bolsa de leche en polvo para el mes, porque si tuviera que
gastarme 6.60 solamente en leche no me quedaba dinero para más nada.
Abril
Ya tengo 4 meses de embarazo y no he podido comprar nada. Con los
7.80 de mi salario logro adquirir lo que me dan barato en la bodega (que
si lo estiro me alcanza para diez días), las dos libras de carne de res
que me permiten comprar también y la leche. Me queda para algunos
frijoles, para la cena solamente, porque ya vimos que no necesito
almorzar. Me estoy preguntando si a este niño no le va a faltar nada.
Mayo
¡Qué bueno que este mes ya supe que va a ser varón! Todavía no me
preocupo por la canastilla porque es pronto. Esperaré a los siete meses a
ver cómo me las arreglo para comprarlo todo.
Junio
Me detectaron anemia. Tuve que vender mi radiograbadora para comprar carnero en el agromercado.
Julio
Por suerte, este mes pude vender la ropa que me ponía poco; de todas
maneras estoy pasada de libras y mis amigas me dicen que después es
difícil recobrar el peso. También vendí los collares y pulsos. Me quedé
con un solo par de aretes. Bueno, de todas maneras este no es momento de
estar luciendo. Lo más importante es mi futuro hijo. Compré el módulo
de canastilla que dan racionado a cada gestante cuando cumple 7 meses de
embarazo, pero me parece que no me van a alcanzar los diez culeros, ni
el único calzoncillo, ni el único pullover, que al nacer le quedará
grande. Con las dos toallas y la única sábana sí tengo que resolver. Con
lo que vendí pude comprar también el colchoncito de la cuna que están
dando por la canastilla.
Agosto
Estoy empezando a estresarme, cumplí 8 meses. Vendí los muebles de la
sala. El que me visite se puede sentar en las sillas del comedor; en
definitiva, aquí no viene casi nadie. Con ese dinero pude comprar
ropita, medias, zapaticos, hule, biberones, toallitas, sonajeros,
baberos, tete, un platico con cucharita, un paquete de culeros
desechables para cuando vaya al médico y un pañal bordado para que luzca
bonito. No me alcanzó para el coche, pero no es tan necesario.
Septiembre
¡Ya nació el niño! ¡Qué lindo, tan chiquitico! Ya llevé el
certificado al trabajo y me explicaron que durante un año entero no
tengo que trabajar, ¡qué afortunada! Las madres de otros países se
morirán de envidia. Lo único malo es que durante ese año solo cobraré
los 7.80 que son el 60 % de mi salario. Los primeros seis meses comeré
con ese dinero y el niño se alimentará solo de pecho. Después, ya
veremos. Esperemos que la gente se conduela y me regalen ropita ¡Total,
si cuando los niños crecen, la que usaron se les queda! ¡Estoy segura
que el niño estará bendecido y no le faltará nada!
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