Por Daniel Benítez
Divorciarse en Cuba se ha convertido en una práctica cotidiana, casi que un ejercicio deportivo.
Según las más recientes estadísticas oficiales, en la isla se
registran 90 divorcios por día para un total de 32,848 durante el 2013.
Un dato que refleja crisis en una institución fundamental como la
familia.
El Anuario de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información
(ONEI) reportó esta semana que 10,689 parejas con 15 o más años de unión
conyugal decidieron ponerle fin al contrato. Mientras, las separaciones
entre quienes estuvieron juntos de tres a cinco años ocurrieron 6,260
veces. Ambas cifras son superiores a las rregistradas en el 2012.
La tendencia a romper los lazos matrimoniales ha alcanzado niveles
considerables dentro de la población de la isla. En el 2009 la revista Mujeres,
perteneciente a la Federación de Mujeres Cubanas, divulgó que por cada
100 matrimonios que se realizaban, en contraposición, se firmaban 64
sentencias firmes de divorcio.
El estudio reflejó entonces un incremento sustancial e incluso la
propia edición digital analizaba que en la Isla “se pasó de 22 divorcios
por cada 100 matrimonios en 1970 a 39 en 1981 y 64 en 2009″.
Cien años de divorcios
Desde 1917, cuando se oficializó el divorcio en Cuba, y hasta 1963
las cifras de rupturas se mantuvieron relativamente bajas, con números
por inferiores a uno por cada 1,000 habitantes. La mayor cantidad de
separaciones se registraron en 1993, en plena crisis del llamado
“período especial”, con seis divorcios por cada 1,000 habitantes.
Aunque la prensa oficialista no abundó en los motivos de tantos
divorcios, para muchos expertos las respuestas podrían estar en la alta
concentración de personas viviendo bajo un mismo techo, la pérdida de
valores en la sociedad y la facilidad de las relaciones consensuales
para las cuales no hace falta firmar ningún documento.
Pero lo cierto es que resulta relativamente fácil divorciarse en
Cuba, sin grandes asuntos financieros para litigar más allá que la
contribución en caso de las parejas con hijos. Los especialistas cubanos
consideran que la recurrencia de separaciones es un tema controversial,
porque puede interpretarse tanto como expresión de la crisis familiar
como de la posibilidad abierta para romper las uniones insatisfactorias
que en otras sociedades se mentienen por el peso de factores de
dependencia económica y prejuicios morales.
Es también un derecho ejercido con mayor libertad en un mundo cambiante, al que la realidad cubana no es ajena.
Lo cierto es que hay un giro significativo en cuanto al liderazgo en
la familia cubana: las mujeres están al mando del 44.9 por ciento de los
hogares en el país, lo cual habla del protagonismo del rol femenino por
encima de los proverbiales atavismos machistas, Y cada día es más
frecuente encontrarse mujeres divorciadas al frente de hogares y madres
solteras con hijos a cargo.
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