y se armo la de san quintin que si no se llevan al guajiro le hubiera dado un infarto.
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En medio de la marea humana, Agustín Marquetti y Antonio Muñoz
parecían dos torres inmensas que dominaron con su presencia el llamado
Juego del Reencuentro que tuvo lugar el sábado en el Bucky Dent Park, en
Hialeah, ante decenas de aficionados.
“Caramba, Antonio, ¿dónde
tú estabas metido?’’, le preguntó Marquetti al Gigante del Escambray.
“Tenemos mucho de qué hablar. Cuando se acabe el juego conversamos un
ratico’’.
Pero Muñoz apenas pudo dedicarle tiempo al hombre que
fue el dueño de la primera base de los equipos nacionales de Cuba antes
de que él pasara a ocuparla, porque la gente sencillamente no se lo
permitía.
Entre firmas de pelotas y autógrafos, entre pedidos para
tomar fotos y compartir una historia, Muñoz –que bateó la primera
pelota oficial del choque lanzada por Marquetti- no daba abasto para
complacer a todos, mientras el juego pasaba a un segundo plano.
“A
todos les diré en Cuba como me trataron aquí, las muestras de cariño
que me han dado’’, expresó El Gigante. “De verdad que me han sorprendido
con tanto calor humano, que creo humildemente me gané con mi forma de
ser en el béisbol’’.
Sin embargo, Muñoz no podrá decir que todo
fue un paseo sobre alfombra roja, pues en una improvisada conferencia de
prensa se le hicieron preguntas difíciles que sacaron respuestas
difíciles, aunque reales.
Todo comenzó cuando el fotógrafo de El
Nuevo Herald, Pedro Portal, le preguntó sobre las tentaciones de los
salarios de Grandes Ligas en las nuevas generaciones y Muñoz contestó
que “con lo que me da el gobierno revolucionario vivo y el pueblo de
Cuba’’.
Luego, Arturo Manuel del Monte, quien escribe para blogs
en Internet le preguntó si era revolucionario y entonces Muñoz no pudo
contenerse.
“Yo si soy revolucionario, porque nací en Cuba y jamás
he criticado a nadie que venga para acá’’, dijo exaltado. “Al
contrario. Aquí estamos reunidos, pero sí soy revolucionario, porque me
eduqué con la revolución, vivo con la revolución y muchas oportunidades
que me ha dado’’.
Y con eso se armó una discusión que terminó
luego de que se llevaran a Muñoz, uno de los más grandes peloteros de
las últimas décadas en la isla con los equipos de Cienfuegos y Las
Villas en las Series Selectivas, que jugó durante 24 temporadas y
terminó con promedio de .302, 370 jonrones -el primero en arribar a 300-
y 1,407 impulsadas.
Esto sucedía mientras el partido continuaba
con la presencia de algunos estelares que brillaron en las Series
Nacionales cubanas e incluso Grandes Ligas, como Rolando Arrojo y
Gabriel Pierre.
Todo parecía indicar que el Cuba Naranja, dirigido
por Marquetti, se iba llevar el triunfo pues iba delante 10-8, pero en
la séptima y última entrada Arrojo sacó una bola del parque con las
bases llenas para que el Cuba Rojo venciera 10-8.
Al final los grandes ganadores fuero los aficionados.
“Mira,
yo sé que Muñoz ha dicho sus boberías por ahí, pero esto trato de
ponerlo a un lado y vengo a darle la mano como pelotero y ser humano’’,
apuntó William Hernández, quién es de Cienfuegos. “Sé que está enfermo y
se altera. Hoy no pienso en su política sino en su pelota, por hoy para
mí eso basta’’.
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