Por: Roberto G. Peralo (roberto.peralo@umcc.cu) (@RobertoPeralo)
En las transmisiones realizadas por la televisión cubana del tercer
período ordinario de la 8va legislatura de La Asamblea Nacional, me
llamó la atención algo allí ocurrido. Mientras más pensaba sobre el
asunto menos encontraba una explicación convincente.
Cuando se presenta el informe de la liquidación del Presupuesto, la
diputada Jennifer Bello hizo una propuesta a la Asamblea. El presidente
Esteban Lazo pide opinión a la Ministra de Finanzas sobre dicha
propuesta y luego la somete a votación. La que fue aprobada por
unanimidad. En este artículo publicado (1) por Granma se reseña lo
sucedido.
Seguidamente trasmiten la rendición de cuenta de la Contraloría
General de la República. Donde después de leerse el dictamen de
contrapartida de la Comisión de Asuntos Constitucionales, se realizaron
varias intervenciones: la mayoría para halagar el trabajo del ministerio
y una intervención de un Diputado de la Habana que hizo una propuesta.
Me llamó la atención que sobre la propuesta no se le preguntó
opiniones a la Contralora, ni se le pidió criterios al resto de los
Diputados, ni fue sometida por el presidente de la Asamblea a votación.
¿Por qué ese trato diferenciado a dos propuestas de Diputados? Incluso
la prensa también omite esta propuesta.
La intervención se centraba: en crear por parte de la contraloría un
programa que permita auditar a directivos, funcionarios del Estado y el
sector empresarial. Uno de los principales problemas que está
enfrentando nuestra sociedad es la corrupción. Un método muy efectivo
para prevenirla es que los directivos tengan que hacer una declaración
jurada de su patrimonio y que sean consientes que sus ingresos y gastos
van estar sometido a auditoría de forma periódica.
Una de las funciones de la contraloría es prevenir y evitar la
corrupción. Hoy se están dedicando a caerle atrás al problema. Crear un
programa de auditorías a directivos y funcionarios del sector Estatal y
Empresarial sería una medida preventiva, que evitaría muchos hechos de
corrupción. Por lo que dejar pasar por alto dicha propuesta me parece
algo poco lógico. Creo que al menos debió haberse debatido.
Ponerme a buscar una explicación coherente a lo sucedido sería caer
en el terreno de las especulaciones. Permitir que estos fenómenos
ocurran, sin una explicación coherente a la población, provoca que el
órgano de dirección más importante del país pierda credibilidad. Estoy
convencido que nuestro sistema democrático es mucho mejor al que nos
quieren imponer desde el exterior, pero nosotros mismos, somos los
únicos que podemos destruirlo con hechos como este.
(1) http://www.granma.cu/opinion/2014-07-06/la-fuerza-de-nuestra-democracia
No hay comentarios:
Publicar un comentario