El campeonato mundial de fútbol que comienza hoy jueves no debería
comenzar, de acuerdo a los tétricos augurios de Fidel Castro hace cuatro
años, ya que una guerra nuclear se desencadenaría en cualquier momento
entonces.
Defendió a sus compinches iraníes en una delirante
“reflexión”, y acusó a Estados Unidos e Israel por pretender defenderse
de la amenaza nuclear de Teherán. En junio del 2010, mientras en
Suráfrica se jugaba el mundial de fútbol, escribió: “Obama se
comprometió a asistir el 2 de julio al partido de cuartos de final, si
su país obtenía la victoria en los octavos de final. Él debiera saber
más que nadie, que esos cuartos de final no podrían realizarse ya que
antes ocurrirán gravísimos acontecimientos, o al menos debiera saberlo”.
Muy
pocos le hicieron caso al ya entonces irrelevante tirano en decadencia,
y el mundo en general continuó disfrutando del fútbol, mientras unos
cuantos resentidos, frustrados y acomplejados de aquí, allá y acullá,
como de costumbre, alababan la mente visionaria del Comandante y
su preocupación por la paz mundial, a la vez que cantaban loas al
comunismo que aparentemente resucitaba democráticamente, aunque no está
claro dónde.
Cuatro años después, al comenzar este mundial de
fútbol 2014 en Brasil, es evidente que no hubo tal guerra mundial, y
además ahora son muchos menos los que se interesan por los arrebatos y
alucinaciones del “invicto”, independientemente del tema que se le
ocurra, porque hace mucho tiempo que “no pone una”, como se dice en buen
cubano, mientras que las pocas y muy selectas fotos del personaje que
se han hecho públicas últimamente muestran un avanzadísimo grado de
deterioro físico, lo que unido a la decadencia intelectual y mental que
se comprueba cuando escribe, permiten darse cuenta que el patriarca hace
mucho tiempo olvidó su otoño y está sumido en el más profundo invierno
en Punto Cero, muy lejos, física y espiritualmente, de la realidad de
Cuba, aunque los fantoches del socialismo del siglo 21 y tiranuelos de
tercera, como Kim Jong Un, el-Assad o Mugabe, le envíen aplausos y
cariños cada vez que puedan.
No tengo dudas que esto que escribo
disgustará a muchos, y no solamente a los sicarios verbales del régimen
en estos foros, mientras más idiotas e ignorantes más agresivos y
reiterativos, que querrán incrustar su veneno y tonterías incluso antes
de terminar de leer, y siempre volverán sobre lo mismo cuando otros
comentaristas les recuerden lo miserables que son.
También
molestará a un conjunto de personas que no logran sacarse al pequeño
Fidel Castro que llevan bajo la silla turca, incluyendo personajes de la
diáspora que no logran considerarse a sí mismos exiliados, por si
acaso, ni aunque los fuercen, pero que disfrutan de las ventajas de ese
capitalismo que odian a nombre de una ideología no solamente fracasada,
sino también fracasante. Supongo que esta palabra que se me acaba de
ocurrir no está registrada en ningún diccionario de la lengua española, a
pesar de lo descriptiva que pueda ser.
Y molestará también a
muchos que se consideran inmigrantes por necesidad, incluidos agentes de
influencia, que no dejan de reconocer una etapa “gloriosa” de la
llamada revolución cubana ni de admirar al Comandante en Jefe,
aunque la nación esté en ruinas, la sociedad quebrada y la economía en
el fondo del abismo, a pesar de los proyectos del puerto de Mariel, el
turismo, la biotecnología, el níquel, la producción azucarera y las
cartas abiertas dirigidas a cualquiera, menos al gobierno cubano,
pidiéndole que haga las cosas que debería hacer La Habana, pero que no
se atreven a enviar al Palacio de la Revolución, ¿por ignorancia, temor o
perversión?
¿Recuerdan aquello de que “Fidel no sabe eso” o “deja
que Fidel se entere”? Pues ahora Fidel Castro se queja de que se enteró
demasiado tarde del fallecimiento de un legendario entrenador de la
selección femenina de volibol, como si haberse enterado a tiempo
modificara algo, o como si todos los cubanos pudieran enterarse, ni a
tiempo ni tarde, de lo que sucede en el país, o en cualquier lugar del
mundo, si a la dictadura no le conviene que se conozcan.
Porque
Fidel Castro, le guste o no a muchos admiradores, supuestos adversarios,
o aquellos a los que “no les interesa la política”, podrá continuar
alucinando con la moringa, el cambio climático, o la inminente guerra
nuclear mundial que tal vez esta vez se produciría antes de las
semifinales del campeonato mundial en Brasil. Sea como sea, lo que
piense, diga o escriba el “invicto”, ya no le interesa a nadie.
Solamente a sicarios verbales de la dictadura, que es lo mismo que decir a nadie.
Dejemos
al tirano en su significativa insignificancia e intrascendencia
actuales, y dediquémonos a cosas más importantes, y a disfrutar del
mundial de fútbol.
Porque, aparentemente, se podrá jugar la final sin guerra nuclear mundial.
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