jueves, junio 12, 2014

La significativa insignificancia actual de Fidel Castro

El campeonato mundial de fútbol que comienza hoy jueves no debería comenzar, de acuerdo a los tétricos augurios de Fidel Castro hace cuatro años, ya que una guerra nuclear se desencadenaría en cualquier momento entonces.
Defendió a sus compinches iraníes en una delirante “reflexión”, y acusó a Estados Unidos e Israel por pretender defenderse de la amenaza nuclear de Teherán. En junio del 2010, mientras en Suráfrica se jugaba el mundial de fútbol, escribió: “Obama se comprometió a asistir el 2 de julio al partido de cuartos de final, si su país obtenía la victoria en los octavos de final. Él debiera saber más que nadie, que esos cuartos de final no podrían realizarse ya que antes ocurrirán gravísimos acontecimientos, o al menos debiera saberlo”.
Muy pocos le hicieron caso al ya entonces irrelevante tirano en decadencia, y el mundo en general continuó disfrutando del fútbol, mientras unos cuantos resentidos, frustrados y acomplejados de aquí, allá y acullá, como de costumbre, alababan la mente visionaria del Comandante y su preocupación por la paz mundial, a la vez que cantaban loas al comunismo que aparentemente resucitaba democráticamente, aunque no está claro dónde.
Cuatro años después, al comenzar este mundial de fútbol 2014 en Brasil, es evidente que no hubo tal guerra mundial, y además ahora son muchos menos los que se interesan por los arrebatos y alucinaciones del “invicto”, independientemente del tema que se le ocurra, porque hace mucho tiempo que “no pone una”, como se dice en buen cubano, mientras que las pocas y muy selectas fotos del personaje que se han hecho públicas últimamente muestran un avanzadísimo grado de deterioro físico, lo que unido a la decadencia intelectual y mental que se comprueba cuando escribe, permiten darse cuenta que el patriarca hace mucho tiempo olvidó su otoño y está sumido en el más profundo invierno en Punto Cero, muy lejos, física y espiritualmente, de la realidad de Cuba, aunque los fantoches del socialismo del siglo 21 y tiranuelos de tercera, como Kim Jong Un, el-Assad o Mugabe, le envíen aplausos y cariños cada vez que puedan.
No tengo dudas que esto que escribo disgustará a muchos, y no solamente a los sicarios verbales del régimen en estos foros, mientras más idiotas e ignorantes más agresivos y reiterativos, que querrán incrustar su veneno y tonterías incluso antes de terminar de leer, y siempre volverán sobre lo mismo cuando otros comentaristas les recuerden lo miserables que son.
También molestará a un conjunto de personas que no logran sacarse al pequeño Fidel Castro que llevan bajo la silla turca, incluyendo personajes de la diáspora que no logran considerarse a sí mismos exiliados, por si acaso, ni aunque los fuercen, pero que disfrutan de las ventajas de ese capitalismo que odian a nombre de una ideología no solamente fracasada, sino también fracasante. Supongo que esta palabra que se me acaba de ocurrir no está registrada en ningún diccionario de la lengua española, a pesar de lo descriptiva que pueda ser.
Y molestará también a muchos que se consideran inmigrantes por necesidad, incluidos agentes de influencia, que no dejan de reconocer una etapa “gloriosa” de la llamada revolución cubana ni de admirar al Comandante en Jefe, aunque la nación esté en ruinas, la sociedad quebrada y la economía en el fondo del abismo, a pesar de los proyectos del puerto de Mariel, el turismo, la biotecnología, el níquel, la producción azucarera y las cartas abiertas dirigidas a cualquiera, menos al gobierno cubano, pidiéndole que haga las cosas que debería hacer La Habana, pero que no se atreven a enviar al Palacio de la Revolución, ¿por ignorancia, temor o perversión?
¿Recuerdan aquello de que “Fidel no sabe eso” o “deja que Fidel se entere”? Pues ahora Fidel Castro se queja de que se enteró demasiado tarde del fallecimiento de un legendario entrenador de la selección femenina de volibol, como si haberse enterado a tiempo modificara algo, o como si todos los cubanos pudieran enterarse, ni a tiempo ni tarde, de lo que sucede en el país, o en cualquier lugar del mundo, si a la dictadura no le conviene que se conozcan.
Porque Fidel Castro, le guste o no a muchos admiradores, supuestos adversarios, o aquellos a los que “no les interesa la política”, podrá continuar alucinando con la moringa, el cambio climático, o la inminente guerra nuclear mundial que tal vez esta vez se produciría antes de las semifinales del campeonato mundial en Brasil. Sea como sea, lo que piense, diga o escriba el “invicto”, ya no le interesa a nadie.
Solamente a sicarios verbales de la dictadura, que es lo mismo que decir a nadie.
Dejemos al tirano en su significativa insignificancia e intrascendencia actuales, y dediquémonos a cosas más importantes, y a disfrutar del mundial de fútbol.
Porque, aparentemente, se podrá jugar la final sin guerra nuclear mundial.

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