viernes, mayo 23, 2014

Esa guerra que no aparece en los partes de guerra

No es común enterarse por un general de la Fuerza Aérea que sobre territorio enemigo en Angola, quedándose sin combustible y sin campo donde aterrizar su Mig, las rodillas le temblaron y el sudor le corría a chorros por el cuerpo. No es lo que uno espera en las películas de guerra con personajes “duros”.
Cuando finalmente logró aterrizar, gracias a su pericia, en una franja de hierba junto a una aldea, y estableció contacto con aliados del lugar, Rafael del Pino supo que lo había hecho en la aldea natal de Jonás Savimbi, jefe de UNITA y bestia negra de las tropas cubanas, y que solamente el día anterior los militares amigos de los cubanos habían tomado la aldea, que hasta entonces controlaban tropas del líder rebelde.
Historias como estas narra del Pino en Los años de la guerra. No escuchó rumores o alguien le contó: las vivió durante las expediciones cubanas en África en las que Fidel Castro involucró a las FAR, en complicidad con la URSS, para imponer el totalitarismo en el continente.
Mientras edulcoradas leyendas en La Habana muestran geniales decisiones del mando cubano, leyendo a del Pino conocemos del desastre estratégico en la sitiada Cangamba en 1983, donde el Comandante en Jefe, dirigiendo desde La Habana, ordenó enviar de refuerzo, a campo traviesa, desde más de 320 y 445 kilómetros de distancia, dos columnas blindadas que, como era de esperar, no superaron los numerosos ríos y arenales y quedaron atascadas sin combustible y a riesgo de ser aniquiladas. Finalmente, tras tanto fracaso, cuando se pudo, fueron evacuados los cubanos de Cangamba, y los angoleños abandonados a su suerte, que terminarían masacrados por UNITA.
¿Heroísmo en las misiones africanas? Abundante. Del Pino cuenta del médico que estando en Luanda entregando el cargo al concluir su misión, supo de dificultades en el frente, interrumpió el traspaso y viajó allá a curar heridos y salvar vidas, hasta fallecer por fuego de artillería sobre el puesto médico. Y del enfermero que curaba heridos al tacto, en la oscuridad, no porque faltara la luz, sino porque por la misma explosión que mató al médico había quedado ciego y no lo sabía.
Se conocerán errores garrafales de mando en Etiopía, y en la isla caribeña de Granada frente a las tropas norteamericanas. Y faltas colosales de los mandos de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea cubana en Angola, como enviar aviones al combate contra la aviación surafricana sin estar artillados, utilizar cohetes aire-tierra contra blindados para atacar infantería, bombardear desde aviones de transporte, o no alistar helicópteros para búsqueda y rescate de pilotos derribados en combate.
El lector conocerá timoratos esperando órdenes para combatir mientras verdaderos líderes militares se lanzaban al combate. Situaciones inéditas y sorprendentes, como un diálogo años después de la guerra entre un general de la fuerza aérea cubana con otro de la surafricana, discutiendo estrategias y tácticas utilizadas, trampas que se tendían, resultados de combates, y puntos fuertes y débiles de cada lado.
O documentos muy secretos, como el análisis en plena guerra con el jefe de las fuerzas soviéticas en Angola tras la pérdida en combate de una escuadrilla de modernísimos Mig-23 entregados a los cubanos poco tiempo antes. O el de experimentados pilotos cubanos en La Habana sobre negligencias de jefes de la aviación cubana en Angola. Y también documentos del enemigo, como el testimonio de un tanquista sudafricano en la batalla de Cuito-Canavale. O militares chilenos que escuchaban en el terreno transmisiones en lenguaje claro de mandos cubanos para traducirles a los surafricanos. O la carta de un piloto surafricano, derribado en combate, al piloto cubano que le derribó, invitándolo a volar juntos alrededor del mundo como mensaje de concordia y paz, sin discutir quién ganó o perdió o quiénes tenían razón y quiénes no.
Y documentos para la historia, como la rigurosa lista de aviones y helicópteros cubanos y surafricanos perdidos en Angola, cada uno con cantidad de bajas y nombre de los pilotos, así como fotos de combates aéreos tomada desde los aviones atacantes, o croquis de combates aéreos y terrestres elaborados por participantes en las acciones.
Rafael del Pino no escribió un libro de historia militar en sentido riguroso del término, ni un análisis político-militar de las campañas cubanas en África, ni pretendió hacerlo. Da testimonios de las características, actitudes, condiciones y vicisitudes del arma más poderosa en cada combate, siempre: los seres humanos que participan, esos que entre pólvora, disparos, combustible, técnica y gritos, viven sentimientos, ilusiones, temores, frustraciones, pensamientos, recuerdos. Y, sobre todo, esperanzas.
-----------------------
Rafael del Pino: Los años de la guerra. ISBN: 978-1481179805. (2013). 464 páginas. Disponible en Amazon.

No hay comentarios:

Publicar un comentario