sábado, mayo 24, 2014

Cuba: Generación Z

Crece en el seno de los Estados Unidos el llamado a la eliminación del embargo a Cuba. Personalidades de ambos partidos y ahora también líderes religiosos norteamericanos se unen al coro de las mismas voces de siempre. Antiguos integrantes de un gobierno que, como el de Bill Clinton, firmaron la ley Helms-Burton hoy piden que el presidente Obama que, con órdenes ejecutivas, viole el embargo. “Es tiempo”, dicen.
Tiempo de tolerar el abuso.
Ayer la prensa independiente cubana reportaba la detención de más de 40 Damas de Blanco, sólo porque iban a realizar un “te literario”. ¡Tamaño desafío a un gobierno totalitario! Pero estas voces que se unen a la tolerancia sólo hablan tímidamente de libertades civiles, derechos humanos. Impulsan el supertimbiriche ciudadano. Tienden la mano al diálogo cuando la contraparte golpea, secuestra, prohíbe un tímido “te literario”, bloquea la aparición de un diario digital que unas pocas voces han creado desde un piso 14, o expulsa a un alumno de una universidad cubana después de revisar, sin orden judicial, su correo electrónico.
¿Qué ha pasado en Estados Unidos para que esto acontezca?
Nada, y todo.
Cuba dejó de ser una prioridad. O lo contrario, se convirtió en la prioridad para acercarse a los gobiernos populistas de Latinoamérica. Un gobierno débil en la Casa Blanca. Un mundo donde la moneda norteamericana, aún cuando es el papel que circula en los mercados, dejó de imprimirse en Washington, y la economía adquirió un rostro asiático. Una Europa en crisis que ya no respalda a su socio americano. Un mundo en crisis que nos vuelve a tratar como indios con levita, como decía Martí. ¡Políticos Z!
Oportunismos isleños también, de los embargados.
Muchos de los que hoy aplauden el levantamiento del embargo en la isla le guiñan el ojo a la oportunidad de convertirse en futuros empresarios, de cualquier cosa, bajo la relamida posibilidad del levantamiento del embargo.
Un “hombre nuevo”, el único logro de la revolución castrista. Cínico, egoísta, material hasta la médula, que sólo calcula qué puede llevarse al bolsillo mientras le importa un rábano la dirección política y los derechos civiles de sus conciudadanos. Algunos, incluso, hablan la neo lengua de los derechos para calentar los motores mediáticos con vías al bolsillo.
Empresarios del supertimbiriche raulista. ¡Neo-empresarios Z!
No se cree en nada. Las ideas de las “revoluciones” fallecieron con aquella generación “Y”. Hoy crece la Generación Z. Esa que cree que la tecnología desatará “libertades”, empresas, que el mundo virtual relegará el mundo real, que vive sentada detrás de un blog, una PC, un teléfono inteligente, una tecnología de punta. Internet es la trinchera, la calle es una ideología antigua, dinosaurio que hay que incluir en el museo al embargo.
Hay que desintoxicarse. Desideologizarse, digamos. El término correcto del neo-mundo Z.
La educación y el trabajo ya no son importantes para esa generación. Degeneraron su interacción real con la sociedad, interpersonal, para sucumbir a la virtual, esa que descubre ningún rostro detrás de un “nick” en internet, en un mundo inexistente más allá de su adicción alucinogénica a la tecnología.
Así creció esa generación en Cuba. Y así las puertas a la tolerancia al abuso se abren a las nuevas alucinaciones en Washington.
¡Adiós Cuba!
¡Bienvenidos Mr. Z!

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