Yoel Espinosa Medrano | La ciudad de Santa
Clara, en la región central de Cuba, está situada a unos 270 km de la
capital. Su población, de algo más 750 mil habitantes, ostenta la
condición de la más envejecida de la isla. La infraestructura
habitacional presenta serios problemas. Según datos oficiales existen
unas 40 comunidades catalogadas de ilegales.
En
la mayoría de las viviendas cubanas por lo general conviven hasta tres
generaciones, debido a la imposibilidad de formar nuevos hogares. Esto
influye en la baja reproducción. Los asentamientos ilegales los
conforman personas jóvenes que, a sabiendas de incurrir en la violación
de la ley, deciden fabricar su propia morada.
En el reparto Brisas del Oeste, en la ciudad de Santa Clara, capital
provincial, existe una barriada cuyos residentes son catalogados de
ilegales a pesar de que la mayoría están afiliados a las llamadas
organizaciones de masas. Allí las condiciones de vida son pésimas.
"Nosotros somos legales para pagar las cuotas mensuales de los Comité
de Defensa de la Revolución (CDR), la Federación de Mujeres Cubanas
(FMC), la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el Partido Comunista de
Cuba (PCC), entre otras, pero para resolver nuestras necesidades somos
ilegales", expresó María Martín, residente en dicha barriada ubicada en
Calle 3ª y Circunvalación.
Las varias decenas de viviendas del lugar en su mayoría son de
madera, aunque existen varias de mampostería. Autoridades
gubernamentales no permiten la reconstrucción o reparación de esas
viviendas, pues alegan que están enclavadas en una zona de afectación,
por un proyecto de urbanización que data de 1980.
El bajo voltaje eléctrico afecta la cocción de los alimentos. En una
ocasión la Empresa Eléctrica repuso decenas de electrodomésticos debido a
daños causados a los clientes por deficiencias en el servicio
eléctrico. Las instituciones gubernamentales, regidas por el PCC, no
muestran voluntad de aliviar las condiciones de vida de estos
ciudadanos.
Las dos cañadas de aguas albañales que atraviesan la zona se
desbordan cada vez que llueve e imposibilitan el acceso. También
constituyen refugios perfectos para roedores e insectos, sobre todo el
mosquito Aedes aegypti.
Las
necesidades de mejoras son planteadas por los afectados en cada
asamblea con el delegado del Poder Popular, incluso se han escrito
misivas a instancias superiores del Gobierno y Partido, pero no se
resuelven los problemas, según comentaron varios vecinos.
"Aquí el problema de la electricidad se resuelve fácil, a menos de 30
metros existen tres opciones para conectarnos a redes mejoradas, una de
las posibilidades es desde el edificio de cinco plantas que construyó
la Empresa Eléctrica y le instalaron cuatro transformadores, nosotros
llevamos años pidiéndolo y no lo hacen", expresó Ana Rosa Alfonso,
también vecina del lugar.
En la barriada residen cerca de una decena de niños menores de 5 años, incluso recién nacidos, además de varios ancianos.
El 100 % de las 40 barriadas ilegales en Santa Clara están
electrificadas. Mediante "regalitos" a algunos empleados de la Empresa
consiguen los relojes contadores. De igual forma ocurre con el servicio
de agua potable de la Empresa de Acueductos y Alcantarillado. Nada, que
los ilegales parecen no serlo tanto.
Yoel Espinosa MedranoPeriodista independiente
Escribe en Primavera Digital. Autor del Bolg Cubavibra
Residen en Santa Clara.
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