jueves, mayo 08, 2014

"Consecuente, ejemplar y justa mi sustitución" - Carlos Aldana [1]

(Primera de dos partes)

ENTREVISTA AL EX IDEÓLOGO DEL PARTIDO COMUNISTA CUBANO EN SEPTIEMBRE DE 1992

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LA HABANA, Cuba. 28 de septiembre de 1992. (OEM-Informex).- Hace menos de una semana, desde el pasado miércoles 23 de septiembre, se empezó a extender en todo el mundo la noticia de que Carlos Aldana, ideólogo del Partido Comunista Cubano, había sido destituido de su cargo; este hecho suscitó una serie de especulaciones e interpretaciones a nivel mundial, por lo que se dijo incluso que era el inicio de una "purga" en el partido.

Para tener información de primera mano solicité y conseguí una entrevista con el principal implicado, y durante más de dos horas Carlos Aldana habló de todo el proceso y de su destitución, que él llama sustitución; reconoce que cometió errores, aunque no de mala fe, y considera la decisión de separarlo de sus funciones como totalmente justa y consecuente, al tiempo que niega diferencias con el líder cubano Fidel Castro; por el contrario, se reconoce y autodefine como "fidelista".

Señor Carlos Aldana, su salida del Partido Central causó una impresionante y espectacular información a nivel mundial. ¿Me permite que hoy en esta charla hablemos algo de su vida política y principalmente del motivo que originó la separación del cargo que ostentaba en el buró político?

Estoy a sus órdenes, Señor Vázquez Raña.

Don Carlos, ¿qué edad tiene, y a qué edad se inició como revolucionario y político?

Señor Mario Vázquez Raña, tengo 50 años, y en mi juventud ser revolucionario era parte importante de mi generación; nosotros nacimos casi de la adolescencia a la Revolución, es decir, tenía entre catorce y quince años cuando nacieron en mí las primeras inquietudes políticas por la situación del país.

Tuve conciencia del momento en el que se había producido el golpe de Estado del 10 de marzo, y estábamos todos bajo ese impacto, unos con más desarrollo, otros con menos, según las influencias del Gobierno que habíamos vivido; lo que sí puedo decir es que mi adolescencia y la Revolución coincidieron, así que yo creo que fue el primer acto consciente y libre de mi vida.

¿Se siente usted satisfecho de los logros que ha tenido la Revolución Cubana?

Mario, estoy feliz de haberle dedicado mi vida a la Revolución y de haber tenido la posibilidad de continuar dedicándosela, creo que la obra de la Revolución ha justificado plenamente todos los sacrificios que ha costado, aunque vivimos momentos muy difíciles, posiblemente el más crítico de todos por las razones conocidas causadas por los factores externos que son los determinantes; se está demostrando la capacidad de nuestro pueblo, la capacidad de nuestro estado, la capacidad del sistema social que hemos creado para enfrentar esta situación y salir adelante.

Usted afirma que el triunfo de la Revolución Cubana se concretó. Según su opinión, ¿qué motivó la desaparición de la Unión Soviética?

Bueno, Mario, a mí ya no me corresponde hablar de ese tema, ya se ha hablado de él en varias ocasiones; hay un punto de vista del partido que ha sido expuesto por el compañero Fidel en distintas ocasiones, que es el de todos nosotros, sobre las causas que originaron el derrumbe.

Don Carlos, usted ha sido catalogado como el tercero en el mandato del Gobierno cubano. ¿Cuál fue el motivo para que lo destituyeran de su cargo?

Bueno, a veces los mecanismos de información internacionales crean mitos, crean ficción y después se ven obligados a justificarlos de alguna manera, en el caso de nuestro país, de nuestra situación, de nuestras realidades, hay muchísima ficción, muchísimos mitos, que no siempre hemos sido capaces de esclarecer y en otras ocasiones no hemos dispuesto de los recursos para poderlos rebatir.

Uno de esos mitos es la idea de que durante algún tiempo se me adjudicó esa categoría, de ser el tercero, pero todas estas afirmaciones son totalmente ajenas a la realidad cubana, ajenas al sistema de dirección política de nuestro país, que es un conjunto de instituciones; a cada una de las cuales le corresponde un papel y ninguno de nosotros, ni antes yo, ni ahora otros compañeros, desempeñan ninguna función que tenga esa categorización, esa escala; es a la vez un poco ridículo suponer eso.

Presumo que durante algún tiempo se estableció esa imagen por las funciones que yo he estado desempeñando hasta ahora, donde he sido de cierto modo exponente de la política de este país; esto corresponde a las funciones de este cargo ejercidas en tribunas internacionales, en eventos periodísticos y en el propio país, y eso explica que al ocuparme de los asuntos ideológicos y al mismo tiempo de las relaciones internacionales, y al estar obligado a un frecuente vínculo y contacto con la prensa, se llegara a este tipo de clasificación sin pista que no corresponde para nada con las realidades del poder y del sistema de Gobierno en nuestro país, que obedece a normas y principios conocidos y públicos, y que está muy lejos de ese tipo de escalones, casi feudales.

Bueno Don Carlos, lo que sí es cierto es que a usted se le ubicaba como uno de los principales hombres en la política de Cuba.

Creo que he sido, sobre todo, un exponente y un ejecutor de una política que ha sido resultado de procesos con una alta participación colectiva en la dirección y una política siempre de consenso, pero nunca fui exponente de puntos de vista individuales, o personales ajenos a ese consenso.

En este momento estamos trabajando el compañero Balaguer y yo en la transición de esta responsabilidad que él va a asumir ahora de modo fraternal, natural y lógico, que corresponde al consenso dentro del cual nosotros trabajamos; pienso por eso que la importancia de la gestión personal que me ha correspondido durante los últimos años está dada por ser precisamente exponente de un consenso en la dirección de un país y ejecutor de una política; por lo demás, he contribuido también a esa política con criterio y formulaciones como nos corresponde a todos, pero no hay que exagerar tampoco la trascendencia para no darle a este cambio una significación de cambio de política que no tiene, ni mucho menos de dificultades en el seno de nuestra dirección, que tampoco tiene.

He escuchado información viendo la televisión internacional, he visto a algunos analistas, o que presumen de ser analistas, diciendo cosas que, francamente, me parecen un híbrido de infantilismos y de incultura política, y de incultura histórica; es el ignorar el proceso de la Revolución Cubana de una manera tan espectacular, es el suponer que todo lo que venimos haciendo durante años: la rectificación de errores de tendencia negativa en la que nos vemos enfrascados y el proceso de perfeccionamiento institucional de nuestra sociedad, que ha estado plasmado en documentos, en decisiones, en discursos, y que ha sido el compañero Fidel su creador, su ideólogo, y ahora de manera pública y abierta se le pueden atribuir a una persona.

Ahora resulta que porque en este momento he cometido errores en mi trabajo y se produce una sustitución, aparezco como una especie de profeta; eso es una cosa ridícula, lamentable, porque pienso en cuántas personas pueden ser desorientadas al escuchar así una versión simplista de las cosas.

Le agradezco mucho por eso esta oportunidad de ofrecerle al público mexicano y a la opinión pública internacional el punto de vista nuestro, que está muy lejos de todas estas cosas truculentas y de todas estas especulaciones que desgraciadamente en algún momento tienden a prevalecer por los monopolios informativos que existen.

Don Carlos, ¿no tuvo usted alguna diferencia con el presidente Castro?

Absolutamente ninguna, mi sustitución obedece a las conclusiones que ha hecho una comisión designada por el buró político, que tomó en cuenta todos los elementos de juicio, todos los antecedentes, todos los testimonios en torno a un proceso que se viene dando en nuestro país desde hace unos meses vinculados con las operaciones de una firma extranjera de medios audiovisuales en Cuba.

Esta comisión, que ha tenido la oportunidad de examinar todo el proceso con mucha serenidad y todos los elementos del caso, y desde luego ha tomado en cuenta mi desempeño personal en su análisis, llegó a la conclusión de que lo correcto, lo que correspondía hacer era sustituirme de las funciones en que me he venido desempeñando.

Yo le puedo decir, Mario, que si yo hubiera sido miembro de la comisión, con todos estos elementos, antecedentes, referencias y testimonios, con todas las evidencias que hay del asunto en cuestión, hubiera tomado exactamente la misma decisión.

Creo que esta decisión es enteramente justa, consecuente y una decisión ejemplar, en el sentido de que en nuestra sociedad no hay impunidad; cuando una persona comete errores, independientemente de su jerarquía o de las responsabilidades que hayan tenido, debe responder en la medida de esos errores.

Comprendo que aparte de la especulación gratuita de que esto necesariamente signifique contradicciones con el compañero Fidel, van a existir muchas otras interpretaciones, pero debo decirle que los errores que conciernen a mi gestión como directivo no conciernen ni a mi vida privada ni a mi vida familiar.

En mi gestión como dirigente he incurrido en errores, en descuidos, en algunos casos me extralimité en la ejecución de mis responsabilidades, incluso favoreciendo en determinado momento este proceso al que me estoy refiriendo en estas operaciones comerciales, lo que se convirtió en un incumplimiento de directivas del Gobierno respecto al modo de insertar institucionalmente estas operaciones, porque creía de buena fe que íbamos a obtener mejores ventajas en el proceso de dotar al país de determinado equipamiento y, evidentemente, me equivoqué, porque en todo este asunto hay lamentablemente un timo.

Nos encontramos en un proceso de esclarecimiento más complejo, más profundo, de este asunto que me es ajeno, que ya no me concierne; de ahí también debo decirle -en lo que específicamente se refiere a mi actividad de dirección- que son aspectos que pudiéramos calificar de éticos que en la dirección cubana pueden ser inaceptables y que no están asociados a la idea elemental de vida disoluta, de corrupción, sino que se refieren precisamente a la gestión y trabajo de dirección.

Sobre todo he tenido la ocasión de conversar con los compañeros que asumieron el trabajo del estudio del problema en un clima muy fraterno de respeto mutuo, y estoy plenamente convencido de lo justo de esta decisión.

¿Desde cuándo empezó a trabajar esta comisión en la investigación?

Es un proceso que lleva ya algunos meses; esta última fase fue de dos meses, aproximadamente.

Don Carlos, en el fondo, ¿cuál fue el problema? ¿Son ciertos los rumores que involucran a la marca Sony?

Bueno, yo no sé si sea prematuro hablar en detalle de este problema, no quisiera tampoco aludir por su nombre a ninguna firma, pero lo que le puedo decir es que esto no es exactamente con la marca, es con una persona que nos engañó, que creímos que era una persona honorable y que hablaba en nombre de la firma; nos timó a unos cuantos de nosotros y, como consecuencia de ese timo, intereses del país resultaron seriamente afectados en un momento muy crítico de nuestra disponibilidad de divisas, de recursos.

Estamos hablando de medios audiovisuales, de la televisión, de las salas de video en todo el país, del equipamiento de video que se adquirió precisamente para los Juegos Panamericanos; de ninguna manera puede asociarse este problema con una firma, se trata de una persona que para nosotros, hoy, está bastante establecido que se trata de un delincuente y que fuimos engañados por su gestión en el país.

¿Usted está seguro de que no actuó de mala fe y de que no cometió un fraude a la patria?

Sobre todo tengo la tranquilidad espiritual de que los compañeros que han hecho este examen están convencidos de que en ningún momento hubo mala fe de mi parte.

Claro, dentro de mí solamente puedo ver yo, pero a mí no me basta con esta certeza que tengo de mi buena fe, sino que me preocupa como militante revolucionario que soy qué opinión tienen de mí mis compañeros; en este sentido, tengo la tranquilidad de que ellos en ningún momento han puesto en duda la buena fe con la que actué.

(Continuará)

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