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Infinidad de tierras baldías: A 55 años de la Ley de Reforma Agraria.
PUERTO PADRE, Cuba.- Este sábado17 de mayo se cumplen 55 años de la
muerte de la empresa agrícola privada en Cuba, concluida por la Ley de
Reforma Agraria, promulgada por Fidel Castro y su Consejo de Ministros
en 1959, en La Plata, otrora cuartel general del Ejército Rebelde en la
Sierra Maestra.
A los efectos de aquella Ley decía su segundo Por Cuanto: “A esos
fines la Revolución se ha propuesto dictar las normas que darán
resguardo y estímulo a la industria, y que impulsarán la iniciativa
privada mediantes los necesarios incentivos, la protección arancelaria,
la política fiscal y la acertada manipulación del crédito publico, el
privado y todas las otras formas de fenómeno industrial, a la vez que
encaminan al agro por los rumbos del indispensable desarrollo.”
Y sobre lo que la nación cubana podía esperar de tal ley, Fidel
Castro dijo aquel día a través de Radio Rebelde: “Lo que puedo decir de
manera concreta es que cuando la Reforma Agraria se haya realizado, un
número aproximado de dos millones de personas aumentarán
considerablemente sus ingresos y constituirán el aporte que en el
mercado doméstico sirva para hacer el desarrollo industrial y con ello, a
través de la agricultura y a través de las industrias y del comercio,
se resuelva el problema económico en Cuba.”
Según fuentes oficiales, 600 000 cubanos están empleados en el campo,
pero de éstos, sólo 300 000 están vinculados a labores propiamente
agrícolas.
“Para algunos, la Ley de Reforma Agraria tiene su antecedente en el
Artículo 90 de la constitución de 1940, pero eso está muy lejos de ser
cierto. La Carta Magna del 40 proscribió el latifundio como freno de la
producción agropecuaria y como medio de revertir la tierra del
propietario extranjero al propietario cubano, pero nunca para
transformar el latifundio particular en latifundio de Estado”, dijo un
especialista en Derecho Constitucional entrevistado para este reportaje.
“Es cierto: algunos de nosotros éramos propietarios de miles de
hectáreas. Pero las manteníamos en producción, con caña, ganado, frutos
menores o cubiertas de bosques; pero nunca como ahora en Cuba se dejó de
producir y hay tanta tierra perdida”, dijo este último viernes un
anciano de 89 años, expropietario de colonias cañeras ahora
transformadas en tierras ociosas.
Según cifras del Centro nacional de Tierras, en 2008 en Cuba había 1
200 000 hectáreas de tierras ociosas. Dos años después, según un balance
de actualización, la propia fuente mencionaba la cifra de 1 868 000
hectáreas ociosas, más 525 000 que se le sumaron al concluir el año
2011, esto es, 2 393 000 hectáreas de suelo labrantío que no producen
absolutamente nada.
Compárese esta cifra de tierras ociosas, repito: 2 393 000 que no
producen absolutamente nada, con las tierras que hasta la puesta en
vigor de la Ley de Reforma Agraria en 1959, sólo empresas
estadounidenses, sin contar las cubanas, mantenían operando 36 centrales
azucareros: 1 100 000.
Bastan estas cifras para afirmar que un día como este sábado, hace 55
años, con la llamada “Ley de Reforma Agraria”, que transformó el
latifundio particular en latifundio de Estado, propinaron al suelo
cubano una herida mortal que todavía hoy sangra.
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