1. Los dirigentes viven en las mismas condiciones que el pueblo
Los máximos dirigentes políticos y sus
familiares viven en una burbuja comparados con el resto del pueblo
cubano. La mayoría de los altos cargos del país son militares,
pertenecientes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Hay miembros
de las FAR en la cabeza de ministerios y grupos empresariales del país.
Estas personas no caminan por las calles ni viajan en autobuses, ya que
tienen carros del Estado; no viven en decrépitos apartamentos en Centro
Habana, sino que tienen casas y apartamentos en complejos residenciales
donde civiles no pueden entrar… Además tienen facilidades y acceso
gratuito a determinados servicios que no tiene el resto de la población:
acceso a internet en el trabajo y en casa, hoteles en Varadero, uso de
teléfonos celulares cuyo pago es en pesos cubanos (24 veces más barato
que el peso convertible en que pagamos el resto de los mortales),
televisión por cable… No van a hospitales en mal estado como el pueblo,
van a un hospital reservado para ellos, el CIMEQ (donde atendieron a
Chávez) caracterizado por su limpieza, buenos médicos y tecnología
decente. Los máximos dirigentes de Cuba están completamente aislados de
los problemas cotidianos del ciudadano de a pie.
2. El Estado provee de alimentos necesarios a la población
El Estado vende a cada cubano una vez al
mes, de forma racionada y a precios “asequibles”, una cuota de
alimentos. Estos productos son racionados por la libreta de
abastecimiento. En un mes, un cubano puede comprar solamente: 5 huevos, 5
libras de arroz, 1 libra de pollo… Los precios de los alimentos
racionados están en pesos cubanos y son acordes a los salarios en Cuba, y
esto significa un alivio para los trabajadores estatales cuyo sueldo
promedia 18 dólares al mes y sobre todo a los ancianos pensionados que
no tienen otro sustento de vida. Sin embargo, la comida comprada con la
libreta alcanza para un máximo de 10 días. ¿Qué pasa con los otros 20
días del mes?
En paralelo a la red de bodegas, donde
se compra con la libreta, en Cuba existe un mercado estatal de alimentos
con precios en pesos convertibles. Algunos productos, como la carne de
res, los refrescos, vegetales o pescado enlatado sólo pueden adquirirse
en este tipo de tiendas. La cadena más importante de este tipo de
establecimientos se llama TRD (Tienda para la Recaudación de Divisa) y a
tal efecto, a todos los productos se les recarga con un 240% de
impuesto sobre el precio de compra en el extranjero. De este modo, un
litro de leche puede costar 3 pesos convertibles (equivalente a 3
dólares), y 250g de queso manchego puede costar 30 pesos convertibles.
En un país donde el salario medio estatal ronda los 18 dólares, en las
TRD solamente pueden comprar aquellos cubanos con familiares en el
extranjero o acceso (lícito o ilícito) a dólares. El resto “inventa” en
el mercado negro.
3. La educación es gratuita
Efectivamente. La educación en Cuba es
gratuita desde preescolar (4 años) hasta bachillerato (18 años). Y,
aunque es un logro muy importante, es necesario señalar que esto ocurre
en muchos otros países del mundo. No obstante, a diferencia de otros
países, en Cuba no existe la educación privada, la única opción es la
enseñanza pública.
En los tiempos en que mis padres
estudiaron, se consideraba que la educación primaria era de excelente
calidad. Sin embargo, hoy día la situación deja mucho que desear. Debido
a los bajos salarios en Cuba, existe un déficit enorme de maestros, por
esto la calidad de la educación se ve muchas veces afectada. Es común
escuchar que maestros cobran por poner buenas notas y, ya es práctica
habitual el que algunas de las clases sean mediante reproducción de
cintas previamente grabadas.
Se dice que la enseñanza universitaria
en Cuba es gratuita, pero eso es incorrecto. Sería más apropiado decir
que es de acceso universal. Cualquier cubano (en dependencia del
promedio y resultados en las pruebas de ingreso) puede acceder a la
Universidad; y, aunque el estudiante no tiene que pagar un peso, la
educación superior tiene un precio. Una vez que el estudiante se gradúa
debe trabajar para el Estado, 3 años si es mujer y 2 años si es hombre
(ya que el hombre hace 1 año de servicio militar). Este periodo es
conocido como el “Servicio Social”. El Servicio Social es obligatorio,
se trabaja a sueldo mínimo (225 pesos al mes, unos 9 dólares) en una
plaza asignada por el gobierno. Si un recién graduado no cumple con el
Servicio Social, el Ministerio de Educación Superior le invalida el
título universitario.
4. La gran mayoría de los cubanos apoya al gobierno
El apoyo a un gobierno se demuestra
mediante elecciones, y en Cuba no ocurren elecciones presidenciales
desde 1948. Así pues, uno debe buscar otros indicadores para valorar
este “apoyo”.
En Cuba existe un único partido que es
legal, el Partido Comunista, y la Constitución de Cuba lo define como:
“…la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado…”. No
obstante, existen muchos otros partidos clandestinos. Los ciudadanos no
ven legitimado su derecho de asociación y las únicas formas de sociedad
civil son parte del Estado. Esto no impide que ciudadanos opositores
hayan constituido grupos de forma clandestina y que traten de
manifestarse de forma pacífica. Lamentablemente, manifestaciones de
colectivos no reconocidos son continuamente reprimidos por grupos
organizados por la policía política y operacionalizados a través del
Partido Comunista. Ejemplo de ello son los actos de repudio contra
opositores que en casos frecuentes llegan al extremo de la violencia
verbal y física. Las conocidas Damas de Blanco, señoras que caminan por
las calles con una flor en la mano, son cada semana reprimidas y
encarceladas; sólo por mencionar un ejemplo.
Un gobierno que controla la prensa, la
radio y la televisión, también controla la opinión popular, o mejor
dicho, la opinión que ellos quieren transmitirle al mundo y a cada uno
de nosotros. Jamás se ha trasmitido por televisión alguna opinión
legítima de un cubano en contra del gobierno.
Oponerse al gobierno abiertamente es
peligrosamente resbaladizo. La policía secreta te puede construir un
caso delictivo y meterte en prisión. Este psico-terror político ha
estado presente en la sociedad cubana por más de medio siglo. Como
consecuencia del mismo, la gente ha optado por “no pensar, no decir y no
opinar” para poder vivir tranquilos. Sin embargo, existe la doble
moral. Gente que aplaude al régimen en público y luego en privado le
critica.
La solución de muchos es emigrar en
busca de oportunidades. En cifras oficiales, el 12% de los cubanos que
salen del país legalmente, no regresan. Una cifra aterradora que muestra
el enorme descontento con el sistema vigente. A estos emigrantes
legales hay que añadir los que salen ilegalmente, los más conocidos son
los que agarran una balsa y escapan, arriesgando su vida en el mar.
5. El bloqueo norteamericano impide que Cuba se desarrolle.
Es cierto que existe un embargo económico, financiero y comercial de Estados Unidos hacia Cuba, que tiene aplicación extraterritorial y ha sido condenado en múltiples ocasiones por la ONU.
El embargo es un grupo de medidas y leyes que prohíben a empresas y
ciudadanos norteamericanos establecer acuerdos comerciales con los
cubanos residentes en la isla y el gobierno (existen “salvedades” como
diversas productoras estadounidenses de alimentos que si tienen
permitido negociar con el gobierno cubano).
El embargo ha estado presente desde los
inicios de la “revolución” y uno de sus principales motivos al
implantarse fue el decomiso general de la propiedad privada de cubanos y
muchos norteamericanos en la isla, que jamás fue remunerada por parte
del Estado cubano. Desde entonces, este embargo, rebautizado por el
gobierno cubano como “bloqueo”, ha sido el argumento para justificar
todos los fracasos y errores de su política económica, social y
administrativa.
Cuba no puede comercializar con Estados
Unidos (aunque Estados Unidos es el principal comprador de medicamentos
en Cuba), pero, sólo el 40% del comercio exterior de Cuba es con
Venezuela. Países como China y Brasil tienen fuertes lazos comerciales y
financieros con la isla. El resto de países tienen la entera
disponibilidad para entrelazar acuerdos económicos con Cuba, pero exigen
el cobro en efectivo debido al reiterado incumplimiento de pagos.
No obstante, existe otro bloqueo que es
el que verdaderamente afecta al cubano de a pie: es el bloqueo interno
del gobierno para evitar que algún cubano progrese económicamente. Por
ejemplo, la nueva Ley de Inversión Extranjera aprobada el pasado mes, le
permite a cualquier persona de este planeta la posibilidad de invertir
en la isla. Sin embargo, no existe una Ley de Inversión a secas que
permita a los cubanos residentes en Cuba, invertir en el desarrollo
económico de su país.
El gobierno permite la actividad de un
magro sector privado (aquí se llaman “cuentapropistas”), pero solamente
pueden desarrollarse 178 actividades de esta forma. Entre estas
actividades se cuentan: peluquería, gastronomía, jardinería, ser cochero
de vehículo de tracción animal, forrar botones, e incluso vender CDs
piratas. Los cuentapropistas ven “bloqueado” su desarrollo por el propio
gobierno cubano. No pueden acceder a créditos financieros, no pueden
comprar en mercados mayoristas, al contrario que las empresas estatales,
no tienen acceso a materias primas necesarias para desarrollar su
trabajo (por ejemplo harina de fuerza para hacer pan, solamente a la
venta para empresas estatales) tienen tasas de impuestos sobre la renta a
niveles similares de Suecia y Austria (50% si ganas más de 160 dólares
al mes)…
Prohibiciones en Cuba, que limitan el
progreso, están a la orden del día: precio de los carros, precio de las
viviendas, míseros salarios, internet prohibido en los hogares, acceso
limitado a la información, ausencia de libertades políticas,
imposibilidad de exportar e importar mercancías…
Para finalizar, dejo una pregunta: ¿Por qué Cuba, siendo una isla, no cuenta con una industria pesquera?
El “bloqueo” norteamericano sin duda impacta en los precios de determinados bienes, pero es el bloqueo interno el que impide el desarrollo del país.
El “bloqueo” norteamericano sin duda impacta en los precios de determinados bienes, pero es el bloqueo interno el que impide el desarrollo del país.
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